Siria, pieza clave del equilibrio en la región


Mehrash, PIA, Teherán.- El plan de paz propuesto por el Presidente sirio Bashar Al-Asad logró imponerse en el concierto internacional como la principal iniciativa política para resolver el conflicto que vive el país. Inmediatamente, como era de esperar, motorizó las acciones diplomáticas de los principales actores externos involucrados en la intervención del país árabe, tanto a favor como en contra.

Los 22 meses de lucha armada, entre el Ejército Árabe Sirio contra los mercenarios azuzados por occidente bajo el nombre de Ejército Libre de Siria, significan una prolongación de la crisis costosa e inviable en tanto y en cuanto las tropas de la OTAN no puedan intervenir como lo hicieron en Libia. Pero Estados Unidos, más allá de esta situación inocultable de frustración, se propone continuar la guerra sucia hasta las últimas consecuencias, tal como lo manifestó hace pocos días el director de Planificación de Políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos, Jake Sullivan.
Era de esperar un rechazo rotundo a la propuesta de Al-Assad por parte de las potencias occidentales y de sus aliadas monarquías árabes del Golfo Pérsico, que consideraron al plan la paz como una señal “negativa”, al tiempo que anunciaron su apoyo irrenunciable a los grupos terroristas, como Al Nusra, que buscan aterrorizar y combaten contra el pueblo sirio.
Con esta tesitura belicosa y descarada es que plantearon como condición indispensable para la pacificación del país la renuncia de Bashar Al-Asad. Así se lo manifestaron a Moscú en la reunión que mantuvieron en Ginebra, tanto el enviado especial de la ONU a Siria, Lakhdar Brahimi, al igual que el emisario norteamericano, William Burns.
Por lo tanto, tomando en consideración las acciones desplegadas por Occidente respecto a la actual situación de Siria, junto a su plan estratégico de resolución del conflicto, se vislumbra un escenario complejo hacia el futuro pero con varios puntos a tener en cuenta que se van clarificando con el correr de los acontecimientos.
En primera instancia podemos distinguir dos posturas concretas con respecto al futuro de Siria, las que a su vez tienen un correlato en la comunidad internacional. Una postura estaría representada por el bloque que se expresa de adentro hacia afuera, compuesto por el gobierno nacional, el pueblo sirio, las corrientes opositoras políticas, y que a nivel externo, principalmente podríamos encuadrar  a la Federación de Rusia y a la República Islámica de Irán. Estos actores apuestan a una solución política del conflicto instrumentando el plan impulsado por Bashar al-Asad, al cual calificaron como “solución” para salir de la crisis en Siria. En este contexto, se puede indicar las manifestaciones del pueblo en apoyo a los planes y posturas del Presidente de la República Árabe de Siria, que luego motivaron los respaldos diplomáticos de Moscú y Teherán.
El otro bloque tiene su inercia de afuera hacia adentro del país, y está integrado por Estados Unidos, la Unión Europea, Turquía, Israel, las monarquías árabes, y hacia el interior, se representa con el accionar de los grupos mercenarios que aplican la lógica de acción terrorista. En este caso, despejando su hipócrita postura de actuar por el bien del pueblo bombardeando ciudades y destrozando uno de los Estados más sólidos de la región, plantean la aplicación de la asfixia económica externa acompañada de atentados constantes por parte de las tropas mercenarias.
Las acciones y posturas del segundo bloque revelan la falsedad de sus alegatos en cuanto al apoyo a las demandas del pueblo sirio como ya hemos mencionado. Cualquier expresión genuina que respete los intereses de la población buscaría que el propio pueblo sea el protagonista de la solución. Esta sería una primera forma de ponderar las intenciones de uno y de otro bloque.
El pueblo apoyó decididamente la solución política impulsada por Al-Assad, y si la comunidad internacional persiste en no reconocer esta realidad irrefutable, no habrá posibilidad alguna de acceder a una pacificación real del país.
En segunda instancia, y remitiéndonos a lo dicho anteriormente, podemos apreciar que la coalición anti-siria liderada por Estados Unidos señala que la “oposición” a Al-Assad no acepta la solución política planteada el pasado 6 de enero porque reclaman como primera condición un cese del fuego y la renuncia de Bashar Al-Assad. En este planteo se puede analizar que su oposición a las distintas opciones ofrecidas por el gobierno sirio, por Rusia, por Irán, y hasta incluso por el arco político opositor al gobierno de Al-Asad en el interior del país árabe, demuestra que los objetivos del imperialismo -materializado por los terroristas- no es resolver la crisis siria por intermedio de la renuncia del presidente. Su intención es mucho más siniestra y pragmática, ya que en verdad se proponen destruir por completo la estructura de la República Árabe de Siria para dominar ese país a la fuerza.
Esta política de destrucción del estado sirio se encuadra en el proyecto occidental que persigue un cambio de equilibrios en todo el Oriente Medio. Y Siria es una pieza clave para la realización de ese proyecto imperial.
La potente campaña de desinformación encarada por las grandes agencias de comunicación y propalada por los periódicos locales de los distintos países que recogen sus despachos, se sostiene sobre la base de la negación de la verdadera voluntad del pueblo sirio. A la vez, expresa como salvación revolucionaria el accionar de los mercenarios anti-Siria. Es decir, esa campaña de desinformación, dentro del tablero mundial, expresa una de las principales armas para quebrar la resistencia siria y viabilizar un bombardeo de la OTAN.
La persistencia de las posturas belicistas lo único que lograrán es la continuidad de la crisis en Siria, ya que el pueblo de ese país ha demostrado su carácter nacionalista y de resistencia ante las injerencias de Occidente. Como se vio, el pueblo sirio no está dispuesto a vender su dignidad y el honor que caracterizó históricamente al país.
Todos los argumentos expresados sobre la resistencia popular siria nos invitan a pensar que los planes emanados por el imperialismo para ese país quedarán invalidados y se desvanecerán por la fuerza aplastante de la historia.