Por Carmen Marín para RT (Rusia) publicado el 2 de diciembre de 2012 Lo primero que le llamará la atención del metropolitano moscovita será el lujo, una gran idea del comunismo que se llevó a la práctica con indiscutible éxito: los palacios debían ser para el pueblo y no para una élite elegida por nadie. Cantidades ingentes de mármol lo revisten, mosaicos de vivos colores, andenes iluminados por fastuosas lámparas irrepetibles en cada estación, originales y únicas, todo un regalo para la vista en el camino rutinario al trabajo. Detrás de tanta belleza y pomposidad, también se ocultan misteriosas voces y sonidos, fenómenos sobrenaturales, desapariciones de personas, suicidios incontrolados y otros sucesos inexplicables. Para los exploradores de túneles subterráneos representan un especial interés las famosas estaciones fantasma, que son cuatro: una de ellas es Sovétskaya, en la línea verde, que en un proyecto inicial estaría entre las estaciones de Teatrá...