Nicaragua. 17 de julio de 1979: "¡El hijo de puta ya cayó!",

Por Roberto Bardini

17 de julio de 1979: "¡El hijo de puta ya cayó!", decían todos ese mediodía. Los periodistas estábamos en Choluteca, al sur de Honduras, cerca de la frontera con Nicaragua y escuchábamos las noticias por radio. El Frente Sandinista avanzaba hacia Managua, los guardias nacionales huían como ratas y la dictadura de Anastasio Somoza -ya sin el apoyo del presidente estadounidense James Carter- se desplomaba después de doce años en el poder, sin contar las casi dos décadas de tiranía de su padre.

Yo vivía en Tegucigalpa y era corresponsal del diario El Día y el noticiero de Canal 13 de México, que conducía Joaquín López Dóriga. El jefe de redacción era un medio amigo uruguayo, llamado Diego A. En esa época no había celulares, ni internet. Con mucha dificultad logré comunicarme con él desde una cabina pública de Choluteca y le avisé que nos lanzaríamos en tres o cuatro vehículos hacia el paso fronterizo de El Guasaule para entrar a territorio nicaragüense.

"¡Perfecto!", me dijo. "Tú entra por el norte y nuestro corresponsal en Costa Rica entrará por el sur. Júntense en Managua, pónganse de acuerdo y divídanse el trabajo, que yo les mando camarógrafo". Tras unas cuantas peripecias, demoras, prohibiciones para avanzar y equivocaciones de ruta llegamos esa noche a una caótica ciudad en ruinas. No conocía Managua, no tenía télefono, no pude ubicar a mi colega costarricense, no conseguí acceso a un télex. No me importó: estaba viviendo un acontecimiento histórico. Pasamos la noche en los coches, ocultos en unas ruinas cercanas al hotel Intercontinental, mal comidos, muertos de hambre, con el fondo sonoro de disparos e insultos a los gritos que se escuchaban a lo lejos.

Aclaró y fue una alegría de gente en las calles. El amanecer había dejado de ser una tentación.

El 19, día oficial del triunfo sandinista, Diego A. llegó con un camarógrafo en avión, vestido como para el desembarco en Normandía o la evacuación de Saigón, y se consagró como enviado especial de Canal 13. Regresé a Tegucigalpa cuatro días después, con la misma ropa y sin haberme bañado, justo cuando Valeria -mi primera hija- cumplió un año. Y para mí ese fue otro acontecimiento histórico, cuyo triunfo dura hasta hoy.

Fuente: El Facebook del autor