1849. cuando el Gral. San Martín tuvo su plaza en la ciudad de Buenos Aires

Por Roberto L. Elissalde *

para gacetamercantil.com

publicado el 7 de noviembre de 2021

“La Gaceta Mercantil” nos permite conocer, en su edición del 9 de abril de 1849, la noticia de “la variación hecha en los nombres de algunas de las calles de esta ciudad, en cumplimiento de ordenes superiores y de las instrucciones” que se le habían dado al jefe de Policía, Juan Moreno, en octubre del año anterior.

La Plaza de Monserrat, que el progreso de la ciudad y la avenida 9 de Julio borraron de la urbe, había sido un mercado de carretas. Como era lógico, las deposiciones de los bueyes traían olores, además de estar rodeada de boliches, lo que hizo que los vecinos plantearan a las autoridades que era mejor levantar en ese lugar una plaza de Toros, como para elevar el nivel del barrio. Y así “la plaza de las carretas de Monserrat”, como la llamaban los vecinos, se convirtió en “la Plaza de Toros”, a la que no era necesario agregarle el nombre de la patrona de la cercana parroquia porque era la única en la ciudad.

Antecedentes. En febrero de 1791 comenzó a funcionar aquel lugar, que podía albergar cómodamente dos mil espectadores. El virrey Nicolás Arredondo encargó al regidor, Martín de Álzaga, como veedor e inspector de los espectáculos que allí se llevaban a cabo, un dinero destinado a las obras del empedrado.

Pasaron siete años y los vecinos comprobaron que era imposible vivir en la zona, nuevamente los malos olores, el peligro de las escapadas de algunos animales, pulperías, la cantidad de gente, peleas permanentes, prostíbulos y la lógica desvalorización de las propiedades llevaron a presentar un reclamo, que el virrey Antonio Olaguer y Feliú comprendió acabadamente, por lo que ordenó el 22 de octubre de 1799 la demolición de esa plaza y la construcción de la del Retiro, que comenzó en enero del año siguiente y se terminó en cinco meses.

El nuevo espacio llevó el nombre de “La Fidelidad” porque en ella juró su bandera el regimiento de Pardos y Morenos, creado a instancias de Santiago de Liniers después de la Reconquista de Buenos Aires, y que tanto se habría de destacar en las jornadas de la Defensa en 1807. Justamente un cronista anónimo recordaba que los integrantes del cuerpo estaban “llenos de satisfacciones y voluntarios a defender la ciudad”.

La plaza fue llamada en tiempos de don Juan Manuel “Del Restaurador Rosas”, sin duda como para acompañar los deseos de las numerosas “naciones” de negros que tanto lo admiraban y vivían en sus alrededores.

En abril de 1849 el lugar fue rebautizado “Plaza General San Martín”, en homenaje al Libertador, y se colocó una tablilla con la siguiente inscripción: “Desde el 12 de diciembre de 1816 hasta el 12 de febrero de 1817 –Jornada de los Andes– Plaza General San Martín”.

Por la correspondencia que conocemos entre San Martín y Rosas, éste nunca lo informó del homenaje, y el Libertador, en carta del 6 de mayo de 1850, sólo le agradeció “honrar la memoria de este viejo amigo, como lo acaba de verificar en su importante mensaje de 27 de diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me he hecho leer, y que como argentino me llena de verdadero orgullo”.

Fue así este homenaje el primero del que se tenga conocimiento en nuestro país que recibió el Libertador en vida, y fue en Buenos Aires, a la que le legó sus restos y en el barrio de Monserrat. Nos queda la duda si tuvo noticias de él ya que no hay ninguna carta que haga mención a esta circunstancia, pero conociendo los no pocos renunciamientos a lo largo de su vida, no sería raro que a este tampoco le diera demasiada entidad.

* Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación

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