Maccri, Cambiemos y la 'Ndrangheta
Por Rocco Carbone*
para El Cohete a la Luna
Publicado el 1 de julio de 2018
La organización mafiosa
calabresa ‘Ndrangheta, conocida también como Santa o
Mammasantissima tiene reverberaciones en la Argentina del siglo XXI y
concretamente en la teoría del Estado del gobierno de la Alianza Cambiemos. No
busco probar que tal o cual personaje esté ritualmente afiliado a una cosca (esta
palabra tiene un sentido muy parecido a la “mazorca” rosista) o a una ‘ndrina (familia
natural: estructura básica de la ‘Ndrangheta) sino reflexionar
sobre ciertas lógicas de la política argentina actual. Lógicas manifiestas y
descarnadas, que es preciso nombrar con propiedad pues tienen su historia, sus
tradiciones, sus códigos y su proveniencia.
Al comienzo la ‘Ndrangheta era
una organización ligada a la propiedad de la tierra y a sus productos:
aceitunas, aceite, granos, uvas y vinos, y algunas cosas más. La acumulación de
capital de los mafiosos calabreses se originaba en el trabajo de la tierra. Y
desde allí, la tierra, el territorio, tuvo que ver con todos los ámbitos de la
historia nacional, con todos sus poderes consolidados.
Uno: la historia de la ‘Ndrangheta,
y de las mafias en general, está vinculada con la historia de la Iglesia
Católica. Sobre todo, con la historia de silencio de la Iglesia que en Italia
duró más de un siglo. Recién en la década de 1970 la Iglesia italiana tomó una
posición pública respecto de las mafias. Ese silencio se debe a varios
factores: el miedo, sin duda; la impotencia de actuar territorialmente frente a
los poderes mafiosos; la complicidad; y muy a menudo, una cultura y valores
comunes. En términos generales se puede decir que hay una afinidad entre la
cultura mafiosa y la cultura de la Iglesia especialmente en el Sur de Italia
(sobre este aspecto hay un trabajo muy preciso de Isaia Sales, “Chiesa e
mafia”. En: Ciconte, Forgione, Sales, Atlante delle mafie. Storia,
economía, società, cultura, Rubbettino, 2012, pp. 211-242).
Dos. El nexo entre‘Ndrangheta e
Iglesia tiene además otras hebras. La Democracia Cristiana –partido que
expresaba políticamente la unidad de los católicos– y el anticomunismo. De
hecho, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial los Aliados desembarcaron en
Sicilia (1943). Desde entonces y hasta 1989, con la caída del muro de Berlín,
las mafias italianas y sus reverberaciones internacionales, hicieron propios
dos articuladores político-ideológicos: el atlantismo y, correlativa e
inversamente, el anticomunismo. Esa elección, tanto a nivel nacional como
internacional, le otorgó a las distintas organizaciones –pero tal vez sobre
todo a la Cosa nostra siciliana y a su refracción en Estados
Unidos– una identidad política reconocida por el Estado, distintos tipos de
tolerancia y hasta cierta reconocida utilidad para combatir el comunismo en
territorios muy concretos: Calabria fue uno de ellos. A esa ubicación de la
mafia también la Iglesia italiana le otorgó valor puesto que ésta funcionó
siempre como una suerte de vanguardia respecto del “peligro comunista”. De ahí
desciende la caracterización (por lo menos de una parte conspicua de la Iglesia
italiana) de que la mafia no era –ni es– el enemigo. Pruebas al canto.
El centro nuclear de refracción de
la ‘Ndrangheta es la provincia más sureña de Calabria: Reggio
Calabria (Rìggiu en dialecto). Ahí mismo, en las montañas del
Aspromonte, está el Santuario della Madonna di Polsi. Una iglesia.
Situada en un lugar de acceso muy dificultoso. La carretera que lleva hasta a
ella sólo puede recorrerse en una dirección. Necesariamente, dado un cónclave
cualquiera, todos los asistentes deben llegar juntos y retirarse de la misma
manera. Sobre el Aspromonte y sus condiciones culturales (en sentido amplio),
hay una novela que no tiene desperdicio: Gente di Aspromonte de
Corrado Alvaro. Pues bien, los primeros días de setiembre en el Santuario
della Madonna di Polsi se lleva a cabo la fiesta anual de Madonna
della Montagna. Esa iglesia es la histórica “sede social” de la ‘Ndrangheta.
Ahí mismo, mientras afuera se baila la tarantella, una expresión
popular que los Carabinieri miran con interés antropológico,
se toman las decisiones principales de la organización y las decisiones
estratégicas para Calabria y el mundo. Afuera el baile: https://www.youtube.com/watch?v=xmTzyUGrBEY.
Y enfrente a la estatua de la Madonna i santisti, i
capobastone, i mammasantissima, i ‘ndranghetisti parloteando: https://www.youtube.com/watch?v=A79oXiOt5WI.
Las dos escenas son concomitantes y
públicas pero una de ellas pasa desapercibida. Los Carabinieri están
entretenidos en los trabajos de campo de la cultura popular. Nun
sientu, nun vidu, nun parru: no escucho, no veo, no hablo. Son tres
preceptos centrales de la ‘Ndrangheta, en Calabria y en el resto
del mundo. Se trata del régimen de silencio y lealtad conocido como omertà (del
dialecto umirtà: humildad; y eventualmente, de Homero: un poeta
ciego). El ‘ndranghetista se mimetiza en el mundo en el que
vive. Nunca ostenta su pertenencia a una ‘ndrina, porque quien
necesita identificar su status siempre sabe reconocerlo y
ubicarlo. Con esto quiero decir que se trata de una mafia silenciosa y la
primera globalizada. Para describirla con la rapidez de una ventisca podemos
apelar a la categoría de colonización, dada su ramificación a
escala mundial. Tiene ‘ndrine de Australia a la Argentina, de
Islandia a Sud África. Estamos hablando no del crimen organizado sino del gran crimen
organizado. La ‘Ndrangheta es la organización criminal
italiana más potente, no sólo por el volumen de negocios y dinero que mueve,
sino por sus capacidades de modernizarse sin renunciar a una superestructura
cultural antigua que descansa sobre la famiglia.
En sus inicios, a fines de 1800,
la ‘Ndrangheta era una organización ligada a la propiedad de
la tierra. En un segundo momento, relacionado con el proceso de urbanización de
la región, se dio un encuentro con la política y empezó a especializarse en la
obra pública, la edilicia y la infraestructura. La ‘Ndrangheta empezó
a codearse con administradores, hombres de la política y de gobierno. En apenas
dos generaciones dejó de ser una organización regional y rural para
transformarse en otra, integrada por modernos empresarios, cosmopolitas y
refinados, con doctorados de universidades muchas veces privadas, capaces de
expresarse y hacer negocios en varias lenguas.
La mafia es indudablemente un
fenómeno económico y social; pero es también un fenómeno cultural, una
mentalidad, una cultura que se expresa en valores personales y colectivos, un
modo de pensar y de ser que se ha sedimentado en la sociedad (meridional)
italiana y en otras sociedades lejanas del Sur de Italia gracias a la
migración. La migración ha creado un terreno fértil para las mafias, pues a las
organizaciones les brindaba dos cosas a las cuales siempre habían aspirado en
sus lugares de proveniencia: opacidad y anonimato. Esto es: empezar una nueva
historia, paradójicamente, sin pasado. A través de las distintas olas
migratorias italianas –en sus líneas mayores: 1880-1914, 1919-1940, 1945-1950–
las organizaciones mafiosas italianas se expandieron a nivel mundial y
empezaron a tener proyección global. Por ejemplo, en Buenos Aires se registran
actividades y bases logísticas de las ‘ndrine de los Piromalli
de Gioia Tauro, Jerinó y Mazzaferro de Gioiosa Jonica, Morabito de Africo (hay
un interesantísimo trabajo que muestra las concentraciones de las famiglie en
el mundo por medio de mapas: Francesco Forgione, “L’altra faccia della
globalizzazione, Atlante delle mafie. Storia, economía, società,
cultura, pp. 59-114).
Los negocios de las organizaciones
mafiosas se concentraron al principio en los mercados ilegales relacionados con
la prohibición del alcohol (sobre todo en los Estados Unidos: de ahí que se
creara la Cosa nostra americana representada en Il padrino),
el contrabando de cigarrillos y el tráfico internacional de drogas; pero
también en actividades legales relacionadas con la actividad gastronómica,
excelentes pantallas para lavar dinero. Progresivamente, ampliaron su espectro
de influencias, y además del tráfico de estupefacientes (nunca declinado),
empezaron a operar en el ámbito del deporte (especialmente el fútbol: sobre
este punto diré algunas cosas más adelante), de los mercados, de las
estructuras políticos-institucionales (partidos, instituciones locales,
administración pública), en el ámbito de la sociedad civil. Luego, con la
globalización, en el ámbito financiero –con flujos de capitales hacia los
paraísos fiscales.
Calabria es el territorio ancestral
de la ‘Ndrangheta. De ahí se refractó –y continúa haciéndolo– hacia
el mundo. Desde sus orígenes hasta hoy. Y hoy es el “espacio ecológico”
necesario que legitima la organización y que le permite llevar adelante
negocios de intercambio en los mercados globales. Es una suerte de territorio
liberado, una zona franca, una suerte de paraíso fiscal a disposición del
mercado global mafioso y también un lugar adonde ir a aprender nuevas formas de
negocios. La energía eólica por ejemplo. Calabria es un gran parque eólico y
ahora en la Argentina se quiere implementar algo parecido que además no cuenta
con ningún marco regulatorio. En este sentido, ¿es casual que en febrero de
2017 en el puerto calabrés de Gioia Tauro hayan desembarcado 55 kilos de
cocaína procedente de la Argentina (envasada en limones de procedencia
nacional), por un valor estimado de 11 millones de euros (unos 200 millones de
pesos)? Y en este contexto vale otra pregunta, ¿qué fue a hacer a Calabria el
actual Presidente argentino (junto con una representación familiar: su esposa y
el intendente de Vicente López: Jorge Macri) en octubre de 2014?
Son preguntas retóricas, sin
respuestas. Pero, si buceamos con cierto detenimiento en algunos mecanismos
(propios de la ‘Ndrangheta) activos en la vida colectiva argentina,
podemos identificar ciertas lógicas. Propongo cuatro: el fútbol como
herramienta pre-política, la ideología de la violencia (más capitalismo y
patriarcado), la lógica familiar y –oh, paradoja–, la pesada herencia.
1.
Fútbol. Uno de los ámbitos de los negocios mafiosos es el
fútbol. Se trata de una actividad económica que representa un canal cómodo para
lavar dinero e inyectarlo en la economía legal que permite también, y sobre
todo, crear una imagen pública reconocible, con consenso popular y con
prestigio social por el interés masivo que tiene ese deporte. Los hinchas, por
más que se caiga de maduro, son ciudadanos que votan. Y el consenso social, con
leves mediaciones –un Partido, no de fútbol, precisamente– se torna consenso
político. El fútbol entonces permite solapar una imagen crítica preexistente y
reponerla con otra, más glamorosa, del empresario exitoso y hasta del
benefactor. Pero también permite activar otra dimensión: las relaciones.
Relaciones prestigiosas: con políticos, empresarios, banqueros, profesionales,
etc. Entonces, el fútbol pasa a ser una herramienta poderosa de agregación y de
integración social, de construcción de sentido de pertenencia y de identidad
relacionada con un territorio y con una nación. Por otra parte: supone menos
violencia y más negocios. Los capitales invertidos se multiplican de la misma
manera respecto de otras actividades criminales clásicas, como el tráfico de
droga; y de modo menos peligroso, lo cual implica menos riesgos. Dicho de otro
modo: tiene reglas más permisivas y controles menos estrictos, por ende es más
difícil perseguir los ilícitos. Y si se elige bien el cuadro hasta puede poner
en diálogo distintas tradiciones culturales. La inmigración italiana y la
vertiente nacional y popular. Esto en dialecto genovés se dice xeneixe.
2.
Ideología de la
violencia. Para las mafias la violencia es un
factor ordenador. Un factor de regulación social. Pero es también el elemento
central sobre el cual se monta su ideología. Según ésta, no todos son
iguales. Están los que son capaces de ejercer, de dominar, de refinar la
violencia y convertirla en un método confiable de poder. Estos integran una
élite interclasista. Más allá de los límites de esa élite se encuentran
los débiles. En este sistema ideológico, apropiarse de los bienes
ajenos o de bienes públicos no es un crimen. El homicidio mafioso (vendetta)
deja de ser un delito. Se transforma en la aplicación de una pena para volver a
un orden momentáneamente perdido. Se mata a quien comete un error o una infamia
(sgarro). La violencia mafiosa articula un equilibrio finísimo entre la
violencia en potencia (la amenaza) y la violencia descarnada, en acto. El rol
que tiene el mafioso en el mundo depende del uso (posible: amenazador) de la
violencia. En la Argentina actual es imposible no reconocer semejanzas con esta
racionalidad de la violencia en la teoría del Estado de la Alianza Cambiemos.
La política del Ministerio de (in)Seguridad presenta por lo menos tres
grados crecientes y progresivos: amenaza, violencia, represión. Bajo ese signo,
el gobierno se define como un modelo exitoso de violencia. El Ministerio de
(in)Seguridad nos ha acostumbrado a un equilibrio finísimo que se balancea
entre la violencia en potencia, es decir, la amenaza, y la violencia en acto,
los golpes y los palos (que vimos en acción en la Plaza o por las redes, cuando
se discutió la Reforma previsional) y la represión sin mediaciones (Santiago
Maldonado, Rafael Nahuel, Milagro Sala). El contrafrente de esta articulación
se especifica en ese acto que concentra la recepción –con honores– en Casa
Rosada de Luis Chocobar, el policía que mató a Pablo Kukoc, un joven de 18
años, que le intentó robar una cámara a un turista estadounidense. En última
instancia, Chocobar lo mató en defensa de la propiedad privada. Esa propiedad,
piedra angular del capitalismo, que es más importante que una vida. Es la
“lógica del banco”: el FMI arriba y en el índex, el pueblo argentino. Y
la ‘Ndrangheta –en tanto organización ligada en sus inicios a
la propiedad de la tierra, que le sirvió como acumulación originaria, y cuyo
capital ahora se acumula y valoriza de forma “moderna” y diversificada– tiene
nexos explícitos con ese sistema socio-económico. Por cierto, también, con el
patriarcado. La definición del clan como familia le otorga
al boss, aunque sea implícitamente, el rol del pater
familias. Todos los afiliados de la familia (uomini d’onore) son
hijos del capobastone(boss mafioso). De esto desciende que la ‘Ndrangheta (como
el resto de las mafias) tiene un potente componente machista que implica la
subordinación del género femenino.
3.
Famiglia. La ‘Ndrangheta descansa sobre la
estructura familiar. Su estructura organizativa se funda sobre la ‘ndrina:
la familia natural, que luego se amplía hacia otra familia: la mafiosa. Se
trata de una asociación secreta que cruza una red de parentesco extremadamente
densa con intereses políticos. Los matrimonios entre famiglie di
‘ndrangheta son principalmente instrumentos de alianzas entre clanes.
La racionalidad familiar constituye un emergente más que
visible en la teoría del Estado de la Alianza Cambiemos. La designación en el
Gobierno de empresarios en áreas especializadas del Estado revela un
reclutamiento de funcionarios entre amigos y familiares, vínculos
ultracercanos. Estas elecciones están vinculadas a una lógica familiar. Esa que
permitiría explicar la condonación de la deuda (70.000 millones de pesos) del
Correo Argentino, administrado por una empresa del grupo Macri, para con el
Estado nacional. Esta es una noticia vieja. Hay nuevas, por cierto. En Comercio
trabaja Miguel Braun, primo del jefe de Gabinete, Marcos Peña, un leve ejemplo.
Y a mediados de junio, el Presidente nombró en el Banco Central a Luis Caputo
–luego de pedirle la renuncia a Federico Sturzenegger. Caputo es primo de Nicky
Caputo, “el hermano de la vida” de Macri. También relevó a Francisco Cabrera de
Producción –y lo sustituyó con Dante Sica. Pero, Cabrera –este “amigo íntimo”,
que había acompañado al actual Presidente desde la primera hora en la Ciudad de
Buenos Aires y que lo había ayudado a trazar una parte considerable de las
políticas públicas puestas a rodar en la campaña electoral– no salió de las
filas de Cambiemos, pues Macri lo invitó a presidir el Banco BICE.
4.
Pe(n)sada herencia. En la lógica ‘ndranghetista básica
–arcaica y moderna– se crea antes el desorden para luego ofrecer protección (a
cambio de un precio). Con una precisión: desorden y protección dependen del
mismo actor social. Apenas un ejemplo: a los pequeños comerciantes calabreses
alguna ‘ndrina primero les quemaban el local y luego los
buenos muchachos que la noche anterior habían revoleado nafta a lo loco, le
ofrecían protección al trabajador “quemado”. Ésta es, ni más ni menos, la
lógica que vimos articulada alrededor del concepto de “pesada herencia”. Con
esa aserción, repetida por los actores políticos de Cambiemos, y por los medios
masivos de comunicación –que crean “opinión pública”–, se preparó a la sociedad
argentina, científicamente diría, para aceptar inconscientemente la lógica
mafiosa. Esa misma sociedad será luego un territorio fértil para negocios,
tráficos, intereses ilícitos. La “pesada herencia” K es más bien la “pensada
herencia” M.
Moraleja: sin una lógica reconocible
y socialmente aceptable no se controla un territorio. Y no hay que olvidar que
el “territorio”, para las mafias, no es una entidad geográfica, sino una
mentalidad, un modo de pensar, una cultura, sobre todo en el mundo globalizado.
Y ese territorio empieza en la “cabeza de lxs vecinxs”.
*Universidad Nacional de General
Sarmiento/ CONICET.