Los Premio Nobel de Economía Nouriel Roubini y Paul Krugman opinan sobre la crisis en la eurozona
Roubini: "Es un error que el gobierno español meta el dinero en los bancos"
Expansión
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A Nouriel Roubini no le gusta el apodo de `Doctor Doom`, que se ganó tras predecir la recesión global provocada por las hipotecas subprime en EE.UU. 'Prefiero que me llamen Doctor Realista', apunta con sorna.
Paul Krugman
Estrategia fallida: ¿Final anunciado?
Paul Krugman
LOS LÍDERES DE EUROPA DOBLAN LAS APUESTAS
Supongo que sabíamos que esto se venía, pero de cara a los resultados de las elecciones francesas y griegas, y a la evidencia más general de que la estrategia económica de Europa es un absoluto fracaso, los sospechosos de siempre están, como suponíamos, redoblando los esfuerzos.
Simon Wren-Lewis, profesor de Economía de Oxford, ha contemplado con horror cómo los holandeses han aceptado medidas de austeridad innecesarias como forma de demostrar su compromiso con el pacto fiscal totalmente equivocado de Europa. “Hacia fines de abril el gobierno conservador de coalición holandés colapsó cuando el partido de extrema derecha rehusó discutir acerca de más recortes presupuestarios”, escribió Wren-Lewis en su blog el 7 de mayo. “El primer ministro renunció. Y, aun así, pocos días después otros partidos se unieron para apoyar un paquete similar de medidas de austeridad, que ahora tiene respaldo mayoritario en el Parlamento”, señaló.
El primer ministro británico, David Cameron, prometió “no dar marcha atrás” a su fallida estrategia de austeridad en un discurso pronunciado luego de las elecciones. Y Jens Weidmann, presidente del Banco Central alemán, dijo que iba a destruir el euro. Bueno, ésas no fueron exactamente sus palabras, pero ésa es la implicación de su columna de opinión publicada en el Financial Times el 7 de mayo. La importante está al final: “La política monetaria en la Eurozona está dirigida hacia la unión monetaria en general; una postura muy expansiva para Alemania; por tanto, tiene que encararse con otros instrumentos nacionales”, escribió Weidmann. “Sin embargo, esto también implica que las inquietudes sobre el impacto en la periferia de una política monetaria menos expansiva no deben impedir que los formuladores de políticas monetarias tomen las medidas necesarias una vez que se incrementen los riesgos de inflación en la Eurozona. Cumplir su meta principal, de conservar la estabilidad de precios, es el prerrequisito para salvaguardar el recurso más preciado que puede comandar un banco central: la credibilidad”, agregó.
Analicemos esto. Estoy muy seguro que “una postura muy expansiva para Alemania, por tanto, tiene que encararse con ...” quiere decir en clave que Alemania intentará evitar con contracción fiscal cualquier impacto inflacionario de las bajas tasas de interés del Banco Central Europeo (BCE). ¡Austeridad para todos! Y ninguna ayuda para las economías periféricas en forma de inflación alemana sobre la normal.
Y, después, una declaración de que el BCE se contraerá para evitar cualquier “riesgo de inflación en la Eurozona”. Incluso, si las economías del Sur enfrentan deflación.
En conjunto, es una declaración de que toda la carga de la “devaluación interna” -la necesidad de hacer que bajen los precios y costos relativos de España y otros países respecto al centro- será soportada con deflación en el Sur.
Esto no funcionará, por supuesto; es una receta para un fracaso catastrófico del euro.
¿Qué está pensando Weidmann? Supongo que no está pensando. O, al menos, que no hay ningún modelo, sino sólo una serie de frases pegajosas de banqueros centrales hiladas para que no revelen la imposibilidad subyacente de la estrategia. En total, no se aprendió nada, y no hay disposición a reconsiderar.
GRECIA Y EL EURO: ¿EL FINAL ESTÁ CERCA?
Algunos lo hemos estado comentando, y así
es como pensamos que se vislumbra el final del juego:
1. El abandono griego del euro, muy posiblemente el próximo mes.
2. Grandes retiros en bancos españoles e italianos conforme los ahorradores intenten llevar su dinero a Alemania.
3 a). Tal vez, sólo posiblemente, controles de facto, donde los bancos tendrían prohibido transferir depósitos fuera del país y habría límites a los retiros en efectivo.
3 b). Alternativamente, o tal vez aunado, enormes créditos del Banco Central Europeo para evitar que los bancos colapsen.
4 a). Alemania tiene una opción. Aceptar enormes cobros públicos indirectos en Italia y España, además de una drástica revisión de la estrategia. Básicamente, para dar cualquier esperanza a España, en particular, tendrá que garantizar su deuda para mantener bajo el costo del crédito y una mayor meta inflacionaria en la Eurozona para posibilitar el ajuste de precios relativos;
4 b). Fin del euro.
Y estamos hablando de meses, no de años, para que esto suceda.
Reversibilidad del Euro
Un breve ataque del pasado: tal como lo sostuvo (Barry) Eichengreen, cualquier acción para abandonar el euro requeriría de tiempo y preparación. Y, durante el período de transición, habría devastadores corridas bancarias. Entonces, la idea de que se viniera abajo el euro no tenía futuro. Pero, ahora, lo estoy reconsiderando por una simple razón: el argumento de Eichengreen es un motivo para no planear abandonar el euro, ¿pero qué pasaría si las corridas bancarias y la crisis financiera ocurrieran de todas formas?
Lo que no había entendido cuando lo escribí hace dos años era el grado en que los bancos de la Eurozona podrían flotar en cámara lenta durante una corrida bancaria, endeudándose con el BCE. Entonces, el verdadero momento de la verdad vendrá siempre y cuando el BCE -o más precisamente el Bundesbank, que últimadamente es el que quedaría enganchado- decida desenchufarse. El punto, por supuesto, es que este momento, tal vez, no esté muy lejos.
Salida y exportaciones
Si Grecia abandona el euro, ¿entonces qué le pasará a la economía griega? ¡Nadie lo sabe!
Pero la gente sí parece saber cosas que no son. En particular, sigo leyendo que el ejemplo de la Argentina es irrelevante porque Grecia difícilmente tiene alguna exportación. No sé de dónde viene eso, pero simplemente no es cierto, según datos del Banco Mundial.
Lo cierto es que Grecia no exporta muchos productos. Pero sí exporta muchos servicios, como navegación y turismo. ¿Cómo responderían a la devaluación del nuevo dracma?
Los volúmenes de navegación presumiblemente no cambiarían mucho. Pero, puesto que los precios estarían en euros y dólares, valdrían más con relación al Producto Bruto Interno griego. Así que eso sería un impulso.
El turismo -bueno, los hoteles más económicos- podría atraer muchos grupos británicos y alemanes, siempre y cuando la situación política no sea tan caótica. Eso no es una predicción de que todo estará bien, pero es una advertencia de que el pesimismo sobre las perspectivas griegas una vez que pase el torbellino podría ser excesivo.