Editorial publicado en la revista Somos donde llama a “conquistar mentes” como segunda etapa de la dictadura militar

16 de septiembre de 1977 
Revista Somos 

El Ejército luchó en tres ángulos: combatió la subversión, realizó acción cívica y catequizó a su población ideológicamente. 

Los cuadros y tropas tenían estos principios básicos; mentalidad ganadora, sentido del orden práctico, planeamiento abreviado, ejecución instantánea, réplica inmediata, persecución a muerte, conquista de la población, espíritu de combate y fe ciega en la victoria. […] 

Combatimos en forma convencional, pero a veces nos adaptábamos a la misma táctica del subversivo. También trabajábamos políticamente, porque la subversión había hecho ese trabajo durante años. […] La gran proporción de universitarios enrolados como ideólogos o combatientes en la subversión dentro del país, es una muestra palpable del trabajo de adoctrinamiento que se realizó en esas casas de altos estudios. 

Esta es la dolorosa, difícil, experiencia vivida en la lucha contra la subversión en las universidades de Tucumán y Bahía Blanca. De ello se infiere la importancia futura en la preparación del ser argentino con una clara orientación ideológica. 

A semejanza de todas las demás, la Universidad de Tucumán padecía de una absoluta autonomía jurídica, legal, política. Esta peligrosa autarquía adecuó el camino a su conversión en la sede teórica y organizativa de la subversión. De allí que la subversión cultural es el esfuerzo de separar el individuo de su medio sociocultural para acoplarlo al universo de ideas, valores, pautas de conducta propias de la sociedad que lleva a cabo la subversión. 

Se trata ya, no de conquistar el terreno, físicamente hablando, sino de conquistar mentes. No de tomar plazas fuertes, sino de moldear las estructuras mentales a favor. La única victoria definitiva en la guerra es la victoria cultural […] Más que lucha por las armas, es una lucha por las almas. 

Para graficar: se ha podado un árbol y para que no brote en el futuro será necesario quemar la raíz y el tronco de ese árbol.


Fuente: Liliana Caraballo, Noemí Charlier y Liliana Garuli, La Dictadura (1976-1983). Testimonios y documentos. Buenos Aires, oficina de Publicaciones del CBC – UBA, 1996