Infiernos de pobres y paraísos de ricos

Orlando Ruiz Ruiz
Canarias semanal


Mientras los recursos monetarios de numerosas naciones escapan por las rendijas fiscales -escribe nuestro colaborador Orlando Ruiz Ruiz - el déficit económico de éstas crece, provoca drásticos recortes sociales, agudiza la desigualdad ya existente e impide cada vez más el bienestar de las mayorías
[Img #9233]   En una visionaria sentenciaMahatma Gandhi expresó: “el mundo es muy grande para satisfacer las necesidades de todos, pero demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos”. Hoy el drama humano sin precedentes a que están sometidos centenares de millones de seres humanos, mientras unos pocos acumulan cada vez más riqueza, confirma la validez de lo dicho por el pensador y líder político indio.

    Estadísticas recientemente divulgadas dan cuenta de que al mismo tiempo que se produce en las industrias capitalistas más de un automóvil cada segundo, en los países pobres y en los sectores marginados de las naciones desarrolladas sufren hambre 600 millones de seres humanos; existen alrededor de 800 millones de analfabetos; mil 500 millones desconocen el más elemental servicio médico y casi la séptima parte de la población actual carece de las condiciones habitacionales mínimas.

    La brecha entre ricos y pobres se ensancha por día; los enormes recursos financieros en manos de unos pocos contrastan con el cada vez mayor número de desposeídos. En el informe denominado Reporte de la riqueza del mundo, divulgado por la empresa Capgemini, se cuantifica que solo 11 millones de personas poseen en conjunto la asombrosa cifra de 33 trillones de dólares.

    Desde finales de los años setenta los ingresos netos del 20 % más rico de la población han aumentado cinco veces más rápido que el del 20 % más pobre en los Estados Unidos y cuatro veces más rápido en el Reino Unido, tendencia que aun cuando no se ha impuesto por igual en todos los países, sí se ha estado agudizando durante los últimos 30-40 años en todo el mundo.

    En 1970, los ingresos brutos de un alto ejecutivo estadounidense eran aproximadamente treinta veces más elevados que los del trabajador medio; actualmente son de 263 veces. Gran Bretaña arrojaba en el mismo período que el salario básico (sin bonificaciones) de ese tipo de funcionario era 47 veces superior a la del trabajador medio hace cuatro décadas, habiéndose elevado hasta 81 veces por encima en el 2010.

   En España, por ejemplo, la desigualdad alcanza el nivel más alto desde 1995. Al concluir el pasado año había un 21% de los hogares por debajo del umbral de la pobreza y los ingresos de las familias bajaron un 4,4 por ciento.

    Entre las numerosas causas del desastre español está el hecho de ser la décima potencia mundial en fraude fiscal, con una estimación de un 22,5 % de economía sumergida. Así, se pierden por la vía de la evasión monetaria más de 100 mil millones de dólares en ingresos potenciales, una cantidad muy superior a la que se exige como recortes en sanidad y educación. Las grandes empresas y fortunas son responsables de más del 70 % de este fraude, cuantificado en 40 mil millones de euros.

    Según analistas, las medidas del gobierno de Mariano Rajoy, además de empobrecer a la mayoría de la población y deteriorar el crecimiento económico por la disminución de la demanda agregada, agudizan la desigualdad, con el agravante de que sigue vigente la amnistía fiscal a los grandes evasores.


S/T: La gran fuga de riqueza

   La evasión de impuestos a nivel mundial genera pérdidas estimadas hoy en unos 16 billones (millón de millones) de euros, ocultos bajo diversos esquemas en paraísos fiscales. Según un estudio del grupo Task Justice Network, difundido recientemente por Prensa Latina, personas con enormes fortunas han aprovechado las insuficiencias en la legislación para esconder la suma mencionada.

    El experto James Henry -autor del informe- indicó que los capitales están protegidos por profesionales del sector privado, expertos en contabilidad, bancarios e inversionistas.

     La investigación sugirió que los fondos se trasladaron hacia cuentas localizadas en Suiza e Islas Caimán con el respaldo de la banca privada.

    A partir de datos de diversas instituciones, entre ellas el Fondo Monetario Internacional, Henry reveló las enormes diferencias existentes, hasta el punto de que cerca de ocho billones de euros están en manos de solo 92 mil personas, equivalentes a apenas el 0,001 por ciento de la población mundial.

    Los impuestos que pagan los más ricos han menguado en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en los últimos 40 años. España, sin ir más lejos, aprobó en su última época de bonanza jugosas rebajas fiscales en beneficio de quienes poseen grandes fortunas.

     Quizás pueda ser demagogia o ironía lo dicho por Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta, pero sus palabras encierran una gran verdad. El potentado norteamericano sorprendió al mundo al quejarse de que pagaba pocos impuestos, que se le había gravado el 17% por su fortuna, cuando los 20 trabajadores de su oficina eran sujetos a descuentos del 33% al 41 por ciento.

     "Dejen de mimar a los súper ricos", se titulaba el artículo del New York Times en el que Buffet hacía semejante denuncia, un lema que bien podría leerse en cualquier pancarta del movimiento Ocupa Wall Street, o Somos el 99%, en referencia a que el 1% más rico ha prosperado a expensas del resto.


S/T: Las consecuencias

    El analista del Banco MundialBranko Milanovic, uno de los principales expertos[Img #9234]internacionales en la materia, advierte que"el incremento de los desequilibrios en ingresos se traduce después en una brecha de educación y de salud, lo que merma el crecimiento" porque los países con menores niveles sanitarios y de formación son menos dinámicos.

    Este aumento de la desigualdad de ingresos afecta, además, a la vida política. "La gente más rica es capaz de controlar los procesos políticos a través de la financiación de partidos y se benefician de forma desproporcionada porque logran mejores empleos", señala.

    A su juicio, la discriminación por riqueza"no es diferente de la discriminación por razones de sexo o raza: un largo segmento de la población no tiene oportunidad de utilizar sus capacidades para beneficiarse a sí mismo y a la sociedad", lo que "obviamente lleva a unos menores ingresos en general".


(*) Orlando Ruiz Ruiz es periodista, escritor y jefe de lnternacional del periódico Trajabadores.