Santos quiere guerra en navidad

Horacio Duque
La Haine

El narco-presidente Santos ha dicho que no acepta la propuesta de una cese al fuego durante el mes de diciembre y las fiestas de fin de año.


Diversos sectores de la nación han planteado la necesidad de implementar un cese al fuego y de hostilidades entre los contendientes de la guerra civil colombiana, mientras se realizan las conversaciones en La Habana entre las Farc y el gobierno neoliberal del señor Santos.

El jefe de la Casa de Nariño se ha negado a considerar esta posibilidad debido a que es prisionero de teorías seudocientíficas que venden expertos y consultores internacionales que rentan con elucubraciones y formulaciones alejadas de la realidad. Para el efecto han dicho que una tregua y un acuerdo humanitario solo permitirían una prolongación del conflicto porque las guerrillas revolucionarias aprovecharían esa circunstancia para fortalecerse y alejar la posibilidad de la negociación político inmediata. Una falacia de principio a fin con todos los daños que ello implica.


Si bien es cierto el tema de un cese al fuego y de hostilidades está previsto en el Acuerdo fundamental de La Habana, en el tema del fin del conflicto, el mismo no puede ser objeto de una interpretación rígida e inelastica. Caemos en el mismo error de hacer de los diversos campos del Acuerdo general, unos compartimentos estancos completamente estériles y sin fuerza política para dinamizar la paz y la solución del conflicto.

Los cálculos politiqueros, electorales y reeleccionistas del señor Santos le impiden tener una visión más comprometida y humanista con toda la nación en la superación de la violencia que afecta al pueblo y los campesinos en particular y los golpea diariamente con masacres como la de Santa Rosa de Osos.

Por eso quiere que Colombia pase en guerra la próxima navidad. Ha dicho que no acepta la propuesta de una cese al fuego durante el mes de diciembre y las fiestas de fin de año. Se le olvida que durante el Caguan eso si ocurrió.

Santos no es sincero con las conversaciones de La Habana. Tiene un Plan B para dinamitar la paz. Su estrategia es de aniquilamiento y rendición de la insurgencia campesina y popular revolucionaria, mediante acciones de asalto individualizadas. Su cinismo es igual al del señor Pastrana, quien durante las conversaciones del Caguan, organizó su Plan Colombia con un descomunal armamentismo, que trajo más degradación del conflicto y pobreza. Tanta degradación que facilitó la elección de Uribe Velez y sus tétricos ocho años de arbitrariedad e ilegalidad.

Queda claro que en la actualidad hay dos visiones de la paz. Una es la democrática y popular con la que la insurgencia busca en el Acuerdo general de La Habana, salidas y escenarios de cambios profundos en la sociedad feudal, atrasada, elitista y excluyente de las oligarquías.

Otra es la paz neoliberal y cosmética de las clases dominantes, que pensando en los negocios, quiere una sociedad del "post conflicto" para pacificar las regiones donde las multinacionales hacen su agosto con la locomotora minera y el agronegocio. La paz para darle confianza a los leoninos Tratados de Libre Comercio, que buscan mano de obra barata, maquilas y condiciones máximas de explotación de la mano de obra. En suma, paz para que los grandes capitales se puedan robar nuestro petroleo, minerales, recursos naturales y mano de obra sin que se de la resistencia valerosa del pueblo.

Quieren la "paz" para que otros pueblos en crisis, como los del sur de Europa, no se contagien de la rebeldía revolucionaria de los campesinos andinos. Las masas españolas, portuguesas, italianas y griegas con sus lideres y partidos aprenden de la lucha de los campesinos revolucionarios colombianos. Y eso para las élites mundiales hay que terminarlo cuanto antes, sobre todo por la difusión global de la información, en tiempo real. Por eso le dan tan generosamente la mano al impostor de Santos, el artífice de los "falsos positivos", que pretenden dejar en la impunidad porque ese es un capitulo de la víctimas que hay que ocultar como el del genocidio de la Unión Patriótica. Para esos temas no hay la denominada justicia transicional acomodada a interés.

Los colombianos tenemos derecho a una navidad sin guerra y en paz, señor Santos. Déjese de jugadas infames y oscuras.