Las conversaciones entre israelíes y palestinos de John Kerry son una tapadera para la agresión y anexión

Mahdi Darius Nazemroaya

Las llamadas "conversaciones de paz" iniciado por John Kerry entre Israel y la Autoridad Palestina son teatralidad sin sentido que son parte de una estratagema ocultar y oscurecer las verdaderas intenciones de los EE.UU. e Israel en el Medio Oriente.
Cuando el Presidente de EE.UU. Barak Obama fue a visitar Israel en marzo de 2013, las conversaciones de paz no eran ni siquiera una prioridad para su gobierno. El mundo se le dijo sin rodeos por Obama de que el llamado "proceso de paz" ni siquiera estaba en la agenda de discusión entre los gobiernos de Estados Unidos e Israel. Por lo tanto, la gran pregunta en muchas mentes: ¿por qué las conversaciones convertido en una prioridad para el gobierno de los EE.UU. ahora?

Secretario de Estado John Kerry (C) EE.UU. hace una declaración con el ministro de Justicia de Israel, Tzipi Livni (L) y el jefe negociador palestino, Saeb Erekat (R), durante una conferencia de prensa sobre las negociaciones del proceso de paz Oriente Medio en el Departamento de Estado el 30 de julio, 2013 en Washington, DC.  (AFP Photo / Win McNamee)
El Secretario de Estado John Kerry (C) EE.UU. hace una declaración con el ministro de Justicia de Israel, Tzipi Livni (L) y el jefe negociador palestino, Saeb Erekat (R), durante una conferencia de prensa sobre las negociaciones del proceso de paz Oriente Medio en el Departamento de Estado el 30 de julio, 2013 en Washington, DC. (AFP Photo / Win McNamee)

La ilusión de las “negociaciones de paz”
El objetivo principal del supuesto proceso de paz ha sido siempre servir de distracción teatrera. En sus inicios, las conversaciones israelo-palestinas se utilizaban para mantener a raya al pueblo palestino y a los árabes. Con el tiempo, las conversaciones y negociaciones de paz adquirieron otra dimensión al convertirse en una herramienta conveniente para distraer la atención pública internacional e influir en la opinión pública mundial presentando a Israel como entidad razonable dispuesta a hacer concesiones en aras a la paz y seguridad.
En el último punto mencionado en el anterior párrafo, hay una trampa acerca del concepto de las “concesiones de Israel” a los palestinos. Las concesiones israelíes solo existen en términos teóricos, en caso de que los ilícitos antojos de Israel se consideraran legítimos. En realidad, las concesiones israelíes no existen, especialmente cuando es el Derecho Internacional la vara de medir para evaluar el conflicto israelo-palestino. Tel Aviv proclama ilegalmente que toda Cisjordania, sobre la que no tiene titulo legal alguno en virtud del Derecho Internacional, es territorio suyo. Los dirigentes israelíes atenúan sus proclamas territoriales sobre Cisjordania, que han estado muy ocupados anexionándose durante todas las falsas conversaciones de paz, como una especie de concesión a los palestinos.

Los llamados “asentamientos israelíes” en Jerusalén Este y Cisjordania son rechazados de forma categórica por las Naciones Unidas porque son ilegales. Y una descarada violación del Derecho Internacional. Los asentamientos de Israel en Cisjordania han sido unánimemente identificados como crimen de guerra, en virtud del Estatuto de Roma de 1998 del Tribunal Penal Internacional, por todos los jueces de ese Tribunal. EEUU es también cómplice de esto, porque Washington ha impedido que se pudieran llevar a cabo diversas acciones internacionales contra Israel. Hay que llamar a las cosas por su nombre: los asentamientos israelíes en Cisjordania no son más que colonias israelíes.

No hay concesiones israelíes, solo exigencias

Resulta cómico escuchar al Secretario de Estado de EEUU John Kerry pedirle a Israel y a la Autoridad palestina que lleguen a “compromisos razonables”. Por expresarlo con claridad, han sido realmente los palestinos quienes han asumido compromisos reales y después, para colmo, han sido los únicos que se han visto forzados, tanto por el gobierno estadounidense como por Israel, a hacer gradualmente más y más concesiones. Además del reconocimiento por parte de las autoridades palestinas de alrededor de un 80% del territorio de Palestina, que ha quedado incluido dentro de las fronteras de Israel de 1967, un 60% más del espacio territorial de Cisjordania está ocupado por los asentamientos/colonias israelíes.

El Muro de Separación de Israel o Muro del Aparthied [Hafrada] ha separado el Este de Jerusalén y las tierras económicamente más importantes de Cisjordania de sus residentes y propietarios palestinos. A los palestinos ni siquiera se les permite administrar sus propios recursos y los israelíes les roban el agua a diario. A pesar de todo esto, los corruptos negociadores palestinos, que no tienen ningún mandato legal ni popular para representar al pueblo palestino, han estado dispuestos a reconocer y mantener la mayor parte de los asentamientos/colonias israelíes en Cisjordania (situados en las mejores tierras), renunciando a los derechos jurídicos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles para que el pueblo palestino vuelva a sus ocupados hogares.

Israel no quiere un genuino acuerdo negociado con los palestinos. Quiere únicamente que se conviertan, en el mejor de los casos, en “habitantes del cuarto mundo”. De hecho, establecer más asentamientos/colonias en Cisjordania se ha convertido en una prioridad para el gobierno de Benjamin Netanyahu. Además de anexionarse la mejor tierra en Cisjordania, Tel Aviv quiere dictar sus condiciones para la creación de un “Bantustán palestino”, compuesto por varios enclaves desconectados y controlados básicamente por Israel a través de títeres interpuestos que carecerá de cualquier legitimidad, de cualquier independencia política auténtica y de capacidades económicas reales.

La Autoridad Palestina hace lo que le ordenan Washington y Tel Aviv

Desde los Acuerdos de Oslo, la ocupación de Cisjordania ha ido subcontratando a colaboracionistas palestinos. La AP y su líder, Mahmud Abbas, carecen de mandato popular. Hay pocas dudas de que la AP, ilegítima y en bancarrota moral, no sea fundamentalmente otra cosa que un cliente de EEUU e Israel que vigila a los palestinos para Washington y Tel Aviv. Desde la victoria electoral de Hamas y la derrota de Fatah en las elecciones palestinas de enero de 2006, EEUU e Israel han hecho cuanto ha estado en su mano para apoyar a Mahmud Abas y a su facción de Fatah en Ramala; mientras, de manera opuesta, aplastaban cualquier atisbo de auténtica participación democrática en los Territorios Palestinos. Desde entonces, no se han celebrado nuevas elecciones y Abbas ha gobernado mediante edictos dictatoriales con los apoyos de EEUU, la UE, Israel y las monarquías dictatoriales árabes. Además, Abbas ha cancelado tanto las elecciones presidenciales como las parlamentarias.

Nadie debería hacerse ilusiones; la AP nunca tuvo oportunidad alguna de entrar a negociar. La AP consigue toda su financiación y autoridad de EEUU e Israel, sin las cuales se vendría abajo. Cuando estallaron protestas en Cisjordania contra la AP, Abbas se apresuró a enviar emisarios de Ramala a que vieran a las autoridades estadounidenses e israelíes, pidiéndoles que le lanzaran un salvavidas. No cuenta con el apoyo de su pueblo, se mantiene a través de la fuerza bruta y de la ocupación israelí. Mediante la promesa israelí de liberar a varios prisioneros palestinos que llevan varias décadas en las cárceles de Israel, EEUU e Israel están incluso creando una tapadera para que la AP pueda justificar su entrada en las ficticias conversaciones de paz iniciadas por el Secretario de Estado Kerry.

El regreso del archisionista Martin Indyk

Uno solo tiene que examinar quién es el funcionario estadounidense que supervisa las negociaciones para poder tener una idea de lo falsos que realmente son. El archisionista Martin Indyk, un antiguo lobbysta de alto nivel perteneciente al Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés), a quien finalmente el Presidente Clinton concedió la ciudadanía estadounidense para que administrara la política exterior en Oriente Medio, será quien medie en las conversaciones entre Israel y la Autoridades Palestina como supuesto enviado especial de Washington para la paz. Indyk ha estado vinculado a todos y cada uno de los tentáculos del lobby sionista dentro y fuera de los EEUU, desde el Washington Institute for Near East Policy (WINEP), que es el brazo investigador del AIPAC, hasta el Saban Center for Middle East Policy de la Brookings Institution , que ejerció una gran influencia en la política exterior de la Primavera Árabe de Qatar. Según un discurso de Indyk, pronunciado en 2009 ante la primera convención de los que se autodenominan “organización pro Israel” J Street, emigró deliberadamente a EEUU como medio de asegurar que la política exterior estadounidense sirviera a los intereses de Israel. Indyk sirvió también dos veces como Embajador de EEUU ante Israel, fue arquitecto de la política estadounidense de contención de Iraq e Irán, y un ávido animador y apologeta de las guerras de Israel contra los palestinos en Gaza y el Líbano. Ahora, Indyk está encargado de las conversaciones de paz como miembro de la Administración Obama.

Igualmente vergonzosos son los negociadores israelíes y de la AP que se sientan con Indyk a la mesa. Del lado israelí, tenemos a Tsipi Livni, una insolente criminal de guerra que se vio obligada a cancelar un viaje a Gran Bretaña a finales de 2009 porque se emitió una orden de búsqueda y captura en su contra. Sentado junto a ella, de la AP, hay un hombre que Livni conoce muy bien y que una vez le dijo que, si fuera israelí, “votaría por ella”. Ese hombre, Saeb Erekat, es alguien al que ningún palestino toma en serio ni respeta. En toda su carrera, Erekat no ha hecho sino arrastrarse ante los funcionarios estadounidenses e israelíes; dijo que el Senador John McCain que tenía un “verdadero compromiso con la paz”después de que en 2008 se supiera que a McCain le importaban un comino los palestinos; Erekat incluso llamó amigo al Primer Ministro de Israel Ariel Sharon –el dirigente israelí responsable de las masacre de Sabra y Shatila en los campos de refugiados palestinos de Beirut- y, en numerosas ocasiones, se ha disculpado ridículamente ante los israelíes de que las negociaciones que el mismo Tel Aviv había saboteado no hubieran llegado a buen puerto.

Las conversaciones de paz y la ecuación regional

El momento de las conversaciones israelo-palestinas está vinculado a los planes estadounidenses e israelíes para salvar su decadente estatus regional en Oriente Medio y a su clientela. A nivel regional, los acontecimientos que involucran a Egipto, Siria, Qatar y los Hermanos Musulmanes han tenido un gran impacto sobre los palestinos e Israel. Abbas hizo incluso una visita a Beirut a primeros de julio de 2013 para advertir a los refugiados palestinos en el Líbano que se mantuvieran neutrales en los enfrentamientos que tienen lugar en Siria y Líbano.

Mientras tanto, en la Franja de Gaza, Hamas está cada vez más aislado. Durante un tiempo parecía que el gobierno de Hamas en Gaza iba a ganarse el favor de otros países árabes a expensas de Mahmud Abas y sus lacayos en Ramala. Sin embargo, los sucesos de Siria y Egipto han herido a Hamas. Aunque no tiene la razón en todo, merece la pena citar lo que Eli Shake, ex Embajador de Israel en Egipto, dijo jubiloso sobre Hamas cuando la Hermandad Musulmana estaba siendo derrocada en Egipto a principio de julio de 2013: “Hamas ha perdido Irán, han perdido Siria y están perdiendo Egipto. Están mucho más aislados”. A pesar de los sufrimientos de los gazatíes, el aislamiento de Hamas ha sido también del agrado de Abbas y su régimen en Ramala, que han corrido a felicitar al General Al-Sisi y al ejército egipcio por sacar del poder a los Hermanos Musulmanes en El Cairo. Ahora se ha desatado una oleada de terror militar contra los palestinos en Egipto.

El muy impopular Abbas se enfrenta a una potencial rebelión en Cisjordania. En su feudo se incuba una crisis política al tiempo que su degenerada AP se enfrenta al colapso con un creciente desempleo, cada vez mayor recesión económica, aumento de la impopularidad y represión al alza. El régimen en Ramala ha visto una oleada de purgas políticas y dimisiones de funcionarios que tratan de distanciarse de Abbas al ver que la situación en Cisjordania va haciéndose cada vez más desesperada.

¿Hablando de paz mientras se prepara la guerra?

Resulta una ironía que EEUU e Israel, dos de las tres partes implicadas en las conversaciones de paz, hayan estado amenazando con atacar Siria, Líbano o Irán. Quizá lo más interesante de todo sea que el anuncio sobre la renovación de las conversaciones entre Israel y la AP se produjo justo cuando EEUU e Israel presionaron a la UE para que incluyera el ala militar de Hizbollah en la lista de organizaciones terroristas, aunque la UE no tiene relación alguna con el ala militar de Hizbollah ni sabe nada sobre la misma. La decisión de la UE es claramente política y está realmente vinculada con el fracaso estadounidense a la hora de imponer un cambio de régimen en Siria, donde Hizbollah ha intervenido y las fuerzas contra el gobierno patrocinadas por EEUU han sido derrotadas.

Históricamente, las conversaciones de paz israelo-palestinas han ido siempre unidas a aliviar las presiones relativas a los planes bélicos de EEUU. Washington y Tel Aviv podrían estar contemplando algún tipo de confrontación con Hizbollah o incluso con su patrón, Irán. La deslucida imagen internacional de Israel podría deteriorarse aún más si una nueva confrontación con Hizbollah adoptara la forma de otra guerra israelí contra el Líbano. Netanyahu ha empezado ya a amenazar unilateralmente de nuevo con atacar Irán, lo que no le resultaría factible si EEUU no se involucrara. Además de proporcionarle tapadera para los asentamientos/colonias en Cisjordania y aliviar las presiones internacionales sobre Tel Aviv, las renovadas conversaciones israelíes con la AP podrían servir de medio para hacer aparecer al gobierno de Netanayahu como alguien que desea verdaderamente la paz antes de lanzarse a algún tipo de aventurerismo. Además, la etiqueta de terrorista de la UE sobre Hizbollah podrían utilizarla EEUU y los israelíes para justificar tal confrontación como una lucha contra el terrorismo.

Cualquiera que sea la razón subyacente en la renovación de las fútiles conversaciones entre Tel Aviv y la AP, ni el gobierno de EEUU ni Israel están interesados en una solución justa. Ni tampoco son de verdad ni van en serio las conversaciones, los negociadores o el gobierno de EEUU como intermediario. La Administración Obama está únicamente persiguiendo sus propios intereses en el Gran Oriente Medio.

Livni, la representante israelí, fijó el tempo del resultado de las negociaciones al declarar que la gente no debería ser “optimista”. Washington y Tel Aviv ni siquiera permitirán que los palestinos creen su propio país independiente poniendo fin a la ocupación de Jerusalén Este, la Franja de Gaza y Cisjordania. Mientras el destituido pueblo palestino sigue padeciendo los hechos que se producen sobre el terreno, las vergonzosas conversaciones de paz no servirán más que como cortina de humo para que Tel Aviv colonice sistemáticamente lo que queda de la patria palestina comoLebensraum o “espacio vital” israelí. No hay otra forma de expresarlo.

Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo e investigador asociado del Centre for Research on Globalization (CRG), con sede en Montreal. Está especializado en temas de Oriente Próximo y Asia Central. Sus artículos se han publicado en más de diez idiomas.