No podrán bloquear el proyecto nacional
Martín Sabbatella
Tiempo Argentino
Moyano ha decidido llevar hasta las últimas consecuencias su enfrentamiento contra Cristina y el gobierno nacional. Para ello, transforma un conflicto salarial entre camioneros y empresarios del transporte en la razón para tomar de rehenes a los 40 millones de argentinos y argentinas y, luego, convocar a un paro nacional del gremio, con marcha hacia Plaza de Mayo incluida.
La
medida de fuerza tiene la impronta de una estrategia conjunta de patrones y
dirigentes sindicales, ya que el Ministerio de Trabajo no sólo promueve y
garantiza el marco de diálogo entre las partes, sino que las obliga a sentarse
a acordar en paritarias. El gobierno pone a favor del diálogo las paritarias y
la conciliación obligatoria. En cambio, los empresarios se hacen los distraídos
mientras Moyano y su hijo se ocupan de impedir la circulación de camiones.
A
nadie escapa que esta escalada se produce a semanas de la renovación de la
jefatura de la
Confederación General del Trabajo que ocupa y pretende
retener Moyano, y a pocos días de que este fuera recibido por el gobernador de
Buenos Aires Daniel Scioli, en un encuentro deportivo de connotaciones
políticas insoslayables, plagad de gestos significativos de ambas partes.
No
puede sino llamar la atención que luego de ese encuentro se produzca esta
medida irracional y extorsiva por parte de Moyano, en momentos en que el
gobernador se pidió una licencia por motivos personales. El acercamiento de
Scioli con el líder camionero, en las semanas de mayor confrontación de este
con la presidenta y el gobierno nacional, se inscribe en la misma línea que el
picadito con Mauricio Macri y las reuniones con Rodolfo Lavagna. La marcada
brecha entre la orientación de las políticas públicas nacionales y las
provinciales –por ejemplo, en materia de seguridad– se ensancha con el
indisimulable deseo de Scioli de coquetear públicamente con referentes
políticos que se caracterizan por enfrentar sin bemoles el proceso de
transformación que encabeza Cristina. Todo ello en el marco del anuncio
anticipadísimo, por parte del gobernador, de que quiere ser presidente,
lanzamiento que recibió el apoyo inmediato de la familia Moyano.
El
país recorre desde 2003 una etapa trascendente de su historia, con una notoria
recuperación del trabajo, la producción y el consumo popular, que derivaron en
un crecimiento sostenido del 7,7% promedio anual en los últimos nueve
años y el mejoramiento de todas las variables socioeconómicas. Los trabajadores
adquieren cada día más derechos, gracias a la apertura de fuentes de trabajo,
el acceso creciente a empleo de calidad, la reducción constante de la informalidad,
el impulso de más de 2500 paritarias, la puesta en marcha del Consejo Nacional
del Salario y la recuperación y ampliación de la cobertura previsional.
Defendimos, defendemos y defenderemos sin condiciones el derecho de los
trabajadores a reclamar mejores condiciones laborales y salariales. Ese derecho
es una conquista del campo popular. Por eso, no es justo que se lo manipule
para ponerlo a disposición de un plan que trasciende el conflicto gremial y
tiene un claro objetivo político. Producir un lock-out síndico-empresarial
contra el pueblo argentino y contra la presidenta sólo puede encontrar causa en
una estrategia de extorsión acordada con el establishment, sus corporaciones,
sus representantes y voceros, para recuperar los privilegios perdidos. Pero a
pesar de ellos, los argentinos y argentinas no permitiremos que se bloquee el
proyecto nacional.