Carlos Gutiérrez M. Le Monde Diplomatique En la vida cotidiana de gran parte de las sociedades, con honrosas excepciones, lo común ha sido siempre que sus dirigentes se destaquen por su ambición, desmedida en la generalidad de los casos. Corrupción, violencia, engaño, ventajismo, promesas no cumplidas, manipulación, utilización de la gente, etcétera, son sus notas características. No es de extrañar, por tanto, que la mayoría de la gente sea desconfiada con los políticos, que cuando los escuche sea simplemente para ver qué les saca, y, que por prolongación la política termine vista como asunto de tramposos, agenciada por gente de poco fiar.