Cuando Haaretz explica los crímenes israelíes

David Cronin*

Resulta fácil idealizar Haaretz, considerar el periódico de Tel Aviv el contrapeso liberal de los órganos más duros de la opinión pública israelí.

Amira Hass y Gideon Levy, los mejores escritores del periódico, se han arriesgado considerablemente al describir los crímenes israelíes y exigir que Israel rinda cuentas por ellos. Aunque es justo que su trabajo se difunda ampliamente, Haaretz como institución no merece elogio alguno.
Algunos de sus periodistas más veteranos se comportan como lacayos de un Estado de apartheid. Este periódico promociona a Amos Harel como “uno de los principales expertos mediáticos en cuestiones de defensa y militares de Israel”. Es un profesional de la hasbara, la maquinaria israelí de propaganda. La palabra hasbara se suele traducir como “explicación” y And Harel tiende a “explicar” el comportamiento israelí de forma complaciente.
Restar importancia a un desastre
Veamos la cobertura que hace Amos Harel de la crisis de energía en Gaza.
Israel “anunció recortes limitados” de electricidad “a petición de la Autoridad Palestina”, escribió a principios de este mes. Al calificar esos recortes de limitados quitaba importancia al hecho de que Israel había empeorado deliberadamente un desastre humanitario. Lejos de ser limitados, estos recortes han reducido el suministro eléctrico de Gaza a unos mínimos nunca vistos.
La formulación que hace Harel de la situación coincidió con la afirmación del gobierno israelí de que la crisis energética era una cuestión interna palestina. Harel insinuó que Israel había aceptado a regañadientes la petición de la Autoridad Palestina. No proporcionó antecedente alguno sobre cómo Israel lleva tiempo sometiendo a Gaza a cortes de electricidad ni cómo la sin lugar a dudas cruel Autoridad Palestina hace de lacayo de Israel y no al contrario.
Los mensajes de Harel pueden crear confusión. Pocos días antes de calificar los recortes de electricidad de “limitados” informó de que el suministro de electricidad en Gaza se había reducido a menos de tres horas al día. Citó entonces a Gadi Eisenkot, jefe del Estado Mayor israelí, afirmando que el enfoque israelí era una “gestión inteligente de los riesgos”. Aunque afirma ser un analista, Harel no analizó, ni explicó, el significado de este repugnante eufemismo.
Harel también citó el comentario de Eisenkot de que “nos interesa que los palestinos de Judea y Samaria tengan esperanza”. Al parecer esta esperanza adquiere la forma de algunas casas nuevas que Israel ha autorizado a los palestinos. Harel no señaló que Israel ha hecho denodados esfuerzos durante sus cincuenta años de ocupación de Cisjordania (Judea y Samaria en la terminología sionista) para hacer perder la esperanza.
Es evidente que Harel cree que es adecuado adoptar el léxico de los perfumistas a la hora de hablar de robo de la tierra de otro pueblo. “No existe una ocupación fragante”, escribió Harel en junio. “Someter a una población civil a tu control total proporciona muchas oportunidades para la violencia y el abuso, lejos de la supervisión de los comandantes”, añadió. Insinúa que los comandantes tienen buenas intenciones y que la violencia contra los palestinos la perpetran unos granujas. Sin embargo, la verdad es que la ocupación es intrínsecamente violenta y abusiva, y que, en efecto, a quienes perpetran crímenes contra los palestinos sus superiores les conceden total impunidad.
Culto al héroe
Harel califica a los luchadores de la resistencia palestinos de “terroristas”, pero califica a los comandantes militares de Israel de figuras heroicas.
En otro artículo reciente informaba que los ministros del gobierno israelí creían que un general llamado Yoav Mordechai “salvaría una vez más la situación” evitando un enfrentamiento con Hamas.
Obsesionado por la capacidad de Mordechai de “salvar la situación”, Harel no explicó que este particular comandante ha sido acusado de extrema violencia. Mordechai dirigió un batallón durante la Operación Plomo Fundido, un ataque a Gaza perpetrado entre finales de 2008 y principios de 2009. Según se informó, los soldados que estaban bajo sus órdenes participaron en el bombardeo del barrio de Tel al-Hawa de la ciudad de Gaza y pudieron estar involucrados en el asesinato de un paciente del hospital de ocho años de edad.
Actualmente Mordechai es el encargado de supervisar la ocupación de Gaza y Cisjordania, y entre sus cometidos se encarga directamente de hacer cumplir un embargo medieval. Pero usted no lo sabrá gracias a los artículos de Harel. Todo lo contrario, elogia a Mordechai por ampliar el área en la que pueden trabajar los pescadores de Gaza (sin observar que al Armada israelí dispara constantemente a los pescadores) y por permitir la entrada a Gaza de algunos camiones extra (sin indicar que los pasos fronterizos de personas y mercancías están siempre cerrados).
En mayo Harel sugirió que el único problema de Mordechai es que “no puede hacer milagros”.
A principios de este año Harel entrevistó a Naftali Bennett, posiblemente el ministro más extremista del gobierno israelí. Bennett afirmó que había que “enviar a Líbano a a Edad Media” y que toda la estructura civil debía ser considerada “objetivo legítimos” en caso de que estallara otro conflicto bélico entre Israel e Hizbola.
Posiblemente aquel llamamiento a perpetrar masacres era genocida. Lo hizo un político que se jactó de que “he matado a muchos árabes en mi vida” y que participó en la masacre en 1996 de más de cien civiles en el pueblo libanés de Qana.
Sin embargo, si usted confía en la entrevista de Amos Harel aprenderá poco del historial de Bennett. Para el periodista los comentarios de Bennett eran “interesantes”. Ni una sola vez en ese artículo expresó algo que se pudiera calificar de desaprobación.
En ocasiones las columnas de Harel se leían como documentos informativos sobre estrategia militar. Cuando parecía que el ataque generalizado de 2014 a Gaza estaba llegando a su fin Harel preparó amablemente un alista de cuestiones que “se deberían abordar” antes de emprender futuras operaciones
Cuando Harel critica al ejército israelí no lo hace tímidamente. Últimamente ha escrito más de una vez acerca de los errores cometidos. Elor Azarya, el médico militar israelí que mató de un tiro a un palestino que yacía en el suelo, cometió uno de esos “errores”, sugirió Harel. Hay una grabación de Azarya cometiendo una ejecución extrajudicial, pero la juventud del soldado y el “turbulento estado emocional” significaban que existían “circunstancias atenuantes”, según Harel.
Este es el tipo de basura que Haaretz publica regularmente. Violaciones mayúsculas de los derechos humanos se reducen a errores desafortunados en las páginas de un periódico “liberal”. Sin importar de lo abyectas que sean las atrocidades de Israel, Amos Harel tiene preparada una explicación.

*David Cronin es editor asociado de The Electronic Intifada. Su último libro es Balfour’s Shadow: A Century of British Support for Zionism and Israel(Pluto, 2017).

Traducción:  Beatriz Morales Bastos (Rebelión)