Jorge Eduardo Navarrete La Jornada [ x ] Hace un cuarto de siglo, con el fin de la guerra fría, cundió cierto júbilo entre los internacionalistas. Se habló, con diversos grados de entusiasmo, del dividendo de la paz, derivado, sobre todo, de la drástica reducción del gasto militar, resultado lógico del final de medio siglo de balance del terror, predicado en el demencial concepto de la destrucción mutua asegurada –MAD, por sus iniciales en inglés–. Los primeros acontecimientos ofrecían cierta esperanza: entre 1992 y 2002 Estados Unidos y Rusia redujeron en forma significativa su gasto militar. Medidas por el SIPRI –el benemérito Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz, de Estocolmo–, esas erogaciones se abatieron, como proporción del PIB, en 1.5 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente. La caída, sin embargo, no fue duradera, y si algo frenó el renovado crecimiento de los recursos bélicos –cuyo nivel ha vuelto a alcanzar, en los años recientes (2012-2013), más d...