Nueva ronda de estímulos de la Reserva Federal
Eduardo Luis Curia
Diario BAE
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Nueva ronda de estímulos de la Reserva Federal |
Finalmente, el
titular de la Reserva
Federal (RF) americana, Ben Bernanke, decidió propulsar un
tercer capítulo de la estrategia de quantitative easing (QE) o facilitación
monetaria. En este caso, se dispone a volcar unos u$s40.000 millones mensuales
al mercado de hipotecas. Este accionar viene a empalmar con los rounds
anteriores de la QE
y con el mecanismo conocido como Operation Twist, por el que se venden activos
de corto plazo comprando a cambio activos de largo plazo. Como es obvio, la
sumatoria de todos estos resortes está transformando a gran escala la hoja de
balance de la RF ,
en la que expanden su peso los títulos de especial naturaleza involucrados con
tales resortes.
Bernanke
termina “moviéndose”, adoptando un nuevo paquete de estímulo monetario a poco
tiempo de la realización de los comicios presidenciales (noviembre). En
anteriores apariciones públicas, Bernanke siempre aclaró que disponía en su
“reserva” de expedientes estimulantes adicionales, aplicables, o no, según las
circunstancias. La proximidad de las elecciones surgía como un dato de presión
con relación al margen de maniobra del chairman de la RF , por las sospechas de
parcialidad política, en un sentido u otro, que podían disparar las decisiones
asumidas.
A
simple vista, su reciente resolución lo mostraría a Bernanke “proclive” a la
administración demócrata. Sin embargo, es harto difícil que el flamante turno
de la QE posea el
calibre y la efectividad suficientes como para, de cara al cortísimo plazo, cambiar
la historia. Económicamente, con vistas a las elecciones, “se está bastante
jugado”.
En
verdad, no habría que descartar que Bernanke decidiera actuar, ahora, pensando
en su propio interés y en su propia responsabilidad como máxima autoridad
monetaria (y como relevante autoridad económica), siendo que su presente
mandato culmina en enero del 2014, constituyendo esta fecha una referencia
temporal crucial, oportunidad en que se hará balance de su gestión. La
operatoria que se pone en marcha en estos momentos, puntualmente y apuntando a
noviembre, no agrega ni quita demasiado a las sospechas que se le profesan
desde diversos círculos de los dos partidos. Sin embargo, no deja de constituir
un hito adicional en la estrategia más amplia que él, personalmente, impuso a la RF , con las implicancias más
generales del caso.
El
titular de la RF
observaría que la recuperación de la actividad económica sigue vacilante,
mientras el desempleo persiste elevado, cargando éste con varios puntos por
encima de lo que se consideraría la “tasa natural”. En consecuencia, emite una
señal de continuidad y de coherencia en cuanto a la aplicación sostenida de los
estímulos monetarios. Ya aseguró que se mantendrán en el tiempo las tasas de
interés muy bajas. Y con tasas que así “coquetean” con el zero lower bound
(límite mínimo de tasa cero), el resorte concurrente es el compromiso por una
afluencia monetaria bien elástica. Ahora se va más allá de la fijación de una
fecha de referencia, y, entonces, la referencia se desliza hacia un objetivo:
“hasta que baje el desempleo”. Como siempre dijimos, Bernanke cree que la
contumacia en el uso de los estímulos monetarios es el expediente clave para
terminar de alinear las expectativas de los agentes a favor de decisiones de
gasto y de inversión que ayuden a dejar atrás a la recesión, tal como enseñó al
examinar la depresión japonesa.
Un
dato más, no trivial: mientras la
RF insiste en cierto activismo en pro de reanimar la
actividad –el que se podrá discutir en más o en menos, pero que se percibe–, la
visión de la impulsión económica por la vía fiscal ha encallado. El mismo Obama
se enfrascó en una política de relativo ajuste en la esfera fiscal, con
indicios, y con ciertos compromisos a nivel de las fuerzas políticas, que, con
vistas al 2013, las prácticas de ajuste podrían ser robustecidas por medio de
refuerzos de impuestos y recortes de gasto. A tal punto la política fiscal se
halla en una zona gris, que el propio Bernanke está advirtiendo a los
parlamentarios de su país sobre los efectos que podrían sobrevenir sobre la
actividad.
Probablemente,
al chairman de la RF ,
que como se sabe es también uno de los mayores teóricos monetarios a nivel
mundial, no se le escapa la impasse, por lo cual aspira a poner a salvo su
responsabilidad en el ámbito de la política monetaria, sumando incluso
sugerencias acerca de otros planos de la política económica, ratificando un
aparente mayor activismo.
El alcance del nuevo round de estímulos. El quid del nuevo
tramo de la QE
reside, como se adelantó, en la compra de hipotecas. Las grandes compañías de hipotecas
–como Freddie Mac y Fannie Mae, ahora en manos del gobierno–, toman las
hipotecas emitidas por los bancos y las transforman en títulos o instrumentos
financieros, los que serían adquiridos, según la cantidad mensual estipulada
(la que es importante para el mercado), por la RF.
Primariamente,
se espera que por medio de este mecanismo, las tasas de las hipotecas a 30 años
desciendan (vgr., del 3,5 al 3,25%, o algo así). En la medida en que las tasas
de las hipotecas se reduzcan, concomitantemente, los precios de los inmuebles
tenderán a subir, alentándose una instancia positiva de efecto “riqueza”. De
paso, bajo una óptica más abarcativa, se esperaría a modo de rebote una cierta
animación de las expectativas de gasto y de inversión, con, incluso, el deslizamiento
de los operadores hacia otros activos con mayores rindes.
Éste
sería el “libreto oficial” explicativo. Sin embargo, es inocultable que el
escepticismo acerca del grado de efectividad de la estrategia, y no sólo para
el cortísimo plazo, persiste. Hay quienes, por ejemplo, no le asignan mayor
incidencia al recorte aludido de tasas, y, en un plano más global, se pone en
duda que los bancos dejen de “estar sentados” sobre la liquidez (sin otorgar
préstamos), conformándose con las tasas mínimas, pero “seguras”, que paga la RE por sus reservas; o,
negociando tasas muy altas para terceros bancos, de menor tamaño, más
predispuestos a prestar.
Naturalmente,
hay una crítica ortodoxa, la cual denuncia que la presión del endeudamiento y
de una expuesta situación fiscal, sumando el “anticipo” de las futuras cargas y
problemas que se derivarían de tales instancias sobre los operadores, son
factores que disuaden a éstos de embarcarse seriamente en iniciativas
económicas que galvanicen la recuperación.
Una
crítica más sopesada es la que plantearon días atrás, en el Wall Street
Journal, el senador Phil Gramm (titular del Comité de Bancos del Senado) y el
prestigioso economista (que fuera por un lapso subsecretario del Tesoro de G.
W. Bush) John Taylor. Éstos no impugnan la estrategia monetaria de Bernanke
durante el vórtice de la crisis, pero sí denuncian su rendimiento decreciente
con relación a los paquetes adicionales, mostrándose preocupados, asimismo, por
la acentuación de los nuevos rasgos atinentes a la configuración de la hoja de
balance de la RF.
En
la hipótesis de que, aun de manera lánguida, la economía americana avance en
una recuperación algo más firme, y por ende suban las tensiones inflacionarias,
estaría llegando el momento en el que la
RF debería rehacer su balance, “removiendo la liquidez”, en
palabras del propio Bernanke. Como el acumulado de los factores asociados a esa
configuración es muy significativo –vgr., Bonos del Tesoro, participaciones
privadas, hipotecas, expresiones de la Operation Twist –,
el deshacerse de los mismos, vendiéndolos, puede alentar subas intempestivas de
tasas de interés, amenazando así la consolidación del repunte. En fin: los
autores señalan dudas sobre la posibilidad de aplicar en el caso un accionar de
sintonía fina.
Correspondería,
también, aludir a las implicancias de orden internacional que puede instigar el
nuevo tramo de la QE ,
dando pie a un nuevo eslabón de la saga de la “guerra de monedas”,
advirtiéndose ya expresiones al respecto emanadas del ministro brasileño G.
Mantega. Se trata de un crucial aspecto, que merece una nota ad hoc.
En
fin: las facetas en juego son densas y variadas. De todas formas, parece
innegable que en medio de una fastidiosa orfandad en cuanto a ideas y actitudes
que se advierte en los niveles cumbres de decisiones económicas en el plano
mundial, Ben Bernanke, con la RF
a cuestas, por lo menos atisba una estrategia dotada de cierta lógica y de
continuidad en el tiempo, a través de la cual pone en juego su prestigio. Queda
abierta la pregunta sobre el grado de éxito de aquélla.