Por Alberto Lettieri* para Revisionismo histórico argentino El 3 de febrero de 1852, el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, al mando del denominado Ejército Grande Aliado de América del Sur, puso fin a la extensa y pródiga etapa de la Federación rosista e introdujo definitivamente a la Argentina en la senda de la dependencia y el neocolonialismo. De este modo, un general procedente del bando federal propiciaba las condiciones para el éxito de una e1mpresa que ya habían ensayado infructuosamente Carlos María de Alvear, Bernardino Rivadavia, Juan Lavalle y José María Paz, entre otros: La primera enseñanza que podía extraerse de su acción era que la imposición de un modelo de sumisión neocolonial y de entrega del patrimonio nacional sólo había sido posible en virtud de la traición del enemigo interno, camuflado bajo una supuesta identidad nacional, ya que el liberalismo político no tenía fuerzas suficientes, por si solo o en alianza con intereses externos, pa...