9 de Marzo 1952 - Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires

Por  Víctor F. Lupo*

A partir de 1937 se oficializaron en nuestro país los Grandes Premios Nacionales de Turismo Carretera (TC), que se convirtieron en poco tiempo en una pasión del pueblo argentino.
Previa del comienzo del Gran Premio de 1957.


Verdaderas muchedumbres acudían a los costados de las rutas nacionales, a lo largo de los más de 6.000 o 7.000 kilómetros que recorrían normalmente las “cupecitas” del TC, a más de 120 km. por hora de promedio, por el solo placer de verlos pasar a esas altas velocidades.

De esta categoría surgieron las grandes figuras de nuestro automovilismo como los hermanos Oscar Alfredo y Juan Gálvez, Juan Manuel Fangio, Eusebio Marcilla (“El Caballero del Camino”),[1] Carlos Menditeguy, los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi, Tadeo Taddía, Angel Lo Valvo,  Ricardo Risatti, Pedro Yarza,  Daniel Musso, Domingo “Toscanito” Marimón [2] y su hijo Onofre “Pinocho” Marimón, Marcos Ciani, Néstor Marincovich, Rolo Alzaga, Pablo Birger, Jorge Descotte (prohibidos estos dos últimos para correr de por vida en 1955) y Ernesto Petrini, entre otros.

A fines de la década de 1940 a nuestro país también llegaron para competir, desde Europa los autos y corredores que luego serían los iniciadores de la actual Fórmula 1 Internacional (F1). Estas competencias se realizaban en los circuitos de la Costanera porteña, de Palermo o de Retiro; y también en las ciudades de Rosario y Mar del Plata. En estas carreras lograron vencer a los corredores europeos, los argentinos Oscar Gálvez, José Farina, José Froilán González [3] y Juan Manuel Fangio, en ese orden. Pero siempre en estas pruebas ocurrían accidentes y algunos de ellos fueron graves, como la muerte del campeón mundial, el francés Jean Pierre Wimille, en Palermo y la de Adriano Malusardi en Mar del Plata. [4]

En 1950 al iniciarse la F1, un equipo argentino de pilotos fue a Europa para participar en la “máxima categoría” del automovilismo. Lo integraban Fangio, Froilán González y Benedicto Campos, quienes estaban acompañados por el periodista Luis Elías Sojit y Francisco “Pancho” Borgonovo. [5]

Tras regresar de Europa este grupo de pilotos se reúnen con el Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón, para comentarle su experiencia en el Viejo Mundo.

Perón, en un momento de la entrevista, les preguntó a sus visitantes qué necesitaban. Tímidamente tomó la palabra Fangio quien le expresó: “Necesitaríamos un autódromo, general”.

La respuesta llegó inmediata con la característica bonachona que distingue a nuestros hombres de campo: “¿Pero qué problema hay muchachos? Vayan a ver al intendente Juan Debenedetti”, cuenta emocionadamente Froilán González, el primer corredor en ganar un Gran Premio de Fórmula 1 para la escudería Ferrari, en Inglaterra durante el año 1951.

Los “tuercas” salieron corriendo de la Casa Rosada, cruzaron la Plaza de Mayo y se sentaron aún “agitados”, con el intendente, para asesorarlo ya en la planificación de la obra que soñaban. El 19 de enero de 1951, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires hizo el anunció oficial del “nuevo autódromo” a construirse en tierras fiscales, con una duración de obra de 15 meses.

El 28 de octubre de 1951, el “Chueco” Fangio consiguió en Barcelona su primer titulo mundial de la categoría, para una “nueva alegría deportiva” del pueblo argentino.

Pero su obsesión eran las obras que, sobre un terreno de 20.000 metros cuadrados, se estaban realizando muy cerca del Riachuelo, donde capital limita con la provincia de Buenos Aires, en una zona entre el Bajo Flores y Villa Lugano.

El 9 de marzo de 1952, el general Perón acompañado de su esposa Evita, inauguró oficialmente el denominado “Autódromo 17 de Octubre” en las avenidas General Paz y Roca, con la presencia de más 100.000 espectadores, distribuidos entre las tribunas y los lugares factibles de absorber concurrentes.

A partir de las 15 de ese día, inolvidable para el deporte mecánico argentino, hubo varias pruebas de autos y una de motociclismo. En la categoría Sports ganó Adolfo Schlweln Cruz con Alfa Romeo en un tiempo de 43’ 47’’ 03/10 con un accidente en la curva próxima a la Avenida de la Ribera,[6] donde se mató el corredor Félix Martínez.

En la competencia de mecánica nacional a 20 giros, ganó Pablo Birger al comando de un Ford con un tiempo de 53’ 33’’ 05/10.

En la prueba de motociclismo de 500 c.c. fuerza libre, el ganador fue el italiano Nello Pagani con Gilera, recorriendo el trazado en 41’ 46’’ 01/10.

El campeón mundial, Fangio al comando de una Ferrari 2000 se impuso en la prueba principal sobre 30 giros a su amigo Froilán González por solo 2/10, empleando 1 h 17’ 19’’ 02/10.

Finalizada la competencia “el chueco de Balcarce”, ante la prensa internacional y muy contento repetía: “Es el mejor autódromo hecho hasta hoy, es muy seguro y atractivo para correr. Además se pueden usar 10 circuitos distintos”.

En 1953 el italiano Alberto Ascari (con una Ferrari) fue el primer ganador del “Gran Premio Oficial de Argentina, F1”. Triunfos que lograría Fangio en cuatro oportunidades consecutivas, a partir de 1954.

Aunque varias veces fue testigo de accidentes graves que costaron algunas vidas, “el Autódromo” siempre fue considerado como de avanzada en el tema seguridad.

Fiel reflejo de la historia política argentina, sufrió sus mismos avatares. Cambios de nombres y abandono en su mantenimiento, hasta que en 1989, se le impuso el nombre actual “Oscar Alfredo y Juan Gálvez”, en homenaje a los grandes corredores argentinos. [7]

Oscar falleció pocos meses después de este homenaje, el 16 de diciembre de ese año.

El autódromo fue también testigo de varias llegadas de los Grandes Premios del TC, que luego de recorrer los extensos caminos de la patria, finalizaban allí y aún sigue siendo “la catedral” de una las máximas pasiones de los argentinos, el duelo Ford-Chevrolet o Chevrolet-Ford, en el Turismo Carretera.

En 1972, quien con el tiempo llegaría a ser gobernador de la provincia de Santa Fe, el “Lole”, Carlos Alberto Reutemann, participó por primera vez en la F1 en nuestra tierra, al comando de un Brabham, consiguiendo un honroso séptimo puesto en el Autódromo Municipal.

El 13 de enero de 1974, con la presencia en el Palco de Autoridades nuevamente como Presidente de la Nación, del teniente General Juan Domingo Perón, acompañado de la Vicepresidenta, María Estela Martínez, fueron testigos privilegiados del abandono de Carlos Alberto Reutemann. Esto ocurrió cuando estaba a dos vueltas de ganar la primera carrera del año, porque su Brabham Nº 7 se había quedado sin combustible. Una multitud enmudecida, que había concurrido a verlo triunfar, no podía creer lo que sus ojos le mostraban: “el auto del argentino al costado de la pista”, mientras finalizaba la carrera.[8]

En la década de 1980, por la crisis del petróleo, la F1 dejó de competirse en nuestro país, regresando recién en 1995 [9] y corriéndose por última vez en 1998,[10] con el triunfo de la Ferrari, del alemán Michael Schumacher, nuevo quíntuple campeón mundial a partir del 2002.[11]

*Autor del Libro “Historía Política del Deporte Argentino”. Página 307

NOTAS:

[1] Ver capítulos XXVIII; LIII; XLIV y XXVII.

[2] Ver capítulo XXVI.

[3] Ver capítulo XXXVI.

[4]  Ver capítulo XL.

[5] Borgonovo (11/5/1902 - 2/4/1994), fue un remero Olímpico en París, en 1924, fundador del Hindú Club y organizador de las temporadas Internacionales Argentinas de automovilismo entre 1947 y 1955. Un gran dirigente deportivo.

[6]  Actualmente Roca.

[7] Por una Ordenanza dictada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

[8] El periodista Dante Panzeri, como dura critica a la política deportiva peronista, en la página 286 de su libro “Burguesía y Gangsterismo en el deporte”, escribió tiempo después: “El acaudalado automovilista Reutemann recibía en 1974 un subsidio mensual de un millón de pesos nacionales del gobierno de la Nación...”.

[9] Por una gestión especial del ex secretario de deportes de la nación, Fernando Galmarini, a pedido del ex presidente Carlos Menem.

[10] Al no aceptar el ex intendente de la ciudad de Buenos Aires, Dr. Fernando de La Rúa, una serie de pedidos de los organizadores internacionales, como el de la publicidad de tabacos, prohibida en la ciudad.

[11] Igualando a Juan Manuel Fangio.

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Por Daniel Chiarenza

El domingo 9 de marzo de 1952 fue inaugurado el Autódromo Municipal 17 de Octubre de la ciudad de Buenos Aires.
Vista del Autódromo Juan y Óscar Gálvez, Buenos Aires.


Autódromo Municipal de la ciudad de Buenos Aires, actualmente denominado Oscar y Juan Gálvez, pero que nació a la vida deportiva con el nombre 17 de Octubre dado que fue construido durante el primer gobierno del presidente Perón.



Habían transcurrido más de tres años desde aquel 15 de diciembre de 1948, día en el cual había concluído la etapa Lima-Buenos Aires del Gran Premio de América del Sud, cuando el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón escuchó de boca de los corredores, acompañantes y mecánicos, el deseo de todos los volantes argentinos de contar con un autódromo en nuestro país.



Las competencias internacionales que se desarrollaban en Argentina y las grandes actuaciones que llevaban a cabo nuestros pilotos, hacían indispensable la construcción de un circuito que contara con la jerarquía que se merecía el automovilismo argentino.



-En ese sentido, estamos esperando la terminación del aeropuerto de Ezeiza. Es probable que podamos hacer un circuito general y dos circuitos reducidos o pequeños ahí mismo. Ya hemos conversado con los muchachos que han ido a Europa a estudiar este asunto. Quién sabe si a fines de 1949 o 1950, no podamos ofrecerles instalaciones allí, para hacer un gran circuito para las carreras que ahora realizamos en el bosque de Palermo, porque no tenemos dónde correr", expresó Perón.



A partir de ese momento, el sueño -como la obra- comenzó a crecer.


Cierta documentación da cuenta que desde el momento en que Francisco Pancho Borgonovo insistió ante el presidente de la Nación en que no se podía correr más en Palermo, hasta que el escenario fue inaugurado, transcurrieron apenas unos catorce meses.

La obra insumió una inversión de 9.769.245,22 pesos.

Fue construido en una superficie que abarcó ciento treinta hectáreas en el extremo sudoeste de la ciudad.

A la inauguración asistieron ciento veinte mil personas.

Así fue la Argentina que gobernó Perón.

Aparte de haber alcanzado metas productivas como las que recién ahora se están alcanzando, todos los días era una fiesta para entretenimiento sano, actividades lúdicas, deportivas que luego no tuvieron parangón.

Por eso es que no nos cansaremos de afirmar que los días más felices fueron, son y serán peronistas, mal que les pese a los que ponen palos en la rueda para que no se pueda avanzar.

Y si quiere ese rejunte de infames inútiles llamado desdorosamente oposición que se preparen -y si desean tomarlo como amenaza, tomenló nomás: -Cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento.