Por Nazanín Armanian publicado el 26 de diciembre de 2011 Dos mil años antes de que la iglesia católica adoptara la fecha de nacimiento del dios Mitra para la Natividad de Jesús de Nazaret, los arios medos y persas, que veneraban aquel señor de la hermandad y la verdad, nacido de una virgen en una cueva, habían fusionado su cosmovisión con el culto mazdeo a Mehr, diosa solar del amor, el calor y la luz, homenajeada en el solsticio de invierno, por los habitantes autóctonos del territorio que se llamará Irán, la Tierra de los arios. El festejo, llamado « Yalda » (Día de luz), tenía lugar el primer día del primer mes del invierno, bautizado «Dei» (de ahí el término deidad), estaba marcado por el baile de antorchas y velas que ahuyentaban a Ahriman, el anti-diosa, el señor de las tinieblas y del frío. A partir del siguiente día, la Reina del Cielo aumentaría su presencia en el firmamento. La fiesta hebrea «Janucá» (luces), también coincide con estas fechas e ideas.