¿Por qué el dólar en la Argentina?

Aldo Ferrer
Diario BAE [x]

La moneda norteamericana forma parte de la vida cotidiana de los argentinos. Fuera de los Estados Unidos, en el resto del mundo, el dólar es una moneda empleada en las transacciones internacionales, no las domésticas. La “dolarización” es un fenómeno específico de la economía argentina. No se trata de una deformación genética que esté en nuestro ADN. Es una consecuencia del comportamiento de la economía argentina y su moneda, el peso. El problema se expresa en dólares y no en euros, yenes u otras divisas porque es la moneda dominante en las transacciones internacionales.

El punto de partida es la inestabilidad endémica de los pagos internacionales. Periódicamente reaparecen el déficit y la amenaza a la estabilidad de la paridad peso/dólar. El problema es de tal envergadura que constituye una “restricción externa” (RE) crónica del desarrollo del país.

Un breve repaso histórico de la cuestión revela que hasta la crisis de la economía mundial de 1930 no existía la RE. La actividad económica y el ciclo económico de auge y depresión estaban esencialmente determinados por las exportaciones agropecuarias. Estas configuraban la capacidad para importar los bienes y servicios necesarios y pagar los intereses y utilidades del capital extranjero existente en el país. El ciclo económico subía y bajaba al compás de las exportaciones, sin RE.

La crisis del ’30 puso fin a ese modelo “agrario exportador”. La drástica caída de las exportaciones impidió mantener el mismo nivel de apertura a las importaciones y la regularidad en el pago de los servicios del capital extranjero. Esto segundo se administró a través de operaciones de refinanciamiento. Lo primero se enfrentó a través de la industrialización sustitutiva de importaciones (ISI). De este modo, la relación importaciones/PBI, es decir el coeficiente de importaciones (CI), se redujo del 30% vigente, antes de la crisis del ’30, hasta el 10%, en 1950, pleno primer gobierno peronista. La economía pudo crecer moderadamente en esos veinte años, que incluyen la Segunda Mundial, compensando la caída del CI con la ISI y evitando, o al menos, aliviando la RE.



Erradicar la dolarización y recuperar el peso, una tarea colosal

A partir de 1950, hasta el golpe de Estado de 1976, la economía enfrentó plenamente la RE. La imposibilidad de seguir reduciendo el CI por la creciente complejidad de las industrias a desarrollar, sometieron el crecimiento de la economía a la insuficiente disponibilidad de divisas generadas por las exportacionesagropecua rias. El estancamiento de la producción primaria, la reducción de los saldos exportables y el deterioro de los términos de intercambio agravaron la escasez de divisas.

En los momentos críticos el crédito externo producía un alivio hasta que el pago de sus servicios agravaba la RE. Este fue el fundamento del llamado modelo de contención-arranque (stop-go), determinado por las variaciones en la disponibilidad de divisas.

Los cambios bruscos en la orientación de la política económica, que caracterizaron el período, agravaron los desequilibrios del sistema. Éstos se expresaron en la instalación de una inflación crónica, alta y variable, con periódicos brotes hiperinflacionarios. El consecuente debilitamiento del peso provocó la aparición de la dolarización. En el mercado interno de todos los países las respectivas monedas nacionales cumplen tres funciones: referencia de valor, medio de cambio e instrumento de ahorro.

En la Argentina, la prolongada inflación fue destruyendo dos de esas funciones: referencia de valor e instrumento de ahorro. Las mismas las cubre esencialmente el dólar. El peso funciona principalmente como medio de cambio en las transacciones internas. El golpe de Estado de 1976 integró a la economía argentina a la financiarización de la economía mundial. Es decir, a la especulación y las ganancias financieras, convertidas, hacia la misma época, en el eje dominante de la globalización. Las reformas promovidas en los Estados Unidos y Gran Bretaña por los gobiernos de Reagan y Thatcher sancionaron la sustitución del paradigma keynesiano, predominante durante la reconstrucción de posguerra, por el neoliberal. En ese contexto global, en la Argentina, la política económica de la dictadura provocó el aumento explosivo de la deuda externa.

La actividad económica quedó sometida a la entrada y salida de capitales especulativos. La RE del stop-go de la ISI fue sustituido por la RE del endeudamiento externo. La política económica quedó sometida al “riesgo país” y a las condiciones del FMI y los acreedores. Este período abarca desde 1976 hasta el default de 2001. Es el peor de la historia económica y social del país y consagró la debacle del peso y la creciente importancia de la dolarización.

La convertibilidad de la década de 1990 y la paridad unitaria peso/dólar fueron la expresión extrema de la dolarización en el período. Después de la salida de la crisis terminal del neoliberalismo y durante el mandato del presidente Kirchner la economía argentina operó sin RE. El superávit del comercio exterior y del balance energético, en el marco de un tipo de cambio competitivo y elevado superávit primario en las finanzas públicas, generó la abundancia de divisas y el aumento de las reservas internacionales. El país recuperó su soberanía y Estado nacional, reestructuró la deuda externa en sus propios términos y experimentó una notable recuperación económica.

La RE reapareció en el transcurso del primer mandato de la presidenta Kirchner debido al creciente déficit en el comercio de manufacturas de origen industrial y en el balance energético, en un contexto de apreciación del tipo de cambio y del debilitamiento de las finanzas públicas. La economía y su sector externo conservaron la solidez resultante del desendeudamiento, pero la RE provocó la caída de las reservas internacionales. El consecuente deterioro de las expectativas impulsó la inflación y la dolarización.

En conclusión, la significación que el dólar tiene en la Argentina no obedece a ninguna perversión del comportamiento de la sociedad argentina y sus actores económicos. Simple y llanamente, obedece a la insuficiencia periódica de dólares, la inflación crónica y, consecuentemente, la impotencia del peso de cumplir las funciones de ahorro y referencia de valor inherentes a una moneda nacional. En el resto del mundo, salvo ínfimas excepciones, no existe dolarización porque los países cuentan con monedas nacionales plenas, sin déficits endémicos en sus pagos internacionales y con aumentos de precios y cambios de paridades relativamente estables.

Por lo tanto, para erradicar la dolarización y recuperar al peso, en la plenitud de sus funciones, es indispensable resolver la RE equilibrando el comercio de manufacturas de origen industrial y el balance energético y agregando valor a las exportaciones de productos primarios. La existencia de un tipo de cambio competitivo estable y el fortalecimiento simultáneo de las finanzas públicas provocaría un cambio radical de las expectativas, la baja de la inflación a tasas no mayores a un dígito y terminaría con la dolarización. En lo inmediato, la insuficiencia de dólares y la mejora de las expectativas serían facilitadas por reformas del régimen cambiario e incentivos a retener los dólares en bancos locales.

Esto ayudaría a incorporar dólares existentes fuera del circuito productivo. Actualmente, mientras subsiste la escasez de dólares sin agravar la RE a futuro tomando deuda externa) y el Banco Central pretende administrar la paridad peso/dólar, los controles (cepos, blanqueo, control de importaciones, etc.) determinan la aparición de un dólar paralelo. En el mismo escenario, los controles y acuerdos de precios internos para evitar las maniobras especulativas y ajustes preventivos de precios tienen poca capacidad de controlar la inflación y contribuir a estabilizar el tipo de cambio.

En la actualidad la RE existe en condiciones de baja deuda externa pagable con recursos propios y recuperación de la soberanía y del Estado nacional. Es una gran diferencia con las situaciones que culminaron en la crisis de 1983 y en 2001 con el default.