Éric Toussaint* (CADTM) Publicado el 10 de marzo de 2014 Es conocida la máxima “demasiado grande para caer” (“too big to fail”). La forma en que los gobiernos han gestionado la crisis provocada por los bancos ha desembocado en una nueva doctrina que puede ser resumida así: “demasiado grandes para ser condenados” [1]. O, “demasiado grandes para ser encarcelados” si se traduce literalmente el nuevo adagio, que está de moda en Estados Unidos y el Reino Unido: “too big to jail” [2], que rima con “too big to fail”. En efecto, si bien el gobierno estadounidense dejó quebrar a Lehman Brothers en septiembre de 2008, ningún banco ha sido cerrado [3] o desmantelado por decisión judicial, ningún dirigente bancario ha sido condenado con penas de cárcel. La única excepción en el mundo occidental se refiere a Islandia, donde la justicia ha condenado a penas de prisión firme a tres dirigentes bancarios: