Confrontación punto por punto con la "Plataforma 2012"

Por Alejandro Herrera*

[Caracterización general resumida] Como documento fundacional de un movimiento “de algo”, es analíticamente pobre, confuso y, fundamentalmente carente, al extremo del asombro, de la exposición de hechos como soportes probatorios de los enunciados (algo que es permitido en cualquier lugar, claro, pero impropio entre gentes de ciencias sociales experimentadas, que sabe de esta regla irrenunciable del arte académico de la argumentación socio-política). Lamentablemente, es una nueva puesta del pensamiento de stand-up de Beatriz Sarlo. Como una nueva función de stand-up, se repite en lo conocido con variantes mínimas, en un loop de razonamientos amañados. No muestra nada nuevo, más que la posición de campo ya asumida (la funcionalidad a la derecha con disfraz “intelectual”, y un enfático sentimiento de defensa del rol social superior del “intelectual”, un neoaristocratismo, propio de la variante más retrógrada del Iluminismo temprano). En ello, como efecto general, revela desorientación en el logro del fin declamado: “recuperar” el pensamiento crítico. No lo logra. Lo demuestro en varias dimensiones. No acierta en una línea de confrontación fructífera. Dicho en criollo: no hace pensar con dificultad analítica la política democrática

Lo que sigue es una disección punto por punto del manifiesto Plataforma 2012 de Beatriz Sarlo. Es más largo que los habituales post de este blog. Elegí, esta vez, en lugar de notas al pie, el siguiente mecanismo, más llevadero en la lectura digital: subrayé una o dos palabras claves en el párrafo a responder y, seguido-abajo, mi respuesta entre corchetes y cursiva. Su lectura total podría insumir 10 minutos. Como síntesis general de mi posición, se ve, antepuse un resumen de caracterización (para quienes deseen leer corto).

PLATAFORMA PARA LA RECUPERACION DEL PENSAMIENTO CRITICO

Fuente: Plataforma 2012
Escapar al efecto impositivo de un discurso hegemónico no es una tarea fácil. Pero es necesario y posible generar una voz colectiva que enuncie este problema y lo transforme en acto de demanda. Si algo nos define como intelectuales es pensar sobre el mundo y la sociedad en la que vivimos, poner en cuestión los problemas que nos plantea, promover el debate de ideas, intentar leer más allá de la letra manifiesta y visibilizar lo oculto, tratar de salir de la mera apariencia de los efectos para bucear en las causas que los determinan. En síntesis, sostener nuestra capacidad y conciencia crítica y manifestarla, romper el silencio, como paso imprescindible hacia un accionar colectivo y transformador.

[Hay, de arranque y como hilo conductor en todo el manifiesto, una “ilusión de laboratorio” de generación de una nueva demanda social basada en una arrogancia rayana en cierta presunción “bendición biológica”; la de que “ser intelectual” otorga de forma natural –divina- el derecho divino de pensar el mundo. Es más válida la palabra de un ”intelectual” que la de un “no-intelectual”, por ejemplo, un líder sindical tradicional o nuevo, un líder territorial, un simple militante? Ellos, no piensan el mundo, sus cuestiones, leen más allá de los hechos? Ellos no “visibilizan lo oculto” desde la praxis real y concreta? Este sesgo de neoaristocratismo de base académica que busca un lugar en la construcción política no es nuevo en el derrotero de Sarlo. Recuérdese el fracaso, inspirado en la misma visión de superioridad natural para problematizar las cuestiones sociales de Bazar Americano, durante el “clima 2001”. Allí, ella misma –y no otra- se autoproponía como hacedora de “una traducción” que convirtiera la desobediencia civil de la multitud (unificado en el “que se vayan todos”) en una demanda política definida en clave del institucionalismo que, precisamente se derrumbaba y se rechazaba “desde la calle misma”, desde la praxis política performativa. Puede verse aquí un post, con motivo de los 10 años del 2001, dedicado a ese “intento intelectual ilusionario” de Beatriz Sarlo, desoído por…zonzo]

No encontramos este ánimo en algunos trabajadores del campo de la cultura, a quienes hemos respetado y queremos seguir respetando, pero que al colocarse como voceros del gobierno han producido una metamorfosis en relación con su historia y su postura crítica.

 
[No se preguntan por qué? No les preguntan por qué? No escuchan por qué? Si se señala el “asombro” de no encontrar más seguidores, por qué no son más valientes y atribuyen sentido a sus conductas, que es la forma clásica de la controversia intelectual? Acaso no conocen, toda gente culta, los patrones de controversias (confrontaciones) intelectuales célebres (Alberdi-Sarmiento, como la emblemática nacional por definicion). Este asombro y, a la vez, la denuncia de la metamorfosis, es cínica. Cínica y poco valiente para ir a fondo y con todo en la confrontación. Porque si asistimos a una novedad en la reconfiguración del “campo intelectual” argentino es precisamente el inverso: gentes formadas en Marx, Gramsci, Althusser, Elía, Kosic, y tantos, que no hayan podido ir más allá de sus inmensos egos corporativos y procesar, incluso críticamente, bajo otras claves, el proceso político-cultural del kirchnerismo social y político y su agenda de transformaciones. Incluso, bien saben, que decirle a un colega “vocero oficialista” es insultante, descalificador y arrogante. Precisamente las mismas cosas que nos imputan a Nosotros en las formas del desarrollo de nuestras ideas y nuestro proyecto político-social]

Nos encontramos ante verdaderos escándalos de diferente naturaleza y calidad, que tienen como denominador común la impunidad en relación con las responsabilidades de quienes nos gobiernan. Y de manera paralela, asistimos a la construcción de un relato oficial, que por vía de la negación, ocultamiento o manipulación de los hechos, pretende investir de gesta épica el actual estado de cosas.

 
[Quiénes nos encontramos? Con qué base de hechos puede decirse semejante desacierto que no encuentra un solo hecho probatorio, tras un proceso de legitimación democrática del 54% de apoyo popular? Si esta clase de intelectuales se vé a sí misma en el mesiánico rol social de “visibilizar lo oculto” (sic, arriba), por qué es tan superfluo, llano y laxo el análisis del proceso legitimidador democrático del 54 % en elecciones limpias, claras e inobjetables? Porque todo indica que todavía, con todos sus libros y papers (muchos de ellos interesantísimos), no saben lo que pasó el OKtubre (23) del 54%. Les cayó como “un rayo desde cielo limpio” (hermosa metáfora de Marx en el 18 Brumario para explicar el asombro burgués –y, también, de ciertos sectores progresistas- del golpe de Estado de Luis Bonaparte).Y poco y nada, más que recalificaciones zonzas, han hecho y hacen, aunque mas no sea para sus adentros, para desentrañar “el misterio popular”. No seremos Nosotros quienes los ayudemos, claro].

Javier Chocobar, Diego Bonefoi, Nicolás Carrasco, Sergio Cárdenas, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mario López, Mártires López, Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña, Emilio Canavari, Ariel Farfán, Felix Reyes, Juan Velázquez, Alejandro Farfán, Cristian Ferreira. Vemos crecer la lista de los asesinados. Muertes que en su repetición no dejan de asombrarnos. Muertes que van cubriendo toda nuestra geografía. Muertes que, lejos de ser inocentes, marcan un encarnizamiento represivo que no puede ser negado ni atribuido a lejanas decisiones para desresponsabilizar al gobierno central. Ahora descubrimos que desde 1994 somos un país federal, y que por lo tanto las muertes dependen de las policías provinciales, o de los caciques locales. Curiosa apelación al federalismo, cuando es el gobierno nacional el que ejerce el centralismo unitario y decide de hecho los presupuestos provinciales, el que resuelve candidaturas, impone ministros y se abraza con los gobernadores casi al mismo tiempo de ocurridos los hechos.

 
[Más curiosa resulta la ignorancia flagrante de cómo funciona el sistema institucional argentino en la coordinación de competencias entre las provincias y la Nación y, sobre esa base conceptual de ignorancia deliberaba, cabalgar el argumento de un “encarnizamiento represivo”, cuando no ha existido jamás en la historia nacional un gobierno que haya dicho y hecho que el reclamo social, siempre – siempre-, es legítimo, en una “Argentina en el infierno”, como bien la “leía” el Presidente Kirchner. Y su atención de política de Estado no fue, es ni serán los palos. Esta manipulación “intelectual”, este argumento amañado, que ve cadáveres desparramados por la acción del Estado, no resiste un trabajo práctico de primer año de cualquier carrera de ciencias sociales. No por lo ideológico, sino por su inconsistencia empírica, su dislocación entre el enunciado y la prueba. Qué hecho represivo del gobierno nacional o estimulado por él, expondría nuestro hipotético alumno en su trabajo práctico. Si este trabajo práctico se animaran a largarlo en sus cátedras –cosa de dudosa posibilidad, porque les falta valentía- no sería impensable una cuestión gremial estudiantil por antipedagógico. Pero más, por anticientífico].

Muchas de las últimas muertes están vinculadas a la carencia de tierra, y detrás de cada nombre hay una historia de vida que se remonta a la histórica lucha de los pueblos originarios contra el despojo del que han sido objeto. El proceso de concentración de la propiedad de la tierra y la soja-dependencia de los últimos ocho años son un correlato en el presente de aquel despojo, que el discurso oficial oculta.

[Se enteraron que el Congreso, a iniciativa de La Presidenta, sancionó la ley de tierras? Claro, si las fuentes de información para el análisis de la Argentina de Beatriz Sarlo son la BBC, y el NY Times, la probabilidad de anoticiarse es baja a nula, siguiendo a Weber. Ahora descubren el despojo? No les parece que se les va la mano usando de modo bastante vil (otra vez, amañada) la mención de nuestros pueblos originarios, que han desplegado extraordinarias y durísimas luchas contra las más variadas formas de explotación y engaño por parte de aquellos que hoy los llevan, a más de uno de Ustedes –especialmente a Beatriz Sarlo- a más de un programa de radio y de televisión propiedad de esos mismos que engañan a nuestros pueblos originarios? No se les va la mano. Saben muy bien lo que hacen. Saben del efecto de “progresismo marketinero” que genera el uso de la expresión pueblos originarios y en esa creencia, se ilusionan con una movilización y adhesión de ellos a sus ideas. Vean los hechos de pertenencia de esos pueblos (hagan un poco de ciencias sociales empíricas), y quizá se lleven una ingrata sorpresa].

El “relato” hegemónico pretende imponerse sobre la materialidad y el valor simbólico de estas muertes. Efectivamente, en torno a estos y muchos otros hechos se elabora un discurso oficial que construye consensos, porque aparenta dar cuenta de una serie de necesidades sociales y reivindicaciones nacionales mientras se afianza la persistencia de lo mismo que aparenta cuestionar.

[Causa escalofrío “intelectual” que entre varios de los firmantes, alguna vez tributarios de Antonio Gramsci –la señora Sarlo a la cabeza como "miembro" del Club de Cultura Socialista- permanezcan en el esfuerzo de atribuir un sentido negativo a la categoría analítica de Hegemonía de Gramsci, cuyo valor sociohistórico, en la evolución del pensamiento marxista, operó como un verdadera rampa de relanzamiento sociohistórica del marxismo, continuado, en Argentina, en dos variantes riquísimas y rigurosas: Juan Carlos Portantiero, en una, y Ernesto Laclau, en otra. Y ambos, con programas intelectuales distintos, unidos en la valorización sociohistórica de la idea de Hegemonia como elemento conceptual de base para la construcción de movimientos políticos de emancipación].

 
Este relato disciplinador y engañoso utiliza la potencia de los recursos comunicacionales de que dispone crecientemente el gobierno para ejercer control social mediante la inducción de mecanismos alienatorios sobre las formas colectivas de la subjetividad.

[Otra muestra de ignorancia militante: hablar de mecanismos alienatorios en la forma como está expresado, revela dos cosas: a) una falta de respeto “intelectual” a Marx, que crea la categoría analítica y le otorga una potencia científica capaz de sostener en ella, aún hoy, una multiplicidad de cruces disciplinarios para estudiar la explotación humana; b) A Althusser, que la mejora; c) Al sentido común popular argentino. Pregúntese a cualquier argentino, al paso, sea “del 54%” o de los otros argentinos que no votaron por La Presidenta si siente “encima suyo” un Estado que lo aliena? Explíquesele, honestamente, qué quiere decir alienación. Con Weber, otra vez, existe una alta probabilidad que ese argentino hipotético se queje (por qué no?), pero de ahí a expresar un sentimiento de ahogo y opresión –un “mecanismo de alienación”-, la probabilidad es baja. Digo más: nula. Digo otra vez: nula por zonza e irreal]

Quieren aparecer como actores de una gesta contra las “corporaciones”, mientras grandes corporaciones como la Barrick Gold, Cerro Vanguardia, General Motors, las cerealeras, los bancos o las petroleras – y el propio grupo Clarín, hoy señalado como la gran corporación enemiga – han recibido enormes privilegios de este gobierno.

[Esto es definitivamente una mentira que mezcla todo en una batidora y tira al voleo (pero en el manifiesto, atención, cumple una función operacional: nombrar a Clarín para ser retribuidos en pantalla, diario y radios). Tan inconsistente, que ni dá para una contrargumentación (dicho lo más importante, el componente operacional del párrafo). Solo un dato demostrativo de la mezcla del enunciado, que, se sabe, en las reglas del arte de la argumentación “intelectual” que se siguen como estándares de producción científica de pensamiento en las ciencias sociales, cumplen la función de derribar por completo el enunciado (si una parte es falsa, la falsedad arrastra al todo; regla conocida): el crédito de General Motors, que ya devolvió, operó de dos formas: a) materializar la política de mantención del vínculo laboral, a toda costa, desde el Estado en la crisis del 2009, como obsesión presidencial; y b) producir el efecto simbólico generalizado en los agentes económicos que el Estado no estaría ausente en la crisis, y actuaría con toda su energía en resguardo del trabajo de los argentinos. De todos, los que votaron y los que no votaron al gobierno. Los que están “alienados” y los que no lo están. Ultimo de este párrafo: nuestra gesta no es contra las corporaciones. Es más. No es una gesta. Es un trabajo de gobierno. Un trabajo que nos encargó el pueblo. Desarrollar industrialmente a la Argentina poniéndole límites duros y concretos a los sectores que exacerban sus pretensiones y se convierten en un peligro del equilibrio socio-económico. En todo caso, si es que estamos en una gesta, es contra el extremismo rentístico de ciertas corporaciones. Está mal? No parece a juicio de lo que pasó en la Argentina el OKtubre (23) del 54%].

Quieren también aparecer como protagonistas de una histórica transformación social, mientras la brecha de la desigualdad se profundiza. Y cuando la realidad se impone sobre el “relato”, los voceros oficiales y oficiosos del gobierno sostienen que se trata de “lo que falta”. Según los intelectuales reunidos en Carta Abierta, “lo que falta” sería – más allá de las “asignaturas pendientes” que estarían dispuestos a admitir – una cuestión de “imaginación política”. Y lo que es evidencia y síntoma de lo que no sólo no se transforma sino que se profundiza sería – como en el fenómeno de las placas tectónicas – algo así como restos traumáticos del pasado en el interior de un proceso transformador, que reaparecen una y otra vez.

[Esto es otra mentira tan infantil y fácilmente rebatible que con solo ver el último indicador de Desarrollo Humano de la ONU, se derriba. Por favor!!! Hasta el panfleto más petardista que alguna vez uno hizo, se preocupaba en mantener una coherencia básica entre los dichos y los hechos de contraste!]

El contenido de la producción ideológica oficial se inscribe en una metodología. La discusión de ideas es sustituida por la descalificación del interlocutor y toda disidencia es estigmatizada. Trivialización del debate, bravata “intelectual”, sacralización de sus referentes con independencia de las acciones que producen, son sólo algunas de las modalidades en las que se expresa el intento de imponer un discurso único. Cuando desde los medios públicos se utiliza la denigración de toda voz crítica por medio de recortes de frases, repeticiones, burlas y prontuarización como procedimiento intimidatorio y se invalida a esas mismas voces cuando se expresan en otros medios, se produce una encerrona que por una u otra vía sólo promueve el silencio.

[Es la lucha política señores y señoras! Entérense! Y es una lucha democrática! Es como quejarse que el otro equipo hace goles!. En la lucha hegemónica (Gramsci), gana el que logra establecer ciertas fuentes de legitimidad de su proyecto popular y una de ellas es la estigmatización. Señores y señoras, está escrito en la historia!. Les doy un ejemplo sencillito: uno de los grandes aportes de Marx y, claro, Engels, fue estigmatizar a “los capitalistas”. Se asombran infantilmente!. Y se bambolean entre el negacionismo (negar los hechos) y el falsacionismo (es falso lo que hacen porque no lo sienten) (Mario Wainfeld, 2011). No logran salir del giro en falso de ideas, del loop ideológico; del perro que se muerde la cola].

 
Hoy la homogeneidad discursiva empieza a estar atravesada por algunas filtraciones que la erosionan: el relato épico ha iniciado un proceso de cierto desenmascaramiento. La asociación entre derecho de huelga y extorsión o chantaje, o la justificación de la sanción de la ley antiterrorista, serían expresiones paradigmáticas de este fenómeno.

[No es cierto. Les informo una cosa: nuestro principio militante activo (no escrito, pero asumido en la praxis militante) es muy sencillo, Debate entre Nosotros, Confrontación con Ellos (donde están Ustedes, claro). El deseo imaginario de las filtraciones, como paso previo a la erosión del proyecto nacional, popular y democrático, solo cabe en vuestras mentes y como expresión de deseo. Estamos alertas. Por ahí, no Sarlo!]

A pesar del afán disciplinador del discurso hegemónico, es nuestra responsabilidad como intelectuales y trabajadores de la cultura romper el silencio que pretende amordazar el pensamiento crítico y promover un debate transformador de los grandes problemas que plantea el presente. Es necesario. Y es posible.

[Si se cree que romper el silencio es una responsabilidad natural de “la clase intelectual-aristocrática” (y de ningún otro más), pues entonces, adelante, griten bien alto. Nadie los molestará. Salvo que se conviertan en ruido molesto, que es una contravención municipal. Pero algo más serio: Nosotros creemos que la política democrática se hace confrontando opiniones, proyectos y acciones. Queremos, más que Ustedes, que exista el pensamiento crítico. Nos hace bien. Nos ayuda Debatir entre Nosotros y a Confrontar con Ellos (Ustedes), levantando y exigiéndonos cada vez más. Esto es política democrática. Y termina (y vuelve a comenzar, siempre) de un modo maravilloso y único: Nosotros y Ellos (Ustedes), vamos a las elecciones. Vamos a buscar la voluntad popular. Si ganamos, hacemos lo que dijimos. Si perdemos, volvemos a empezar. Miren qué pensamiento crítico simplón nos moviliza y estimula!. Miren qué tipo “pensamiento crítico” llano y lineal recuperamos!! El más maravilloso: el amor a la democracia].
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Los firmantes de Plataforma 2012.
Pablo Albarello, Mirta Antonelli, Bibiana Apolonia de Brutto, Norma Barros, Héctor Bidonde, José Emilio Burucúa, Jorge Brega, Manuel Callau, Ana Candiotti, Nora Correas, Diana Dowek, Lucila Edelman, Sandra Franzen, Roberto Gargarella, Adriana Genta, Liliana Helman, Eduardo Iglesias Brickles, Diana Kordon, Darío Lagos, Alba Lancillotto, Matilde Marin, Lucrecia Martel, Gabriela Massuh, Francisco Menéndez, Luis Felipe Noe, José Miguel Onaindia, Jorge Pellegrini, Derly Prada, Mabel Ruggiero, Carlos Ruíz, Alfredo Saavedra, Luis Sáez, Horacio Safons, Beatriz Sarlo, Alberto Sava, Herman Schiller, Aurora Juana Schreiber, Maristella Svampa, Nicolás Tauber Sanz, Osvaldo Tcherkaski, Yaco Tieffenberg, Enrique Viale, Dennis Weisbrot, Patricia Zangaro, Daniel Zelaya
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*Sociólogo populista (nada intelectual y muy lejos del pensamiento crítico)
Blog Aca no se vota (se llama así en honor al compañero Guillermo Moreno del Indec)

Gentileza de Viviana Gómez