El futuro previsible del orden mundial
Aldo Ferrer
Diario BAE
En la nota de la semana
pasada hice referencia a los aportes de la Comisión del Sur, a la comprensión del orden
mundial y la posición de los países en desarrollo. En la actualidad, la
situación es de empate entre los antiguos y nuevos protagonistas del orden
mundial y refleja la coexistencia de las políticas de los Estados neoliberales
del Norte y de los Estados nacionales en países emergentes del Sur. Es
improbable que de este esquema surjan, en un futuro cercano, reglas concertadas
capaces de resolver los problemas del orden global, incluyendo los
desequilibrios de las mayores economías y las amenazas al medio ambiente y la
seguridad internacionales.
Sin embargo, todos los principales
protagonistas del orden global están asociados por profundos cauces de interdependencia
e interesados en evitar el descalabro del orden económico y financiero
internacional. Hoy son inconcebibles las políticas de “sálvese quien pueda”,
como sucedió en la crisis de la década de 1930.
De este escenario del sistema global resultan
conclusiones importantes. Entre ellas, las siguientes:
- Los problemas actuales no constituyen la
crisis de la globalización, que es consecuencia inevitable del impacto del
avance, del conocimiento y del progreso técnico sobre las relaciones sociales e
internacionales. Reflejan, en cambio, la incapacidad del neoliberalismo de
administrar la globalización, atendiendo a la diversidad de situaciones
existentes en el orden mundial y al reparto equitativo de los frutos del
desarrollo e integración del sistema global.
- La crisis es del neoliberalismo y del Estado
neoliberal, que subordinan las políticas públicas a los intereses de la
financiarización. Es necesario diferenciar la situación de los diversos
protagonistas de la globalización. Es decir, la actividad financiera y las
corporaciones transnacionales de la economía real. Estas últimas pueden
prosperar en contextos de políticas nacionales y marcos regulatorios
funcionales al desarrollo de los países y de los equilibrios macroeconómicos.
En cambio, la financiarización alcanza su pleno despliegue en el contexto de
mercados desregulados, desequilibrios macroeconómicos y aumentos de la masa
monetaria en exceso de la demanda de la economía real.
La financiarización prospera en el desorden
fiscal, las burbujas especulativas, las deudas excesivas y la inestabilidad de
las paridades cambiarias. Sin embargo, las políticas del Estado neoliberal
consisten en restablecer la confianza de los mercados, para reiniciar el juego
después de la crisis. Las normas de Basilea y los criterios del G 20 para
reformar la actividad financiera y evitar la repetición de las crisis pueden
influir en el mediano y largo plazo. Sin embargo, en la actualidad, las
políticas siguen privilegiando los intereses de la financiarización respecto de
los de la economía real.
- La crisis del neoliberalismo y del Estado
neoliberal es consecuencia, también, de la fantasía que las causas de las
diferencias, entre el desarrollo y el subdesarrollo, radican en la ausencia, en
los países menos avanzados, de las reglas que, supuestamente, en los más
desarrollados, fueron determinantes de su éxito. De allí la “pretensión de que,
con “reformas estructurales” que equiparen a las reglas vigentes en los países,
se alcancen el desarrollo y el equilibrio macroeconómico en todos ellos. Esto
implica la ignorancia absoluta de la experiencia histórica acerca de la
complejidad de los factores culturales, políticos, sociales y de todos aquellos
otros, que conforman la realidad singular de cada país y, en consecuencia, de
su sendero de desarrollo y posibilidad de transformación.
- En un escenario de ausencia de gobernanza de
la economía mundial y predominio de la financiarización, la situación de cada
país depende de su capacidad de consolidar sus equilibrios
macroeconómicos,descansar en sus propios recursos, contar con soberanía suficiente
para administrar el impacto de la globalización en su propio espacio y
desplegar la política nacional de desarrollo. Ésta es precisamente la
experiencia de los países exitosos a lo largo de la historia de la
globalización y, en la actualidad, de China y los otros países emergentes de
Asia.
- La crisis de la Unión Europea es
ejemplar respecto de las dificultades de transferir soberanía a la esfera
transnacional para administrar aspectos fundamentales de la realidad económica,
como la moneda, las finanzas públicas y el tipo de cambio. En ausencia de la
solidaridad implícita en la existencia de un Estado nacional, las cesiones de
soberanía a la esfera transnacional somete a los socios más débiles a los
criterios de los más poderosos. Los somete también a la fantasía que los
equilibrios pueden alcanzarse por reformas estructurales semejantes en toda la
esfera comunitaria. Esto implica desconocer lo anteriormente señalado acerca de
la especificidad nacional de los problemas del desarrollo.