La beatificación del mapuche Ceferino Namuncurá ¿botín de guerra?

Miguel Gómez S.
Para Ovejas blancas (Chile)
Noviembre 2007

La reciente beatificación papal de Ceferino Namuncurá no fue recibida de igual manera por todos los mapuche.

La ceremonia se realizó en Chimpay, provincia de Río Negro, Patagonia argentina. El oficio religioso lo realizó Tarcisio Bertone, secretario de estado del Vaticano, enviado papal. Al ceremonial público asistieron más de cien mil personas el domingo 11 de noviembre.

El mapuche Ceferino Namuncurá era considerado el santito de las pampas y por eso no es extraño el interés con que se ha seguido su proceso de beatificación.

Sin embargo, Jorge Nahuel, portavoz de Coordinación de Pueblos Mapuche dijo que producía indignación que lo sigan utilizando para evangelizar y dominar.

El werken mapuche declaró que Ceferino murió debido a la colonización, que fue engañado, y que su beatificación papal es parte del botín de la conquista.

Ceferino Namuncurá, mapuche, perteneció al linaje de los Piedra, pues la terminación kura, en mapudungun, tiene ese significado.

Sus padres fueron Manuel Namuncurá y Rosario Burgos, él un renombrado cacique, ella una chilena cautiva que fue una de sus esposas.

El padre de Manuel, abuelo de Ceferino, fue Calfucurá, considerado el cacique mapuche más importante del siglo XX.

Y el padre de Calfucurá, Huentecurá, también cacique, acompañó a San Martín en la travesía de los Andes del ejército libertador que liberaría a Chile y Perú del dominio colonial español.

Como se puede advertir este linaje, el de los Curá, cubrió todo el siglo XIX, pues Ceferino, el recién beatificado mapuche, murió de tuberculosis en Roma, en 1905, a la edad de 18 años.

Un elemento fundamental que tiene relación con el pueblo mapuche es la comprensión de que la Cordillera de los Andes no fue obstáculo o frontera. Era camino, vía, tránsito pues los mapuche vivían en ambos territorios y se comunicaban para realizar los malones en uno u otro lado y para comerciar sus productos.

Así como Huentecurá aparece conduciendo a San Martín por los pasos cordilleranos, su hijo, Calfukurá vivió en el lado occidental y después en el Oriental. Namuncurá estuvo junto a su padre en Salinas Grandes, pero cuando fueron ferozmente atacados en el lado argentino, se traslado al chileno, y más tarde volvió al oriente.

Voy a tratar de explicar este complejo tramado empezando por Ceferino que nació en Chimpay. Río Negro, en 1886 considerando vuestras hipotéticas preguntas, algunas de las cuales serían las siguientes:

¿Cómo es posible que este descendiente de una de las familias que más luchó por la autonomía mapuche haya descollado en el catolicismo?

¿Y que, por resolución papal, sea beatificado, como paso previo para acceder a la condición de santo?

Y, finalmente ¿por qué el werken Nahuel dice que su beatificación es parte del botín de la conquista?

Cuando nace Ceferino la población originaria mapuche que habitaba la actual región de la Araucanía y las pampas argentinas había sido derrotada militarmente en ambos países.

Un sector mapuche contribuyó a la independencia de ambos países, y al formarse la república fueron declarados ciudadanos con igualdad de derechos.

Pero el papel no podía cambiar la realidad, pues podían ser ciudadanos con igualdad de derechos y deberes siempre y cuando se asimilaran por completo a la condición de chileno o argentino. Eso significaba acabar con su forma de vida, con sus costumbres, con su cosmovisión .

Algunos caciques aceptaron y fueron calificados como indios amigos o indios aliados de los gobiernos que se sucedían en Chile y Argentina.

Otros no, pues comprendieron que el precio que debían pagar para ser civilizados era abandonar la condición mapuche, desaparecer como pueblo.

En la resistencia se destacaron en el territorio chileno los arribanos que tuvieron como toquis a Mañil Huenu, y luego a su hijo, Quiilapán. Y en el territorio argentino, Calfucurá y luego su hijo Manuel Namuncurá.

Pero los mapuche fueron prácticamente exterminados mediante la llamada “Conquista del Desierto” en Argentina y la “Pacificación de la Araucanía ” en Chile.

Durante ese período, ambos gobiernos trataron de actuar en forma coordinada en contra del “enemigo común” como lo definió el presidente Argentino Roca.

Es conocido que el extenso territorio argentino habitado por mapuche, ranqueles, tehuelches y otros fue llamado desierto, pues para los criollos y extranjeros que accedieron al poder tras la independencia la población originaria no significaba nada, salvo la barbarie con la cual había que acabar para apropiarse de esos territorios ricos en pastos y fauna.

El divulgador más relevante del exterminio fue Domingo Faustino Sarmiento y el ejecutor de las matanzas otro presidente, Argentino Roca.

En el lado chileno del país mapuche se nombro Pacificación a la ocupación progresiva de la Araucanía que buscó imponer la sumisión mapuche para usurpar sus tierras.

Lo único que discutían el gobierno chileno y los militares era el procedimiento. Un oficial escribió en 1869 que “una guerra activa i de esterminio, aunque en desacuerdo con los principios humanitarios de los pueblos cultos, es la que mas se acuerda con la práctica i la esperiencia de la generalidad de los militares i demas personas que conocen al araucano i sus tendencias, i el resultado aunque mas rápido i al parecer mas cruel ocasiona indudablemente menor numero de víctimas i ménos gastos.”

La frontera del Bío-Bío, reconocida por España, fue extendida por el gobierno chileno hasta el río Malleco a lo largo del cual se fundaron fuertes militares. El gobierno halagó y pagó por los servicios de una parte de los mapuche que fueron sus aliados.

Los arribanos lucharon contra la ocupación contando, en algunas oportunidades, con alianzas militares con los costinos y los abajinos. Pero fueron derrotados por el armamento superior y el establecimiento de los ferrocarriles y el telégrafo.

Las granadas y bombas de las piezas de artillería destrozaban los cuerpos mapuche y la carabina Spencer, que expelía proyectiles sin pausa, fue muy elogiada por presidentes, ministros y generales del ejército. Varios héroes chilenos de la guerra del Pacífico se formaron en la dura tarea de matar durante la llamada Pacificación.

Después la frontera se extendió hasta el Toltén. Los mojones plantados en la refundación de Villarrica fueron las señales del término de la Pacificación.

Los mapuche vencidos comenzaban a vivir civilizadamente.

El libro “Las últimas familias” relata que sucedió con cada una de las más renombradas familias mapuche. Incluso los aliados del gobierno, salvo excepciones, perdieron sus posesiones, los sobrevivientes fueron instalados en reducciones, y el gobierno logró la sumisión estableciendo el imperio de la ley en todo el territorio del Chile actual.

Entretanto los militares y colonos instalados en sus territorios comenzarían a producir para los mercados externos que reclamaban cereales, buenos precios se pagaban. Todavía ahora.

En el lado argentino Calfucurá, abuelo de Ceferino, fue uno de los lideres mapuche que luchó denodadamente por la sobre vivencia de su pueblo.

Hábil, inteligente, fue capaz de hacer política destinada a mantener aliados en las filas indígenas, de explotar las rivalidades argentinas, y de formar una confederación que llegó a contar, en algún momento, con 13 mil lanzas.

Calfucurá dio importancia a la información para lo cual tenía secretarios cautivos, mantuvo correspondencia con los jefes políticos criollos, fue aliado de Rosas, luego de Urquiza. Estos le pagaban raciones para mantener la paz. Esas raciones eran compartidas con Mañil, que junto a su hijo Kilapan, encabezan la lucha en Chile. De este modo se aseguraba las espaldas.

Derrotó en el campo de batalla al general Hornos y a Mitre.

Calfucurá dio sangrientos malones para apoderarse de vacunos y caballares. En estas incursiones participaban también mapuche que habitaban el territorio chileno. Esas enormes extensiones desde occidente a oriente formaban el país mapuche.

Pascual Coña, en su libro “Memorias de un Cacique Mapuche” dice que en el viaje que realizó en 1882, desde el Budi a Buenos Aires, constató que con los indígenas de allá “tenemos un mismo idioma, aunque son diferentes algunas expresiones.”

Tanto en la guerra de conquista de los españoles como en la de los criollos que fundaron las repúblicas independientes participaron sacerdotes de diferentes congregaciones.

La espada y la cruz es la síntesis perfecta.

Durante las primeras décadas de los gobiernos republicanos se hizo política de Estado el lograr el adoctrinamiento de los hijos de los caciques.

En el caso de Chile, durante el octavo levantamiento mapuche, el ministro de la guerra enumeró las condiciones para otorgar el perdón a los rebeldes y cesar las hostilidades.

El punto primero era:

“Cada cacique deberia entregar en rehenes i como garantia de su fidelidad dos de sus hijos que se traerian a la capital, donde el gobierno cuidaria de su subsistencia i educación”.

La “educación” era impartida en las misiones.

Es sabido que en momentos de crisis la religión obtiene las mejores cosechas. Ceferino vive su niñez y adolescencia cuando la etnia ha sido aniquilada. En este contexto fue atrapado y vio en la religión la única forma de poder ser útil a su pueblo, víctima de genocidio. Los salesianos le ayudaron en su formación de sacerdote.

Su abuelo, Juan Calfukurá, creador de la Confederación Mapuche , había muerto en 1873. Durante la campaña de la conquista su tumba es saqueada, los soldados roban las pertenencias con que fue enterrado. Años más tarde fue recuperado su cráneo que se exhibe como pieza en el museo La Plata.

El balance que el general Villegas hace a mediados de los ochenta era de espanto: más de 2 mil trescientos mapuches muertos, sobre mil doscientos prisioneros, y más de diez mil mujeres, ancianos y niños cautivos.

En muchos casos los niños fueron separados de sus padres y puestos en casas de argentinos como criados, las mujeres como sirvientas. Los mapuche prisioneros fueron enviados al presidio de la isla Martín García donde realizaron trabajo esclavo. El cambio brutal, el maltrato y las enfermedades los diezmaron.

A comienzos de 1884 se realizó la última fase de la Conquista del Desierto. Namuncurá, ya de 73 años, y otros jefes mapuche se rinden. Lo destinan a Chimpay. Luego esas tierras son rematadas.

Pocos podrían negar la existencia de curas buenos, en el sentido católico del adjetivo, pues de hecho en numerosas oportunidades ayudaron a los indígenas.

Pero cada gesto de generosidad o misericordia venía acompañado del propósito de evangelizarlos.

Con la ayuda cristiana venía la doctrina que, en el caso chileno, descalificaba al Pillán o condenaba la poligamia. El machi o la machi fueron para los sacerdotes de brujos y/o demonios.

De manera que la misericordia venía con mensaje de adoctrinamiento: hay un solo Dios con tales o cuales características, cada ser humano nace con el pecado y debe ser bautizado, etc. Cada uno de nosotros ha escuchado en que consiste lo cristiano de lo occidental.

Y cuando el actual Papa quiso decir en Brasil tuvo que rectificar. Pues sus afirmaciones en cuanto a que la evangelización no habría sido la imposición de una cultura extraña y que no habría supuesto una alienación de las culturas precolombinas era y es falsa.

Ceferino fue educado por los salesianos y enviado a Roma debido a su enfermedad, la tuberculosis. Fue recibido en audiencia por el Papa. Y murió.

Los dirigentes mapuche con mayor conciencia étnica han rechazado la beatificación porque así la iglesia se apodera de una de las figuras simbólicas del pueblo. Y porque consideran que Ceferino, debido a las circunstancias en que vivió, fue un botín de la guerra de la conquista del “desierto”.

Para mí es también una de las formas de fortalecer la doctrina esencialista religiosa sobre la identidad latinoamericana que se asentaría, supuestamente, en el intercambio cultural precolombino y occidental cristiano. La creciente debilidad de la iglesia católica es de suyo evidente, no sólo por la competitividad de otras religiones, sino porque, como institución, desampara a los pobres.