La geopolítica de los espacios marítimos complejos: La necesidad de una estrategia común
Patricio Carvajal(*)
APAS
¿Cuál es el futuro geopolítico de América Latina? ¿Seguirá
siendo América un espacio geográfico libre de conflictos? Estas dos
interrogantes nos sitúan de lleno en el ámbito de la reflexión Geopolítica y de
las Relaciones internacionales.
Sin embargo, la Guerra de las Malvinas
(1982), demostró que la estrategia británica correspondía no exclusivamente a
la de un Estado soberano, sino a la estrategia de la Unión Europea
–comunidad económica en ese momento- y de los intereses militares de la OTAN. Con el fin de la Guerra Fría (1989
-1991) se aprecia más aún el significado geopolítico de las Malvinas en la
estrategia europea.
Concluida la Guerra Fría América
Latina redefine su política regional con el mundo a base de dos principios: el
realismo periférico propuesto por el especialista argentino en Relaciones Internacionales,
Carlos Escudé, y el de centralidade da periferia propuesto por el Geógrafo
brasilero M. Santos (199Smilie: 8).
Para Escudé el
realismo periférico consiste en el compromiso que tienen los Estados
latinoamericanos en el ámbito de las Relaciones Internacionales, esto es, el
respeto del derecho internacional y el cumplimiento de los tratados y acuerdos
que dichos Estados han suscrito con el resto del mundo. Todo incumplimiento de
esa normativa reduce a los Estados latinoamericanos a la condición de Estados
“parias” de la comunidad internacional. Sin duda la propuesta de Escudé estaba
fuertemente determinada por la experiencia de la Dictadura Militar
argentina y su aventura bélica sobre la islas Malvinas. Para nosotros,
latinoamericanos, las Malvinas son argentinas. Eso no puede estar en cuestión
si queremos que la Unasur
se consolide y alcance una política regional de seguridad y defensa. Por otro
lado, la propuesta de M. Santos se refiere a que los espacios latinoamericanos
durante la existencia de los imperios coloniales europeos constituyeron la
periferia del sistema mundial, según criterios geohistóricos (Braudel,
Wallertein).
Con el proceso de
Globalización que sucede a la
Guerra Fría , la política mundial pasa de una bipolaridad (USA
/ URSS) a una multipolaridad (Estados Unidos, UE, Rusia, China, India, Brasil,
Japón). Esto implica que nuevos actores emergen como potencias regionales con
aspiraciones a ocupar un sitio en la política mundial: las ex colonias
europeas: América, Asia, África. El bloque geopolítico emblemático de esta
nueva realidad corresponde a los BRICS. Los países que conforman esta unidad
geopolítica se sitúan en un vector internacional distinto a los de los países
de la TRIADA
(Estados Unidos – Japón – Unión Europea) (Ohmae).
Los grandes
espacios marítimos del Pacífico Sur, por donde se dirige el comercio mundial
para llegar a los mercados asiáticos.
Ahora bien, ¿cómo
concebir una Geopolítica y Estrategia marítima de la Unasur ? Un punto de partida
pueden ser las propuestas de Escudé y Santos, ya mencionadas. Por otro lado,
contamos con un pensamiento geopolítico marítimo latinoamericano que nos
permite formular esta estrategia común. En efecto, es necesario prestar
atención a los discursos geopolíticos marítimos de los Almirantes Storni
(Argentina), Buzeta, Ghisolfo, Martínez (Chile) y Vidigal (Brasil).
Buzeta propuso en
su escrito de Geopolítica de 1978 un programa que llamó “El Gran Proyecto
Suramericano”, cuya base es la integración regional. En la década de 1980 el
Almirante Ghisolfo postuló una Geopolítica específicamente naval, cuyo eje es la Isla de Pascua. Esta
estrategia naval insular se complementa con el dominio argentino de las
Malvinas, pues teniendo el dominio de ambos espacios insulares se tiene el
control de las rutas oceánicas del Pacífico Sur y del Atlántico Sur. El
Almirante Martínez postuló en 1993 una Océano – Política que ponía énfasis en la Convención de Jamaica
(1982). Por último, el Almirante Vidigal en su propuesta de una Amazonía Azul
(2006), incorpora a territorio brasilero las 200 millas de ZEE. De
acuerdo con los criterios formulados por estos Almirantes en sus respectivos
discursos, la Unasur
debería explicitar que el espacio marítimo de los Estados ribereños de sus
miembros corresponde a las directrices de los Almirantes mencionados. Pero
dicha declaración, si se hiciere, no sería aún suficiente para consolidar una
geopolítica y estrategia marítima de la Unasur.
Para esto último se
requiere de una estrategia específicamente naval. En otras palabras, definir la
existencia de una Fuerza Naval conjunta de la Unasur , que en un principio podría estar
conformada por las Marinas más poderosas de la Alianza : Argentina, Brasil
y Chile. El desarrollo de esta estrategia es imprescindible para la seguridad y
defensa de los llamados espacios marítimos complejos. En efecto, si atendemos
al desarrollo de las Fuerzas navales submarinas de China (T 093/ T 094), India
(T Kilo, T Scorpene), Japón (Soryu class), Rusia (Borey class) y Estados Unidos
(Virginia class), podemos apreciar la importancia que le asignan esos Estados
al control de los espacios marítimos. A modo de ejemplo, se puede destacar la
entrada en servicio en la
Marina de los Estados Unidos de los submarinos clase
Virginia, unidades multipropósitos que potencian la estrategia nuclear con
operaciones tácticas específicas.
Una Fuerza Naval
conjunta de los Estados del ABC requiere de un incremento sustantivo de la
fuerza de submarinos, la creación de bases submarinas en los espacios insulares
del Pacífico y del Atlántico Sur, y el desarrollo de unidades de superficie que
puedan operar permanentemente en los mares australes. La Fuerza de submarino de la Armada chilena con la clase
Scorpene se sitúa en un nivel de alto desarrollo tecnológico similar al de las
Marinas arriba mencionadas, aunque sin duda requeriría de más unidades de este
tipo dado el extenso espacio oceánico de nuestro litoral.
El Programa
Submarino nuclear brasilero, que tiene la clase Scorpene como base, es una
respuesta adecuada a los desafíos de seguridad y defensa del espacio regional.
El caso de la Marina
argentina es preocupante, dada la reducción permanente de presupuesto que
afecta a las Fuerzas Armadas y la falta de una estrategia marítima congruente
con los desafíos de la política mundial del siglo XXI, y de una estrategia
conjunta con Brasil y Chile.
El neoimperialismo
de Inglaterra al denominar “Tierra de la Reina Isabel ” a más
de 430.000km cuadrados de Territorio Antártico, es una clara demostración de
las tendencias geopolíticas del Reino Unido, apoyadas por sus socios de la Triada : Unión Europea y
Japón
La explosión
demográfica que afecta al planeta, la demanda creciente por recursos para la
alimentación de esa población, la necesidad de agua y otros bienes señalan que
muy pronto la Convención
de Jamaica (1982) y el Tratado Antártico (1959) serán convenciones
internacionales pertenecientes a la
Historia del derecho y no a una dogmática jurídica
internacional. Por consiguiente, son necesarias nuevas Convenciones
internacionales sobre los espacios marítimos complejos. En este sentido el
concepto de Geojurisprudencia desarrollado por la Geopolítica alemana y
el Derecho Público alemán (Haushofer, Schmitt) nos pueden proporcionar una base
conceptual rigurosa al momento de concebir estas nuevas convenciones.
La cartografía
elaborada por el equipo del Profesor Dr. Martin Pratt del IBRU, deja en
evidencia la controversia que ya se ha desatado entre los Estados miembros de la Comunidad Internacional
por el control de los espacios marítimos complejos.
Para finalizar,
citamos las palabras del ex canciller de Brasil y actual Ministro de Defensa,
Dr. Celso Amorim, que pueden servir de base para la Geopolítica marítima
de la Unasur :
“Mas a política de defesa deve estar preparada para a hipótese de queo sistema
de segurança coletivo baseado em normas venha a falhar, por uma razão ou por
outra – como de resto tem ocorrido com indesejável frequência. Essa é uma das
razões pelas quais devemos “fortificar” nosso poder brando, tornando-o mais robusto.
Por isso, nossa estratégia regional cooperativa deve ser acompanhada por uma
estratégia global dissuasória frente a possíveis agresores”.
El Autor es analista geopolítico de Chile. Docente e investigador
universitario. Publicado en dossiergeopolitico.com