El Canal de Suez, la ruta petrolera por la que casi estalla una Tercera Guerra Mundial
Por Eugenia Miras
para ABC (España)
Publicado el 24 de abril de 2018
para ABC (España)
Publicado el 24 de abril de 2018
Durante el conflicto
armado en el Sinaí, el presidente norteamericano Eisenhower enviaría la primera
Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas; buscando una salida hacia la paz
para evitar el avance de la URSS.
Velar por la paz debería ser la máxima de las
prioridades gubernamentales, aquí, en China, Estados Unidos y en toda esa
desgraciada lista de países que cuenten con un arsenal suficiente
para carbonizar a toda la humanidad. Sin embargo, ese nirvana sobrepasa los
límites de la utopía. Sin perder el ánimo, en la Historia también
existen referentes que han contribuido al «desarme» y que
además han servido de contención para evitar mayores carnicerías.
El presidente estadounidense Dwight D.
Eisenhower (1953-1961), era tan norteamericano como el actual; y sin
embargo durante la Guerra del Sinaí, (conocida también como
la Crisis del Canal de Suez), se comportó como un ser humano. El
gobernante destacaría por la ya olvidada pero valiente participación durante el
conflicto, cuando decidió bloquear las fuerzas de sus amigos occidentales en
Oriente; recriminando sus actos y enviando la primera Fuerza de Emergencia
de las Naciones Unidas al Sinaí.
Israel, Francia y Reino Unido decidieron invadir Egipto para
derrocar a Nasser y así mantener su costosa hegemonía en la ruta
petrolera. Pero como el presidente egipcio no se doblegó ante el
despliegue militar de este trío dinámico, acribillaron a cientos de miles de
soldados y civiles.
En el marco de la Guerra Fría, y sin importarle
si regresaba con menos aliados y más enemigos; decidió parar este conflicto -a
pesar del berrinche de sus viejos correligionarios-, el cual pudo desatarse en
ese fantasma que hasta la fecha nos ronda: la Tercera Guerra Mundial.
«A Gran Bretaña y Francia, propietarias de la compañía del
Canal, les dio un pasmo. Nasser les acababa de birlar el Canal de Suez, ese
próspero negocio que consistía en cobrar una pasta a cada barco que pasara del
Mediterráneo al mar Rojo sin necesidad de rodear África. El mundo se puso de
los nervios, porque se dio por hecho que si los egipcios gestionaban el Canal
de Suez, el tráfico de barcos quedaría bajo mínimos y se produciría un
desabastecimiento petrolífero. Nada de eso ocurrió», escribió en su
libro «Menudas historias de la Historia».
Petróleo, la misma
historia de siempre
A finales del siglo XIX el imperialismo británico y
francésencontraron en el Canal de Suez la fuente de la eterna
abundancia: el petróleo y cualquiera de sus expresiones
lucrativas.
De esta manera, Francia y el Reino Unido decidieron apostar
todas sus esperanzas capitalistas, financiando esta nueva empresa: la Compañía
de Canal de Suez; la cual comenzaría a estar operativa desde 1869.
Egipto pasaría a convertirse en un punto estratégico vital
para el enriquecimiento y expansionismo hacia Oriente Medio. Pues la gran
importancia geográfica de este país lo haría muy desgraciado; pues el Canal del
Suez, sería el motivo por el cual casi se rompe la cuerda floja de la que
pendía la seguridad internacional durante la Guerra Fría.
Quien tuviera el control de Egipto, podría
ejercer su hegemonía sobre el mundo. Sin embargo, tenían que conformarse con
los derechos sobre el Canal de Suez; que ya era bastante. De esta manera, lo
que significó la ruta principal destinada al transporte de petróleo -desde el
Golfo Pérsico a Occidente-; también fue un sinónimo de un severo conflicto
armado, donde (británicos, franceses e israelíes) masacraron a los egipcios en
su estado más vulnerable.
Francia, Reino Unido e Israel cantaban, reían y eran felices
hasta que un buen día -pero malo para esta alianza tripartita- Gamal
Abdel Nasser tomó la presidencia del país. El gobernante -que tenía
fama ya de ser bastante intransigente-, decidió expropiar la empresa y
nacionalizarla -argumentando que era parte de Egipto-, con el secreto a voces
de la interminable fuente de odio entre esta nación e Israel (en la cual la
patria de Nasser, salió desventurada de la primera guerra árabe-israelí).
«La tarde del 26 de julio de 1956 debía hacer un calor
sofocante en Alejandría, pero esto es irrelevante, porque los egipcios están
acostumbrados. Sin embargo, en la plaza Mohamed Alí subió la temperatura de
golpe cuando Gamal Abdel Nasser, presidente de Egipto, en mitad de un discurso
aparentemente intrascendente, soltó un bombazo. Dijo Nasser: «Yo, hoy en nombre
del pueblo, tomo el canal de Suez. A partir de esta tarde el canal será egipcio
y estará dirigido por egipcios», relató Nieves Concostrina.
Sin embargo mientras la carrera armantística alcanzaba
una velocidad de vértigo a causa de la bipolarización mundial. El presidente
estadounidense Eisenhower se vio obligado a intervenir
pacíficamente enviando una primera Fuerza de Emergencia de las Naciones
Unidas -los futuros Cascos Azules-.
La Guerra del Sinaí pudo tener un desastroso desenlace, en
el cual la seguridad internacional estaba severamente comprometida. Sin
embargo, la prudencia de Eisenhower permitio que Occidente terminase el siglo
sin despertar entre el eco de las bombas.
Hay que destacar que Nasser no tenía intención de dejar
vulnerables a los inversores franceses y británicos. Lo único que quería era
bloquear la actividad comercial de los judíos -a quienes
tenían en poca estima tras la derrota militar en la primera guerra
árabe-israelí-, además de refrescar la memoria a los imperialistas sobre
una vieja promesa de construcción de la Presa de Asúan. Pero como
se retractaron de financiar el proyecto, Nasser decidió nacionalizar el Canal
de Suez, para poder costearlo.
Sin pensar en las consecuencias, los imperialistas se
lanzaron al asedio, masacrando a Egipto. Y mientras Estados Unidos trataba de
buscar una salida hacia la paz, Francia y Gran Bretaña estaban ciegos por la
cólera; se aliarían con Israel, el eterno enemigo; firmando un pacto secreto
«Sèvres», donde se comprometía al pueblo judío a ensuciarse las manos también.
Sumado a las ansias por una solución amistosa, Estados
Unidos no tenía ganas de acercar a la URSS hasta la zona de conflicto -quizás
en un descuido, el Canal de Suez terminaba siendo soviético -; quien había
amenazado con pasarse por allí para auxiliar a Nasser.
«En los planes posteriores de Nasser estaba alcanzar un
acuerdo con Gran Bretaña y Francia para indemnizarles hasta que expiraran los
derechos de explotación del Canal, pero con una condición: los barcos israelíes
no podrían pasar», añadió Concostrina.
Fuente: abc.es/historia