Domingo Laino: En Paraguay, “La conspiración se instaló hace mucho”
Mercedes López San Miguel
A sus 76 años, Laíno afirma que sigue dando batalla y profesa lealtad hacia el destituido presidente Fernando Lugo. Su hijo Luis Domingo Laíno, también leal, renunció esta semana al cargo de embajador de Paraguay en Cuba.
Domingo Laíno lleva en su portafolio una gorra negra adornada con la foto del Che Guevara. Es el referente del ala progresista del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) que hoy gobierna Paraguay a través del ex vicepresidente Federico Franco, luego del golpe parlamentario de la semana pasada. A sus 76 años afirma que sigue dando batalla y profesa lealtad hacia el destituido presidente Fernando Lugo. Su hijo Luis Domingo Laíno, también leal, renunció esta semana al cargo de embajador de Paraguay en Cuba.
Laíno, fundador del PLRA y tres veces candidato a presidente, no descarta presentarse a una candidatura. “Me dicen que Lula perdió tres veces antes de ser presidente. Lo mismo Allende. Yo les contesto que no soy ni Lula ni Allende”, dice en tono de broma. Para los paraguayos el apellido Laíno es sinónimo de combate a la dictadura. Este histórico dirigente fue preso varias veces durante el stronismo, sufrió torturas y debió exiliarse en Argentina.
Tras el juicio político express contra Lugo, Laíno viajó a Buenos Aires como miembro del Frente de Defensa de la Democracia (incluye al izquierdista Frente Guasú y algunos liberales) para defender la democracia de su país y romper con el relato monolítico de los medios conservadores que avalan el golpe institucional.
“‘Lugo sigue siendo el presidente y este es un golpe de facto’, eso les dije a los nuevos asesores de Itaipú”, afirma Laíno en entrevista con Página/12, tras dejar su silla vacía como consejero de la represa hidroeléctrica paraguayo-brasileña Itaipú.
–¿Usted cree que esta crisis política venía gestándose desde antes del desalojo del predio de Curuguaty, en el que murieron once campesinos y seis policías?
–La conspiración se instaló mucho tiempo atrás, a poco de iniciarse el gobierno de Lugo. En 2009, Lugo dio un discurso muy claro en el Foro Social Mundial en Belén donde dijo que Estados Unidos debe devolver Guantánamo a Cuba. Y reconoció a esa revolución tan condenada por los sectores refractarios. El presidente en varias ocasiones habló de la integración de los pueblos latinoamericanos y se inscribió en el bloque de Unasur. Cuando Hugo Chávez visitó Paraguay lo llevó a San Pedro, en la región en la que él fue obispo y presentó a muchos líderes campesinos. No lo hizo con otros mandatarios. Hemos tenido un gobierno con un Poder Ejecutivo progresista y con un Parlamento neoliberal y existió una política de bloqueo a las iniciativas de Lugo. Por ejemplo, el impuesto personal a la renta quedó archivado. El Estado es débil porque la naturaleza de los políticos que han gobernado el Paraguay son de una tendencia en donde reinó el laissez faire.
–Ni hablar de llevar adelante la reforma agraria...
–Lugo tuvo problemas de todo tipo. Los primeros en reaccionar fueron los “brasiguayos”, porque son ellos los que tienen las grandes tierras más ricas en la frontera. Esas tierras son utilizadas para la soja. Estos sojeros le hicieron tractorazos, protestas en la ruta. Después fueron organizándose de a poco. Lograron muchos fondos. Yo creo que se consiguieron fondos para este golpe. Fui diputado y senador durante 25 años, conozco que en estas cosas siempre hay un ingrediente económico.
–¿A qué se refiere?
–No me extraña que Franco diga que se van a seguir las tratativas con la transnacional fundidora de aluminio Río Tinto Alcan (N. de la R.: de capitales canadienses, ingleses y australianos). Yo creo que Río Tinto Alcan pudo ser uno de los contribuyentes de este golpe. Es un megaproyecto que va a utilizar casi toda la energía que se usa en Paraguay, va a producir lingotes de alumnio en una cantidad exuberante. ¡La inversión es de cuatro mil millones de dólares! Representa un tercio del producto interno bruto paraguayo. Franco quiere privatizar los aeropuertos y dejar en manos de los privados el acueducto. Por eso digo que no es un juicio político, es un juicio ideológico el que se llevó a cabo.
–¿Este nuevo gobierno preveía que Venezuela, por ejemplo, iba a cortar el suministro de petróleo?
–Yo creo que sí. Pero no se esperaban la actitud de Argentina. Se pensaban que iba a ser más liviana, más blanda. Sin embargo, Cristina Fernández asumió una postura muy clara y retiró a su embajador. Seguramente tampoco esperaban que el secretario general de Unasur, el venezolano Alí Rodríguez, haya dicho que enviará una comisión para que investigue dos cosas: los responsables morales y materiales de la masacre de Curuguaty, y también los responsables de este golpe de Estado.
–Usted que estuvo asesorando sobre temas energéticos, ¿qué opina de las declaraciones del nuevo presidente Federico Franco de que Argentina y Brasil debieran respetar los compromisos con Paraguay?
–Desde el momento que es un gobierno de facto no tiene autoridad de pedir nada. Este es un gobierno de facto. Hubo una conspiración. Los congresistas lograron, no sé por qué mecanismos, una mayoría absoluta de votos para destituir a Lugo. El va a volver, estoy seguro de eso.
–¿Le alcanzará a Lugo con algunas manifestaciones de apoyo y la presión internacional?
–Está creciendo esa resistencia. Mañana viernes (por hoy) va a haber una gran concentración en Asunción en paralelo con las cumbres del Mercosur y Unasur. Creo que va a ser una cifra muy importante.
–¿Cómo se hace para seguir en un partido acusado de traición, ya que cogobernaba con el presidente?
–El traidor no es el partido, son sus dirigentes y responsables de estos hechos dolorosos. El PLRA siempre ha defendido el sistema democrático, tiene una tradición libertaria. Yo soy parte del Movimiento Cambio para la Liberación, un grupo progresista; hay otros liberales que pertenecen a un sector más conservador. No-sotros no podemos aceptar lo que ocurrió.
–¿Qué significa que se haya nombrado a alguien de las filas de Lino Oviedo, a María Liz García, como ministra de Defensa?
–Oviedo es un militar que estuvo en intentonas de golpe en el pasado. El hacía política partidaria siendo oficial de las fuerzas armadas: usaba un pañuelo colorado. Su desempeño siempre fue irregular y su línea política es neoliberal, un populismo barato.
–¿Cuánto peso tiene actualmente el oviedismo?
–Tuvo mucho peso, pero ahora ha disminuido. Hubo dos o tres deserciones en diputados, de legisladores que volvieron al Partido Colorado. Hoy yo creo que la tercera fuerza es el Frente Guasú, la unidad de los partidos de izquierda. Antes de que sucediera este golpe, el proyecto era unir al Partido Liberal Radical Auténtico con el Frente Guasú para las elecciones del 2013. Lográbamos ganar fácilmente.
–¿Ahora existe una alianza entre el PLRA y el oviedismo?
–Sí, no me cabe duda. Franco siempre estuvo cerca del oviedismo. Y quizá también se una Patria Querida, el partido de los empresarios y capitalistas. Los colorados no aceptaron cargos ministeriales en el gobierno golpista porque ellos quieren confrontar con el PLRA.
–¿Su afinidad ideológica hoy está más cerca del Frente Guasú o de los liberales?
–Siempre fui progresista y tuve una misma actitud ideológica. Nunca he negado mis ideas. Yo voy a dejar la Secretaría de Relaciones Internacionales del PLRA, pero sigo siendo miembro del comité central del partido, del directorio.
–¿Estando en ese directorio no se enteró de este proceso destituyente?
–Para nada. No se trató en el directorio. Un grupo pequeño entre cuatro paredes pergeñó esta cuestión.
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