Los holocaustos del Imperio Británico en India

INDIA. El holocausto del Imperio Británico en Bengala
Por IPS (Cuba)
Publicado el 14 de agosto de 1997

Medio siglo después de que Londres censuró la noticia, la televisión de Gran Bretaña exhibió la verdad sobre la hambruna que sufrió la provincia de Bengala, India, en la que murieron entre tres y cinco millones de personas.

Muchos la consideran la más infame de las atrocidades cometidas por el Imperio Británico en India, similar en magnitud al holocausto que sufrían al mismo tiempo los judíos europeos en los países ocupados por la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial.

Las nuevas revelaciones sobre la hambruna en Bengala enmudecieron las celebraciones este jueves del cincuentenario de la independencia de India, declarada el 15 de agosto de 1947, pues se trató de una tragedia que se pudo haber evitado.

Fue el resultado de la segunda guerra mundial, un conflicto que India no comenzó pero al cual fue arrastrado.

Nacionalistas indios moderados se tragaron entonces su orgullo y respaldaron a las potencias aliadas contra el fascismo, aun cuando de ese modo cooperaban con los odiados británicos. India despachó a la guerra el mayor ejército voluntario de la historia, con unos 2,5 millones de soldados.

La hambruna ocurrió cuando Japón amenazaba con invadir el sudeste de Asia. Las fuerzas de Tokio ya habían tomado Birmania y dominaban la frontera con India, lo que convirtió a Bengala en uno de los frentes de batalla.

El ejército británico requería alimento para mantener su avance. Y ese alimento fue suministrado a un costo de millones de vidas civiles, una muestra de cínica estrechez mental sin paralelo en la historia.
Fotografía aparecida en prensa de EEUU en Diciembre de 1943.

Miles de toneladas de arroz fueron desviadas de su original destino, la población bengalí, hacia los soldados británicos, lo que provocó una escasez artificial.

Bengala era un estado de escasez crónica de alimentos, y la invasión japonesa le impidió importar arroz, su plato básico, de Birmania y Tailandia.

Esta semana, millones de británicos conocieron este capítulo de la historia de su Imperio, ocurrido hace 54 años, a través de un documental difundido por la televisión y titulado "La hambruna secreta".

Pero este episodio no fue nunca un secreto para los indios. Por el contrario, consolidó el sentimiento antiimperialista y contribuyó a establecer la autosuficiencia alimentaria como objetivo principal del país tras la independencia.

Sin embargo, las autoridades coloniales prohibieron en 1943 que el público británico conociera la hambruna, a través de una censura draconiana, hasta que fue demasiado tarde.

Las imágenes de muertos y agonizantes que ingresaron a los hogares británicos la noche del 12 de agosto de 1997 habían sido conocidas por los indios en 1943. Lo peor había pasado entonces. El resto del mundo sabía de la hambruna por las agencias internacionales de noticias.

El documental explica como el diario The Stateman, de Calcuta, no publicó ninguna foto sobre la hambruna en junio y julio de 1943 por orden de las autoridades coloniales.

Afiches de artistas de izquierdas fueron destruidos, entre ellos 5.000 ejemplares de la obra del pintor Chitto Proshad titulada "Bengala hambrienta".

Las etapas iniciales de la hambruna en zonas rurales pasaron desapercibidas. The Stateman publicó fotos solo cuando 100.000 desfallecientes campesinos irrumpieron en Calcuta, la capital de la provincia, para mendigar aunque fuera tazas de fécula. Los bengalíes morían de a millares en las calles.

Solo en Calcuta murieron 30.000 personas. Entre tres y cinco millones fallecieron en Bengala Oriental (donde hoy se encuentra Bangladesh) y Bengala Occidental, la provincia india.

Los británicos saben desde el martes que en Calcuta llegaron a alimentarse del vómito de aquellos que estaban débiles para digerir, que las madres llegaron a arrebatar comida a sus hijos y que los chacales atacaban a jóvenes débiles, casi muertos.

En las aldeas rurales, mujeres y niños eran abandonados por los hombres que emigraban a las ciudades en busca de trabajo. Muchos sobrevivieron ingiriendo plantas silvestres hervidas. Miles de cuerpos fueron arrojados a los ríos, lo que desató una epidemia de cólera y más muertes.

Las autoridades coloniales intentaron destruir los "Documentos Nanavati", conclusiones de una comisión que investigó la tragedia. Pero fueron archivados en Nueva Delhi, contra el deseo de la antigua metrópolis.

Los documentos, al parecer, demuestran que la hambruna fue deliberada. Los realizadores del documental afirmaron que Londres "eligió muerte en las aldeas para no sufrir caos en la ciudad".

"No queremos oir nada sobre una escasez en Bengala. No queremos creerlo. Y ustedes tienen que sacárselo de la cabeza. Esta escasez está por completo en su imaginación", dijo un representante del gobierno británico en India a comienzos de 1943.

Quizá el papel más dudoso le cupo a cuatro gobernantes que ignoraron todos los pedidos de ayuda. Se trata del primer ministro, Winston Churchill, el secretario de Estado, Lord Amery, el virrey de India, Lord Linlithgow, y el gobernador de Bengala, John Herbert.

Churchill, en particular, era conocido por sus sentimientos contra India, e ignoró y hasta rechazó pedidos de importación de alimentos.

"La hambruna en Bengala es uno de los grandes desastres que haya sufrido pueblo alguno bajo la ley británica. El daño sobre nuestra reputación en India es incalculable", escribió en una carta a Churchill el virrey Lord Wavell, quien sustituyó a Linlithgow en 1944.

Lord Amery anunció entonces que permitiría la importación de 400.000 toneladas de trigo, pero a cambio de la exportación de 150.000 toneladas de arroz indio. Wavell rechazó la oferta.

"El Imperio Británico mantuvo el genocidio y el asesinato masivo fuera de la percepción pública mundial", escribió el historiador Maxwell Polya, quien redactó el capítulo sobre la hambruna en Bengala para un volumen de la Red Internacional sobre Holocausto y Genocidio.

Polya no encontró mención alguna a la hambruna en los manuales de historia editados en Gran Bretaña.

"Incluso en mi bibliteca personal, muy bien provista, no había ningún apunte sobre la hambruna de 1943, excepto una breve referencia en una cronología de origen alemán", recordó.

Escrito en 1995, 50 aniversario del fin de la segunda guerra mundial, Polya denominó el episodio histórico "el holocausto olvidado".

"El holocausto que segó de forma deliberada la vida de seis millones de judíos y medio millón de gitanos ha llegado a la conciencia humana y nunca será olvidado. Pero una tragedia similar provocada por el hombre ocurrió en Bengala, y fue ignorada por perversidad cuando ocurrió", observó.

Fuente

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Cómo el gobierno colonial británico dejó morir de hambre a un millón de indios

Por Dinyar Patel*
para BBC Mundo (Gran Bretaña)
publicado el 12 de junio de 2016
Este ha sido un verano difícil en India.
Una sequía y un calor abrasador han afectado a 330 millones de personas en todo el país, una cantidad increíble.
Esta lógica había sido utilizada con efectos devastadores dos décadas atrás en Irlanda, cuando el gobierno británico decidió, por la mayor parte, que no dar asistencia era la mejor asistencia.
Durante una rápida visita a Orissa en febrero de 1866, Cecil Beadon, el gobernador colonial de Bengala (que incluía a Orissa), adoptó una postura similar. "Ningún gobierno puede hacer mucho para evitar o aliviar estas vicisitudes de la providencia", expresó.
"Muy tardía y muy podrida"
El regular los precios disparados de los granos arriesgaría alterar las leyes naturales de la economía. "Si intentáramos hacer esto", dijo el gobernador, "me estaría rebajando al nivel de un dacoit (un bandido birmano) o un ladrón".
Con esas palabras, Beadon abandonó a sus demacrados súbditos en Orissa, regresó a Calcuta y se dispuso a suprimir los esfuerzos de asistencia programados con financiamiento privado.
En mayo de 1866, ya no era fácil ignorar la creciente catástrofe en Orissa. Los administradores británicos en Cuttack (la antigua capital de Orissa) encontraron a sus tropas y agentes de policía famélicos.
El resto de los habitantes de Puri estaban excavando fosas en las que tiraban los cuerpos de los muertos. "Por kilómetros a la redonda escuchabas sus gritos pidiendo comida", comentó un observador.
A medida que llegaban a cuentagotas más testimonios desgarradores a Calcuta y Londres, el gobernador Beadon hizo un intento tardío de importar arroz a Orissa. Pero, con cruel ironía, fue entorpecido por un excesivo monzón e inundación.
La asistencia fue muy poca, muy tardía, muy podrida. El pueblo de Orissa pagó con sus vidas el burocrático arrastrar de los pies.
Durante años, una creciente generación de indios educados en Occidente sostuvo que el gobierno colonial británico estaba empobreciendo gravemente a India. La hambruna de Orissa sirvió como prueba contundente de esta tesis.
Motivó al pionero nacionalista Dadabhai Naoroji a iniciar sus investigaciones de toda una vida sobre la pobreza india.
Cuando la hambruna empezó a ceder a comienzos de 1867, Naoroji esbozó la primera versión de su "teoría de la sangría"; la idea que Gran Bretaña se estaba enriqueciendo literalmente de chupar la sangre vital de India.
"Sin duda tenemos mayor seguridad de vida y propiedad, en estos tiempos", reconoció. "Pero la destrucción de un millón y medio de vidas en una hambruna es una extraña ilustración del valor de la vida y propiedad que se ha asegurado hasta ahora".

Indiferencia

Su argumento era sencillo. India tenía suficientes suministros de comida para alimentar a los famélicos, ¿por qué los estaba dejando morir el gobierno?
Mientras en Orissa morían en masa en 1866, Naoroji se percató de que India había exportado unos 100 millones de kilos de arroz a Gran Bretaña.
Descubrió un patrón similar de exportación masiva durante otros años de hambruna. "¡Dios santo!", declaró Naoroji, ¿Cuándo terminará esto?"
No terminó nada pronto. Las hambrunas reincidieron en 1869 y 1874. Entre 1876 y 1878, durante la hambruna de Madras, entre cuatro y cinco millones de personas murieron después de que el virrey, Lord Lytton, adoptara una política de no meterse similar a la que se usó en Irlanda y Orissa.
Para 1901, Romesh Chunder Dutt, otro destacado nacionalista, enumeró 10 hambrunas masivas desde los años 1860, calculando el total de muertos en unos exorbitantes 15 millones.
Los indios eran para entonces tan pobres y el gobierno tan indiferente en su respuesta que, según él, "cada año de sequía era un año de hambruna".
Una India más rica, menos dependiente de la agricultura, está ahora mejor capacitada para asegurarse de que esto no ocurra.
Aunque todavía perduran problemas significativos: la Corte Suprema de India recientemente reprendió algunos gobiernos estatales por su actitud de "esconder la cabeza en la tierra" frente a la actual sequía.
Por estas razones, es aún más importante recordar la hambruna de Orissa. Este desastre humanitario, y los otros que le siguieron, estimuló a los indios a luchar contra el gobierno colonial británico.
El estructurar e implementar una fuerte política nacional contra la sequía, como lo ha ordenado la Corte Suprema, será una manera justa de conmemorar el millón de indios que perdieron la vida hace 150 años.

*Historiador


Un grabado antiguo de las víctimas de la hambruna en India, 1885
Hambruna en India, 1900
Fotografía de la hambruna en India de 1900.
Víctimas de la hambruna en India (imagen sin fecha)
Una aldea india de un distrito afectado por la hambruna. (Imagen sin fecha)
Fuente