Pensar el día a día para sostener el crecimiento

Daniel Gonzalez Almandoz
APAS

  • La profundización del modelo implica la toma de medidas de fondo destinadas a la recuperación de las matrices productivas y sustitutivas de importaciones. Pero también es urgente la reflexión cotidiana respecto de cómo aportamos al diseño de un futuro inclusivo.

Repasar el escenario actual y proyectar el futuro de Argentina exige, como práctica de honestidad intelectual y explicitación de posicionamientos políticos -uno NO piensa desde la nada-, partir de una afirmación: las consolidaciones y avances de los impulsos emancipatorios son posibles sólo si son apropiados y apoyados de manera responsable y coherente por los sujetos.
La permanencia y desarrollo de un proyecto de transformación profundo como el iniciado en 2003, con intentos de establecer nuevos paradigmas y concepciones que se construyen desde la reivindicación y reconocimiento integral de las personas; la ampliación de derechos individuales y colectivos; y el crecimiento autónomo y soberano; sólo es posible con el involucramiento y con mirada estratégica de cada uno de nosotros; más allá de la participación y adhesión electoral circunstancial.
Como síntesis, el debate actual se expresa en dos grandes bloques: por un lado, los que pretenden el agotamiento del modelo, sustentados en los presupuestos filosóficos que anhelan la restitución de las prácticas excluyentes previas al 2001, los “planes para pocos”.
Por otro, y en articulaciones complejas y diversas, estamos los que entendemos que la posibilidad de mejorar las condiciones y calidades de vida del conjunto social radica en la profundización de las políticas públicas vigentes, constitutivas de la “Argentina para todos y todas”.
Permítaseme una digresión. Estando en la maravillosa Viña del Mar, en la costa chilena, no pude dejar de analizar, frente a la vorágine consumista de turistas argentinos, algunas acciones cotidianas, y la necesidad de realizar -o no- las mismas contenidas en una mirada integral de responsabilidad con el diseño y construcción de un presente y un futuro.
¿Habrá reflexión, se tomará dimensión, de cómo las acciones mínimas se inscriben en una lógica cultural mayor, que sustenta desde el yo cómo entendemos el nosotros? ¿Se medita en cada caso de compra de tecnología y productos textiles realizada en los mercados globalizados y globalizantes trasandinos, como esto no es sino una expresión, en muchos casos automatizada y naturalizada, de cómo nos relacionamos con la posibilidad de desarrollo de mercados productores y consumidores internos que redunde en beneficios generales?
La fenomenal destrucción del modelo de sustitución de importaciones; las sostenidas y permanentes trabas, críticas y cuestionamientos al desarrollo de industria pesada; el cierre deliberado y planificado de las instancias de educación formal ligadas a la formación técnica; la colonización cultural-instrumental en educación superior que promovió el retroceso de las ingenierías y las ciencias aplicadas no fueron sino los mecanismos por los cuales se reimplantaba el rol destinado a la región en el marco de la división del trabajo internacional propia del liberalismo de raigambre ricardiana.
La destrucción fue brutal; por lo cual los esfuerzos de reconstrucción son mayores, en tiempo y profundidad, y exigen de medidas concretas y acompañamientos permanentes y colectivos. Arrasar siempre es más fácil que fecundar.
El 2012 se presenta como un año clave para esto. La determinación de avanzar en controles, límites y, cuando es necesario, material y simbólicamente, el cierre de las instancias importadoras y exportadoras son, ni mas ni menos, que la aplicación de un plan necesario para que la recuperación nacional experimentada sea sostenida mas allá de las alternancias en la conducción estatal; y fortalezca las ya importantes condiciones generadas para evitar sufrir coletazos, o que por lo menos estos sean los menores posibles, de las periódicas crisis globales capitalistas.
Detrás de esta decisión se encierran varios desafíos: ordenar, en los límites de un modelo incluyente, prácticas que muchas veces dieron lugar a movimientos especulativos, desabastecimiento y desestabilización por parte de los capitales concentrados; consolidar las potestades del Estado y de la política por sobre las prácticas económicas; y sentar las bases para la reconstrucción de la producción nacional, con valor agregado y el consiguiente impacto en el empleo, el reordenamiento social, y la reparación genuina de modelos de generación y redistribución de rentas.
Algunos señalan que es el tiempo de las medidas antipáticas. Esta es la formulación clásica para denominar la toma de decisiones que causan supuestos efectos negativos sobre determinados estándares de vida que, de acuerdo a ciertas buenas costumbres, no deben afectarse. Cuidado con esto.
Muchas veces las antipatías se generan por unos, pero suelen ser expresadas públicamente por otros, por sujetos que a la larga son beneficiados por esas medidas; y se constituyen en voceros de intereses concentrados. Por eso la necesidad de inscribir nuestras prácticas en procesos mayores.
¿Es antipático tener dificultades para acceder a telefonía o televisores de última generación? ¿Son indispensables a punto tal de ser cuestionadores de un proyecto que luego de 8 años fue ratificado con el 54 por ciento de adhesión popular y que, entre otras cosas, recuperó la independencia económica frente a los organismos internacionales de crédito; o permitió que numerosos sectores como el agroexportador, la construcción, o los servicios crecieran en niveles que pocos años atrás eran impensados?
Por supuesto, es esperable que se plantee que la situación empieza a tornarse grave cuando las limitantes comienzan a afectar algunos puntos sensibles como la salud pública.
Sobre esto resulta útil la palabra del presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren, quien en declaraciones dadas a Radio América, y reproducidas por el diario Tiempo Argentino, “relativizó las noticias sobre la escasez de productos o insumos desde que se implementó el mecanismo de Declaración Jurada Anticipada de Importaciones, y citó como ejemplo el caso de la falta de remedios”.
El matutino afirmó que “el industrial sostuvo que en el monitoreo por sectores que hace la Unión Industrial, en el sector farmacéutico replican que no está el nivel del problema con lo que se escucha, y culpó a la prensa de llevar ese mensaje a diario sin confirmaciones”.
Abordando el mismo tema, el diario El Sol, de la provincia de Mendoza, divulgó las declaraciones del presidente del Colegio de Farmacéuticos de Mendoza, Jorge Jakubson, quien aclaró que aparecen faltantes de medicamentos muy conocidos en términos de marcas, “pero hay drogas que remplazan perfectamente el efecto que se busca y no debería haber ningún problema".
En ese medio, Jakubson aclaró que los faltantes “no tiene nada que ver con la traba a las importaciones, y también especuló con la posibilidad de motivos comerciales” y echó culpas al gremio de los médicos, a quienes criticó duramente a la hora de recetar: "El médico debería dar opciones al paciente y no casarse con un laboratorio, pues el principio activo es el mismo y hay muchos sustitutos”.
La necesidad de apoyar este tipo de medidas no debe confundirse con obsecuencia acrítica. Es cierto que en las decisiones tomadas aparecen aspectos, puntos, decisiones, que deben ser revisadas, discutidas, actualizadas y cuando es necesario, corregidas; a fin de dar respuestas a circunstancias específicas provocadas por el proceso de desguace de fines del siglo 20.
Por ejemplo, es necesario acompañar estas medidas con abordajes diferenciales de sectores y protagonistas de esos sectores; continuar y potenciar las medidas de reactivación que se viene desarrollando en planos económicos y financieros; y fundamentalmente promover el cambio cultural indispensable para que las prácticas diarias de consumo redunden en acompañamiento concreto de las políticas planteadas.
Sin este último punto, se reducen tanto las capacidades de acción de los órganos de contralor; como las posibilidades concretas de transformaciones profundas. Sino vale el caso recordar el resultado del intento de revisar la renta agraria en 2008; o las fuertes críticas sobre el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, cada vez que intentó tomar medidas de control de precios y aseguramiento de abastecimiento en comestibles y combustibles.
El debate sobre las formas concretas que toma la profundización del modelo es indispensable para los años venideros. El mismo puede asumir 2 expresiones: o se discute y plantean las diferencias en el marco de la adhesión al nuevo ideario de lo nacional y popular, a fin de profundizarlo en términos cada día mas emancipador; o se opta por la deconstrucción lisa y llana, asumiendo la responsabilidad y posibilidad, aún en las expresiones que posean las mejores intenciones, de ser funcionales a los intentos de restauración conservadora.
Como señaló Víctor Ego Ducrot en la edición de APAS del 10 de marzo: “Se está dentro del proyecto nacional que se dice estar y, por consiguiente, se obra en consecuencia, incluso resignando posiciones de sector; o la pertenencia declamada encierra una formalidad que asusta, una miopía política que puede conducir a errores después lamentados, cuando es tarde”.