El pragmatismo de Fidel (una lección para los trotkistas

Por Jorge Abelardo Ramos
“Historia de La Nación Latinoamericana”1968, 1973. Fragmento


El movimiento de Fidel Castro recaudaba fondos en Nueva York para la guerrilla y recibía ayuda del Presidente de Costa Rica, José Figueres. Por su parte, el Almirante Larrazábal, Presidente de la Junta Democrática de Gobierno de Venezuela al caer Pérez Giménez, enviaba a los guerrilleros un avión con armas, lo mismo que la Marina Argentina, en tiempos de la dictadura oligárquica de Aramburu- Rojas. Aún durante la presidencia de Frondizi, esa ayuda continuó, según medios allegados al ex Vicepresidente Alejandro Gómez, luego visitante de Cuba.
Al comentar este FORMIDABLE APOYO A CASTRO, Debray añade la "notoriedad mundial, muy protectora de las cadenas capitalistas de difusión, Life y París Match"... El conocido corresponsal del imperialista New York Times, Hebert Matthews, visitaba a FIDEL en Sierra Maestra y escribía grandes y cordiales reportajes. El ex Presidente Prío Socarras financiaba otra expedición militar contra Batista, que operó desde la Sierra de Escambray. El corresponsal del Chicago Tribune y el Presidente de la S.I.P., Jules Dubois (agente estadounidense), participa activamente en las reuniones conspirativas contra Batista que se realizaban en La Habana. Dichas reuniones se hacían con frecuencia en las lujosas residencias de la aristocracia habanera, de los directores de Bancos norteamericanos de la Capital, en los exclusivos Clubs de Tennis o en el Country Club... En este último se organizó un banquete en honor de Dubois. Concurrieron el Presidente de la Cámara de Comercio, el Rector de la Universidad de Oriente, el cura Presidente de la Juventud Católica, un importante exportador de café, los Presidentes de los Clubs de Leones, del Rotary, de la Asociación Médica, del Colegio de Abogados, etc. Había una silla vacía en el banquete. Le explicaron a Dubois que era el sitio simbólico reservado a FIDEL CASTRO, que luchaba por la libertad de Cuba en la Sierra. A CASTRO se sumaron luego tres jóvenes norteamericanos, hijos de funcionarios de la base naval de Guantánamo, que subieron a la Sierra Maestra para luchar. El Arzobispo de Santiago de Cuba enviaba capellanes para los guerrilleros mientras se los negaba al Ejército mercenario de Batista. "Así CASTRO tendría que convertirse en el Robin Hood de la Sierra Maestra" escribe Dubois en el momento de mayor éxtasis de la prensa yanqui, inmediatamente después del triunfo revolucionario. La presión del imperialismo yanqui contra Batista, a través de su prensa, era sintetizada por el mismo Dubois en sus informes a la S.I.P. "Batista jamás podría volver a gobernar a Cuba con libertad de prensa… ". Basta releer la lista de adheridos al llamado Conjunto de Instituciones Cubanas (en general, las corporaciones profesionales, religiosas y técnicas de la alta clase media cubana) y el texto de su manifiesto al pueblo de Cuba, para comprender que el aislamiento político de Batista era total. La gangrena del régimen se extendió al Ejército, que se convirtió en un nido de conspiraciones. Resulta verdaderamente notable que en medio de este vasto "frente", que no era precisamente un "frente nacional", sino un "frente democrático liberal cipayo", FIDEL CASTRO con sus camaradas haya podido lanzarse hacia adelante, transformarse en nacionalista primero y en marxista después. Esta, y no la teoría de la guerrilla, que no resiste el menor análisis, es la mayor originalidad de la revolución cubana. Esta "Alianza de clases" permitió a Fidel alcanzar el poder cuando Batista huyó y el ejército prácticamente se disolvió sin lucha. Se comprenderá que sólo 300 o 400 guerrilleros no habrían estado en condiciones de librar una lucha frontal contra un ejército de 30.000 hombres si este ejército hubiera existido como tal. La restitución de los hechos que condujeron al triunfo de la revolución cubana es esencial para impedir ilusiones peligrosas en el resto de América Latina y en nada disminuye los títulos de FIDEL CASTRO como caudillo político, más bien que como jefe militar. Por el contrario, los sitúa en una dimensión mayor y más imprevista (sería injusto reprocharle a esa revolución su excesiva "dependencia" de la Unión Soviética: geográficamente situada en la boca de su más feroz enemigo, sin que la América Latina pudiera prestarle el menor apoyo, Cuba no tuvo más remedio que acordar con el bloque soviético medidas que la protegieran de un ataque norteamericano, con todas las consecuencias políticas que tal asociación originó).... En su coraje moral para romper el círculo liberal cipayo que lo acompañó hasta el poder, tanto como en su coraje militar, se cifra LA GLORIA DE FIDEL CASTRO, éste patriota latinoamericano de nuestra época que no vaciló en abrazar la bandera del socialismo