Malvinas, una herida abierta de la Patria Grande

3 de enero de 2015
Este sábado se cumple un nuevo aniversario de la invasión inglesa a las Islas Malvinas que, a 182 años de usurpación al pueblo argentino, el Reino Unido perpetúa bajo una escalada militarista del Atlántico Sur como estrategia geopolítica para el control y saqueo de la región. Desde el gobierno argentino instan una vez más a la potencia imperial a hacer lugar a las más de 40 resoluciones sobre la disputa de la soberanía que desde hace medio siglo emite la Asamblea General de Naciones Unidas.

El 3 de enero de 1833, el imperio británico invadió las islas Malvinas desplazando a las autoridades argentinas y a quienes poblaban el archipiélago. En ese entonces el país argentino estaba en plena conformación y organización, lo cual fue aprovechado como contexto de debilidad por Reino Unido para avanzar sobre el control de territorios que en términos estratégicos le permitirían dominar el único paso natural entre el Pacífico y el Atlántico.
En un nuevo aniversario de la usurpación al pueblo argentino, su gobierno reafirma una vez más “los imprescriptibles derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, que son parte integrante de su territorio nacional”.
A través de un comunicado emitido durante la jornada, la cancillería argentina repudia “la ilegítima ocupación colonial británica” y advierte que “se ve agravada por la provocativa y desafiante negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre soberanía como establece el mandato vigente de las Naciones Unidas”.
Este año, recuerda el gobierno argentino, se conmemorará el cincuenta aniversario de la resolución (2065) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la primera referida específicamente a la Cuestión de las Islas Malvinas y que, por reconocer la existencia de la disputa de soberanía, llama a la Argentina y el Reino Unido a encontrarle solución mediante la negociación. Cabe destacar que desde 1965, el organismo internacional ya ha emitido 40 resoluciones acerca del conflicto de Malvinas que han sido desoídas por las autoridades británicas.
Al mismo tiempo, la cancillería argentina denuncia a la potencia imperial por el desarrollo de  “actividades unilaterales de exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables en espacios marítimos argentinos ilegalmente ocupados”, así como “su continuada presencia militar en el Atlántico Sur”.
En este sentido, el gobierno argentino destaca el “unánime rechazo” contra la prepotencia imperial expresado por la región a través de distintos pronunciamientos de las cumbres de Presidentes de los Estados Partes del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y Estados Asociados, de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Cumbre Iberoamericana. También, subraya el apoyo manifestado por otras regiones a favor de la reanudación de las negociaciones como la Cumbre de Países Sudamericanos y Países Árabes (ASPA) y la Cumbre de Países Sudamericanos y Africanos (ASA).
A su vez, resalta el apoyo alcanzado en el marco de la Organización de Energía de América Latina y el Caribe (OLADE), el Grupo de los 77 y China, donde se ha reconocido expresamente el derecho que le asiste a la Argentina de emprender acciones legales contra las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos no autorizadas en sus espacios marítimos, lo cual incluye la plataforma continental.
Finalmente, la cancillería argentina reitera una vez más “su permanente y sincera disposición a reanudar el proceso negociador bilateral con el Reino Unido, tal como lo reclama la comunidad internacional, para hallar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía y poner fin, de este modo, a una anacrónica situación, incompatible con la evolución del actual mundo post colonial”.
Prepotencia imperial
Tras la Guerra de Malvinas (1982), el Reino Unido y Estados Unidos instalaron en el archipiélago, a través de la Organización del  Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la base Mount Pleasant a 60 kilómetros del Puerto argentino y a 700 kilómetros de la costa patagónica, en la Isla Soledad donde operan más de 1.500 militares y 500 civiles británicos.
Se trata de una fortaleza militar que cuenta por ejemplo, con una pista de aterrizaje de 2.600 metros de largo, “apta para el despegue y aterrizaje de aviones de gran porte, así como de un puerto de aguas profundas denominado Mare Harbour, donde atracan regularmente submarinos atómicos”, según precisa el Centro de Estudios y Documentación sobre Militarización del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (MOPASSOL).
Es una de las bases militares más importantes de Nuestra América, a través de la cual el Reino Unido busca proyectar su control sobre los bienes comunes naturales de la región y expandir su dominación sobre la Antártida. La escalada militarista de la mano de la OTAN no sólo significa una amenaza constante para la Argentina sino también para Nuestra América, puesto que la base Mount Pleasant es uno de los puntos de una red de bases militares imperialistas que buscan el dominio del continente.
Bajo estas intenciones, el Reino Unido presenta el conflicto como un “problema militar” para justificar la fuerte militarización que mantienen a 14 mil kilómetros de distancia. Las Malvinas representan uno de los territorios más militarizados del mundo, con un soldado cada dos isleños, de acuerdo a las últimas cifras oficiales inglesas. Su importancia geopolítica hace de las Islas Malvinas un enclave colonial estratégico a través del cual el Reino Unido se asegura un corredor bioceánico para diputar la región.