Sarmiento no pudo establecer, como él deseaba, un límite de 400 hectáreas a los propietarios de tierras, como lo había visto en Estados Unidos

Alberto Ferrari
 
El historiador Félix Luna recuerda que el Presidente Domingo Faustino Sarmiento , respondó al entonces presidente de la Sociedad Rural, Enrique Olivera:
   “Nuestros hacendados no entienden jota del asunto, y prefieren hacerse un palacio en la Avenida Alvear que meterse en negocios que los llenarían de aflicciones, Quieren que el gobierno, quieren que nosotros que no tenemos una vaca, contribuyamos a duplicarles o triplicarles su fortuna a los Anchorena, a los Unzué, a los Pereyra, a los Luro, a los Duggan y los Leloir y a todos los millonarios que pasan su vida mirando cómo paren las vacas...”
  Cuando un agrodiputado de aquellos años, durante un debate en el Parlamento, menoscabó a Sarmiento por ser pobre, el entonces Presidente de la Nación le respondió:  “A usted, lo pongan como lo pongan, nunca se le caerá una idea inteligente”.

  Y agregaba: “Yo estoy hace tiempo reñido con las oligarquías, las aristocracias, la gente ‘decente’ a cuyo número y corporación tengo el honor de pertenecer, salvo que no tengo estancias”.

  Recordemos que Sarmiento no pudo establecer, como él deseaba, un límite de 400 hectáreas a los propietarios de  tierras, como lo había visto en Estados Unidos donde no existen los latifundios ni los monopolios, porque no lo dejaron Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca, los procuradores del latifundismo en nuestro país.

  A diferencia del titular la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati, el lector sabe que, con todos sus claroscuros, Domingo Faustino Sarmiento nunca fue vocero de  las entidades ruralistas.  

Ni complaciente con quienes, como Mauricio Macri, son (desde la cuna) antagonistas de la escuela pública.