Gaza: prisión no... y la victoria de Palestina en la ONU
Ángel Guerra Cabrera
La Jornada
La Jornada
Debo explicar a los
lectores por qué en la segunda parte de este artículo realizo una modificación
a su título original: Gaza:prisión no, campo de exterminio, idea que mantengo invariable. Se trata de
una necesaria actualización periodística pues al concluir la primera no
disponía de suficiente información como para calibrar el alcance del cese del
fuego acordado entre Israel y Hamas por intermedio del presidente egipcio
Mohamed Mursi –algo, por cierto imposible de lograr con el Egipto de Mubarak–
ni la dimensión de la victoria que logrará Palestina hoy en la ONU.
Desde que Hillary Clinton se descolgó
abruptamente de la gira asiática de Barak Obama para emplearse con frenesí en
la negociación de Tel Aviv a El Cairo, se podía sospechar que algo le estaba
saliendo muy mal al sionismo en la Operación
Pilar Defensivo. Confirmado,
es evidente que Hamas, lanzando al sur de Israel sus misiles caseros y unos
cuantos más eficaces suministrados solidariamente por Irán le dobló el brazo al
trío Netanyahu-Barak-Liebermann: paró el inclemente bombardeo contra la
población de Gaza, impidió la ofensiva terrestre, orilló al agresor a aceptar
sus condiciones y pese al tupido bombardeo apenas sufrió golpes en su aparato
militar. Además, Washington y Tel Aviv reconocieron tácitamente a la
organización palestina hegemónica en la franja de Gaza, al verse forzados a
negociar –aunque fuera indirectamente– con quien culpaban del inicio de las
hostilidades y ocupa un lugar destacado en la manoseada lista estadunidense de
organizaciones terroristas.
Las concesiones hechas por Israel son
menores aunque no es poco que dejara a un lado las condiciones que antes ponía
para negociar con Hamas. El bloqueo seguirá pero cierta apertura de los pasos
fronterizos cerrados hace cinco años es un alivio considerable para la asediada
población del enclave. Israel no cambiará por ahora su naturaleza belicista
pero lo pensará muy bien para volver a las andadas en un contexto regional e
internacional de creciente aislamiento y de superior resistencia palestina y
libanesa a través de la combativa Hezbolá.
Ahora bien, la derrota israelí es doble.
Hoy la Asamblea
General de la
ONU –contra la opinión y pese a las amenazas y presiones
hasta última hora de Washington, Tel Aviv y Londres– acordará por mayoría aplastante
el ingreso de Palestina como Estado observador no miembro, que eleva su estatus
y le permitiría, entre otras atribuciones, presentar casos en la Corte Internacional
de La Haya , lo
que horroriza a Israel. Promovida por Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional
Palestina, la iniciativa recibió el aval del principal líder de Hamas, Jaled
Machaal. Y es que existe un alentador proceso de acercamiento de posiciones y
unidad entre la organización islámica y la histórica Fatah, asentada en
Cisjordania, acelerado a partir de la última agresión contra Gaza. En un cambio
de postura, Machaal comunicó telefónicamente a Abbas su apoyo desde El Cairo.
Cabe recordar que el líder de la
ANP envió un delegado a Gaza tan pronto inició el ataque
sionista.
El acuerdo de hoy en la ONU llama al cumplimiento de
todas las resoluciones del organismo sobre Palestina, de las que Israel se ha
burlado impunemente con el apoyo incondicional de Estados Unidos, que ha
ejercido el veto sistemáticamente en el Consejo de Seguridad en apoyo a los
crímenes de su socio contra los pueblos árabes y, en especial, el palestino.
Recupera su lugar en la agenda la retirada de Israel a su territorio anterior a
1967, la solución de dos estados con continuidad territorial, la distribución
justa del agua, el desmantelamiento de los asentamientos ilegales de colonos
judíos, el retorno y reparación de los refugiados palestinos y la destrucción
del muro de la infamia.
Aunque las resoluciones de la Asamblea General
no son vinculantes, como es notorio por las 21 condenas al bloqueo contra Cuba,
la de hoy en apoyo a Palestina tiene un gran valor político y moral. Se produce
en el 55 aniversario de la resolución de la ONU que dividió a Palestina, en el día
internacional de solidaridad con Palestina, a unos días de la nueva derrota del
sionismo en Gaza y demuestra la soledad de Israel en el mundo. Demuestra
también su inviabilidad ulterior como Estado judío excluyente, colonial,
agresivo y racista y que el futuro es de una solución política basada en el cumplimiento
de las resoluciones de la ONU
sobre el conflicto palestino-israelí.