El estado de la economía alemana decidirá el destino político de Merkel

Rafael Poch
La Vanguardia

Merkel reúne en secreto a sus socios para abordar la ayuda a España

 La canciller alemana está estos días rodeada de críticas por los resultados de la última cumbre de Bruselas. En la prensa se dice que Merkel cedió a la “alianza chantajista” italo-española, apadrinada por Hollande. Los socios bávaros de su gobierno amenazan con romper la coalición, hay cinco recursos planteados ante el Tribunal Constitucional y el manifiesto de un centenar de economistas del sector “talibán” llama a la rebelión.
La ciudadanía expresa un claro escepticismo ante la idea de aportar más dinero al salvamento europeo, un 54% según la última encuesta. Y ese sentir atraviesa a casi todas las fuerzas políticas. Las cosas están, por lo visto, tan mal, que el anciano ex canciller Helmut Schmidt, que hace seis meses arremetía contra Merkel con un lúcido discurso europeísta en el congreso del SPD, el lunes salió inesperadamente en defensa de la canciller. La situación es grave, pero, desde luego, no es seria.
Lo de los bávaros es una broma. Con la intención de voto en números rojos se juegan perder el año que viene el gobierno de Baviera, por primera vez en medio siglo, así que hacen ruido. La actual es la quinta amenaza de ruptura de la coalición conservadora de gobierno de Berlín que la CSU lanza en las últimas semanas. Es impensable que el Tribunal Constitucional establezca un bloqueo insalvable de la política europea cuando dictamine este mes. Respecto a los economistas enragés que lidera el profesor Hans-Werner Sinn de Munich, no hay que sobreestimar su solvencia. La amenaza que ronda a Merkel es de otra naturaleza, y esa sí que es seria: se trata de la economía alemana.
La suerte de Merkel se decidirá el día en que el efecto de la recesión europea que la política anticrisis alemana está agravando, comience a sentirse en la propia Alemania. Vendiendo el 60% de sus exportaciones en Europa y más del 40% en la eurozona, la recesión de los socios europeos asfixiados por la austeridad y la espiral especulativa con la deuda, ya repercute en la caída de pedidos exportadores, índices de confianza empresarial, etc., etc.
Aún modesta, esa caída es preocupante. Los datos de junio confirman el declive de la actividad manufacturera alemana más rápido desde junio de 2009. La coyuntura viene agravada por el enfriamiento de las economías de China, Estados Unidos e incluso de Brasil, donde la exportación alemana ha venido compensando la caída del Sur de Europa en los últimos dos años.
En el primer trimestre de 2012 el aumento de las ventas a China no ha compensado ni siquiera la caída de las ventas a Italia, constatan los observadores. Si se suman los cuatro países de la eurozona en recesión, las pérdidas alemanas han sido dos veces y media superiores al incremento de ventas a China.
Si eso se deteriora significativamente el año que viene, algo cada vez más plausible, el edificio de Merkel, ya hoy agrietado, podría derrumbarse estrepitosamente sobre su cabeza. En la campaña electoral de otoño de 2013 nadie podrá impedir preguntas fundamentales sobre la política europea practicada por la canciller. Cambiar la versión del gobierno alemán sobre la eurocrisis, en favor de otra más seria que reconozca un problema interrelacionado al que todos contribuyeron, podría ser fatal. En todo lo demás hay mucho fuego de artificio.
Pese a las apariencias, Merkel fue la vencedora de la última cumbre de Bruselas. Cedió ante la presión meridional que pedía ayuda directa a bancos y compra de deuda, pero gracias a ello obtuvo la gran contrapartida de la aprobación de su Pacto Fiscal. Con él, Alemania germaniza el modelo europeo con una mordaza de austeridad y disciplina de incierta perspectiva. Alemania ya ha ratificado el Pacto Fiscal y Francia lo hará en otoño, renunciando a una de las promesas centrales de la campaña de François Hollande.
Políticamente el Pacto Fiscal significa renunciar al principal atributo de los parlamentos nacionales: el control sobre los presupuestos. Económicamente impide a los gobiernos –excepto a Finlandia y Luxemburgo, cuya deuda está por debajo del 60% del PIB- practicar políticas económicas expansivas. Aunque la evolución de los últimos dos años sugiere que esa medicina ha empeorado las cosas, el Pacto Fiscal institucionaliza el tratamiento y lo blinda.
Con Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre, España y Eslovenia, ya intervenidos, o en la antesala, si la gangrena que provoca el tratamiento continúa extendiéndose, la economía alemana acabará sufriendo. En Bruselas la canciller no se apartó ni un ápice de su línea, pero su flexibilidad táctica ante los meridionales ha dañado su imagen de vencedora indiscutible. El resentimiento alemán por ello puede hacer daño, sobre todo a España. La presunta victoria meridional ha dejado muchos cabos sueltos que Berlín puede usar como vendetta por el agravio sufrido.
Las medidas que favorecen a España van para largo y nada se hará sin estricto control y condiciones, se dice en Berlín. Precisamente por eso, el ministro de exteriores español, José Manuel García-Margallo, mantuvo el lunes y el martes conversaciones en Berlín, donde ha intentado limar asperezas explicando que el cambio de pareja practicado por Rajoy en Bruselas ha sido puntual y que España sigue aplicando la dura e inútil medicina alemana.
García Margallo compara la situación actual por la que atraviesa Europa con el tropiezo de 1973, cuando la primera crisis del petróleo introdujo “tentaciones de replegarse” que se superaron con todo lo contrario: la profundización de la Unión. “La unión bancaria, la unión fiscal y la unión política serán ahora el salto cualitativo integrador con el que se salvará la situación”, dice el ministro. Pero a la vista de la insolidaridad que Alemania ha sembrado en los últimos años y que está empujando a las sociedades europeas hacia un euroescepticismo reactivo, es muy difícil tomarse en serio el “más Europa” con el que Merkel intenta huir del fantasma de su posible naufragio.

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Merkel reúne en secreto a sus socios para abordar la ayuda a España

El encuentro llega tras un intenso debate en Alemania por los acuerdos adoptados en la última cumbre de Bruselas.



Berlín. (EFECOM).- La canciller alemana, AngelaMerkel, celebró ayer tarde una reunión secreta con los jefes de los dos partidos con los que forma coalición para abordar las próximas ayudas financieras aEspaña y Chipre, revela hoy el diario "Bild".
El popular rotativo, que no cita fuentes, apunta que el encuentro entre Merkel, el jefe de la Unión Cristianosocial (CSU), Horst Seehofer, y el jefe del Partido Liberal (FDP), Philipp Rösler, tuvo lugar en la Cancillería berlinesa y duró aproximadamente dos horas.
La entrevista a tres bandas no estaba anunciada oficialmente y se produjo después de una semana de intenso debate en Alemania a raíz de los acuerdos adoptados en la última cumbre del Consejo Europeo, celebrada el jueves y viernes de la semana pasada en Bruselas.
Especial controversia ha causado en la primera economía europea -y mayor contribuyente a los fondos de rescate- la posibilidad abierta en la cumbre de que la ayuda financiera al sistema bancario español se pudiera articular directamente y no a través del Estado.
Tras las contradictorias declaraciones al respecto que se han oído en las distintas capitales europeas en los últimos días, el portavoz del Ministerio alemán de Finanzas, Martin Kotthaus, afirmó ayer que los recursos para el sistema financiero español "irán al Estado".
Argumentó que así lo indican los postulados del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF), de donde previsiblemente saldrán los fondos para la banca, pese a las reclamaciones de Madrid para romper el círculo vicioso de la deuda pública y privada.
Alemania siempre se ha opuesto a un rescate directo de los bancos españoles, alegando que el temporal FEEF y el permanente Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) sólo pueden prestar a Estados, nunca a entidades privadas, y que los Estados deben ser los garantes de los créditos.
Merkel ha recibido fuertes críticas en los últimos días por haber abierto esta opción, algo contra lo que han cargado desde la CSU, pero también desde el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), la mayor formación de la oposición.
La canciller precisa el apoyo parlamentario de ambos para que el Bundestag (cámara baja) ratifique la ayuda a España con la mayoría cualificada de dos tercios que precisan las medidas que afectan a los presupuestos nacionales.
El Bundestag podría celebrar una sesión extraordinaria este verano para aprobar el paquete de ayuda a España siempre y cuando el Eurogrupo firme el memorando de entendimiento correspondiente, algo que no se prevé que suceda, como pronto, hasta el 20 de julio.
Los tres líderes de la coalición de centro-derecha alemana tuvieron asimismo ocasión en su encuentro de estudiar el informe extraordinario que publicó ayer el consejo asesor del Gobierno alemán en materia económica, conocido como los "cinco sabios".
El documento, publicado ayer, considera que los acuerdos de la cumbre de Bruselas sólo ayudarán a la eurozona "a corto plazo" y que es momento de abordar soluciones duraderas que garanticen la estabilidad del viejo continente.
Con respecto a España, el informe señala que la recapitalización directa de los bancos sólo debería ser posible una vez que se haya instaurado una autoridad común de supervisión bancaria y la responsabilidad solidaria se haya consolidado dentro de una unión bancaria y fiscal.
Los "cinco sabios" exigen además en su estudio que la ayuda a la banca esté ligada a "criterios claros de recapitalización y reestructuración".
El 9 de junio el Eurogrupo anunció que ponía a disposición de España una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros para ayudar a recapitalizar al sector financiero nacional, duramente lastrado por la explosión de la burbuja inmobiliaria.