El 24 de abril de 1965 las fuerzas armadas dominicanas al mando de Caamaño Deno inician una insurrección popular

Por Daniel Alberto Chiarenza

Juan Bosch
El 23 de septiembre de 1963 hubo un golpe de Estado contra el presidente constitucional de la República Dominicana Juan Bosch. Asume una junta de gobierno. Preside Reid Cabral. El general Wessin es jefe del ejército. Éstos tratarían, con los meses, de endurecer su posición; decidieron dar de baja a algunos jefes de la base 16 de Agosto que no le merecían confianza, pero cuando el jefe del estado mayor se hizo presente para comunicar esa orden, fue detenido por el jefe de la base, quien formaba parte de la rebelión constitucionalista organizada en Puerto Rico por el Pacto de Río Piedras del que participaban el PRSC (Partido Revolucionario Social Cristiano) y el PRD (Partidario Revolucionario Dominicano) de Juan Bosch.

José Peña Gómez tomó la radio nacional llamando a la población a manifestarse por Bosch y la Constitución. La policía se movilizó rápidamente y retomó la emisora, pero el llamamiento desató una ola de entusiasmo en todo el país. La base 16 de Agosto se pronunció por los constitucionales.

El coronel Francisco Caamaño Deno acompañado por otros dos oficiales se trasladó al Palacio de Gobierno y puso al presidente de la junta Donal Reid Cabral bajo arresto de la Guardia del Palacio.

La Asamblea depuesta por el golpe del ’63 se reunió y nombró presidente al Dr. Molina Ureña, en espera del regreso de Bosch.

Alertado el general Elías Wessin -jefe de la poderosa base aérea de San Isidro- ordenó el bombardeo del Palacio Nacional a la vez que inició la movilización de sus tropas.

El ejército quedó dividido en dos fracciones, por un lado los constitucionalistas con los dos cuarteles sublevados y por el otro el general Wessin en San Isidro. Éstos controlaban toda la aviación, lo que desde el punto de vista militar les daba una ventaja decisiva.

Generalmente estos movimientos enfrentados se traducen en escaramuzas donde más que la propia lucha es el cálculo del resultado el que define la situación. Sin embargo esta no fue igual a otras veces. Los dirigentes del movimiento constitucionalista dieron un paso decisivo que casi ningún ejército se atreve a dar; para equilibrar las fuerzas dieron ese paso: abrieron los arsenales de los cuarteles y de las comisarías que estaban en su sector. Súbitamente la ciudad se convirtió en cuartel. Desde las primeras horas de la tarde  del domingo (25 de abril) ese pueblo armado rechazó a los tanques de Wessin y golpeó al ejército hasta llevarlo al borde de la destrucción.

En sólo cuatro días el ejército montado durante años de dictadura y armado pródigamente por Estados Unidos se encontró en colapso. Las tropas de Wessin se replegaron a la base de San Isidro. Solo restaba la rendición.

La reacción yanqui no se hizo esperar; en el golpe contra Bosch el presidente Kennedy había retirado al embajador estadounidense en Santo Domingo y suspendido la ayuda económica como medio de presión en favor de un retorno a la constitucionalidad. Pero a los pocos días del asesinato de Kennedy, las relaciones fueron reestablecidas y Estados Unidos adoptó una política de franco apoyo al régimen militar. Ahora, Johnson y su equipo no podían dejarlos caer.

Mientras la capital estaba totalmente en manos de las milicias populares, organizadas por oficiales constitucionalistas, y se esperaba la llegada de Bosch, el gobierno yanqui había decidido la intervención.

Así, la noche del 28 de abril desembarcan 30.000 “marines” en Santo Domingo. Demasiadas tropas para una ciudad de sólo 600.000 habitantes.

Las radioemisoras, controladas por el “general” Imbert, quien fuera conocido luego como el carnicero de Santo Domingo, transmitían incesantemente marchas militares estadounidenses, mientras las tropas invasoras se desplegaban con gran aparatosidad, dejando separados entre sí a los dos reductos constitucionalistas: la base 16 de Agosto y el barrio Villa Consuelo, el que comenzó a ser bombardeado ni bien desembarcaron las tropas yanquis.

El 4 de mayo los defensores de Villa Consuelo, baluarte constitucionalista, han sido exterminados. Las tropas yanquis completan la ocupación bajo la bandera de la OEA.