José Natanson Le Monde diplomatique Muy resumidamente, el resultado de las PASO de agosto habilita una lectura doble: por un lado, el oficialismo se mantiene, aunque disminuido, como la principal fuerza política del país (como se sabe, el poder no es un absoluto sino una relación, y en comparación con una oposición dispersa y atomizada el gobierno conserva su primacía). En segundo lugar, hubo un veredicto, tan nacional como nítido, en el sentido de una crítica hacia el gobierno, que perdió en todos los distritos importantes, incluyendo por supuesto la provincia de Buenos Aires, fue derrotado en casi todas las capitales de provincia e incluso en lugares donde no pierde nunca, como La Rioja o San Juan. Ninguna alquimia matemática puede ocultar esta realidad.