Un sabio consejo del Che
Por Atilio A. Boron*

Al exponer las falacias de la Alpro, mismas que con diferentes imágenes hoy sostienen los ideólogos del neoliberalismo, el Che atacó también la pretensión de los economistas que presentan sus planteamientos políticos como si fueran meras opciones técnicas. La economía y la política, decía, “siempre van juntas. Por eso no puede haber técnicos que hablen de técnicas, cuando está de por medio el destino de los pueblos”. Al insistir en la inherente politicidad de la vida económica, el Che subrayaba una verdad que la ideología dominante ha ocultado desde siempre, haciendo que las opciones de política económica que deciden quién gana y quién pierde, quién se empobrece y quién se enriquece, aparezcan como inexorables resultados de ecuaciones técnicas, “objetivas”, incontaminadas por el barro de la política. Así, si hoy en Estados Unidos o Europa crecientes sectores de la población son arrojados al desempleo o por debajo de la línea de la pobreza mientras que la rentabilidad de las grandes empresas y los salarios de sus máximos ejecutivos se miden en millones de dólares, esto no puede ser adjudicado a ningún factor político sino que es el gélido corolario de un juicio técnico. Si invariablemente el ajuste neoliberal empobrece a los pobres y enriquece a los ricos es porque técnicamente resulta mejor y no porque haya una clase dominante que promueva ese resultado y para la cual es mejor salvar a los bancos que salvar a los pobres. Guevara destruyó implacablemente aquellos argumentos, predecesores de los actuales.
Medio siglo después, la relectura de ese apasionado discurso del Che lo pinta como un personaje dotado de una clarividencia fuera de lo común. Imposible enumerar en estas pocas líneas tanta sabiduría condensada. Elegimos, para terminar, una sentencia más válida hoy que ayer: “Una nueva etapa comienza en las relaciones de los pueblos de América. Nada más que esa nueva etapa comienza bajo el signo de Cuba, Territorio Libre de América”. Y ante los cantos de sirena que hoy como ayer pregonan la armonía de intereses entre Washington y las naciones sometidas a su imperio nos advertía que “(El) imperialismo necesita asegurar su retaguardia”. Una retaguardia, recordemos, pletórica en recursos (petróleo, gas, agua, biodiversidad, minerales estratégicos, alimentos, selvas y bosques) que, según informes de los estrategas norteamericanos, constituyen insumos esenciales para el mantenimiento no sólo del “modo de vida americano” sino también de la seguridad nacional. Y, el Che ya lo advertía en Punta del Este, la preservación de esa retaguardia era un objetivo no negociable del imperio. El rosario de bases militares con las cuales Estados Unidos ha cercado nuestra región y la reactivación de la IV Flota para patrullar nuestros mares y ríos interiores confirman que, una vez más, el Che tenía razón. No olvidemos su consejo y actuemos en consecuencia.
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