Finanzas en los países emergentes y la Argentina
Aldo Ferrer
Diario BAE
El planteo
de vivir con lo nuestro respecto de nuestro país puede generalizarse como
“vivir con lo propio”, respecto de la estrategia de desarrollo en el escenario
internacional. La propuesta implica el rechazo del principio neoliberal de que
el desarrollo económico de los países ocurre en el contexto mundial, bajo el
libre juego de las fuerzas del mercado. Se sustenta, en cambio, en la evidencia
histórica de que el desarrollo tiene lugar, en primer lugar, dentro de cada
país, en virtud de la fortaleza de su densidad nacional, capacidad de movilizar
recursos propios y establecer una relación simétrica, no subordinada, con el
orden mundial.
La exitosa estrategia de China y otros países emergentes se
basa, precisamente, en vivir con lo propio. Uno de sus componentes principales
radica en el financiamiento del desarrollo. Un estudio reciente de Rogoff y
Reinhardt destaca que, hasta la década de 1950, alrededor del 20% de la deuda
pública de los países ahora llamados emergentes estaba denominado en moneda
extranjera. En la década de 1990, la proporción aumento al 60 por ciento. Una
causa principal de esta tendencia fue la expansión de la especulación
financiera globalizada y su penetración en las plazas periféricas
La abundancia del crédito internacional fomentó las políticas
fiscales de endeudamiento externo y la apreciación de las monedas nacionales en
América latina y en otros países de Asia y África. El consecuente déficit
público y de los pagos internacionales generó las crisis de deuda externa que
estallaron en América latina a principios de la década de 1980 y en países
asiáticos y Rusia a fines de la de 1990. Los rigurosos programas de ajuste y
reestructuraciones de deuda estuvieron destinados a preservar los activos de
los acreedores y recuperar la “confianza” de los mercados financieros,
corresponsables de la crisis. El resultado fue la “década perdida” en América
latina y un deterioro, semejante o peor, en otros países endeudados. La
estrategia neoliberal de “vivir con lo ajeno”, es decir, la subordinación al
financiamiento y la deuda externa, deprimió el ahorro interno y la tasa de
inversión y crecimiento. Finalmente, colapsó en todas partes y, actualmente, en
las economías vulnerables de la Unión Europea.
El fracaso del planteo neoliberal consagró la vigencia de la
estrategia de vivir con lo propio, la misma que sustenta el desarrollo de los
países emergentes más exitosos, como China, Corea del Sur y Taiwán. Vivir con
lo propio incluye la movilización del ahorro interno para financiar al sector
público y la inversión privada. Esto ha provocado un aumento extraordinario,
del 500% en los últimos diez años en el mercado de títulos emitidos por países
emergentes en su propia moneda. Su stock alcanza actualmente, según un informe
reciente del Financial Times, a más de u$s10 billones, equivalentes a cerca del
20% del stock total de títulos en los mercados financieros. Consecuentemente,
la deuda pública denominada en moneda local de los países emergentes, respecto
del total de la deuda pública, aumentó al 60% en el 2010 y, probablemente, al
90% en el 2012. Cerca de 2/3 del stock de deuda en moneda local de los países
emergentes corresponde a China, Brasil y Corea del Sur.
La expansión de este mercado atrae capitales especulativos del
exterior, cuya volatilidad, introduce un elemento de inestabilidad en las
plazas locales y provoca medidas preventivas para controlarlos, evitar la
apreciación cambiaria y no repetir la experiencia de vivir con lo ajeno.
El éxito de la política de financiamiento con ahorro interno, a
partir de la expansión del mercado de deuda en moneda local requiere la
contrapartida del superávit en la cuenta corriente de los pagos internacionales.
De otro modo, se instala la “vulnerabilidad externa”, es decir, la dependencia
permanente del financiamiento en moneda extranjera. En conclusión,
financiamiento dominante con ahorro interno y superávit en los pagos
internacionales son condiciones necesarias de la estrategia de vivir con lo
propio y de apertura al mundo, fortaleciendo la soberanía y las políticas
nacionales de desarrollo.
La experiencia de la Argentina forma parte de esta tendencia en
los países emergentes exitosos. La deuda pública respecto del PBI cayó de cerca
del 170% en el 2002 al 40% en el 2012 y, de esta última, cerca del 60% es deuda
intra sector público. El desendeudamiento incluye la reducción de la deuda
pública denominada en moneda extranjera, la cual cayó, respecto del total, del
79% en el 2002 al 61% en el 2012 y, respecto del PBI, del 132 al 25% entre los
mismos años.
Acontecimientos decisivos en esta tendencia, en la Argentina
fueron la reestructuración de la deuda externa, la nacionalización del sistema
jubilatorio, el aumento de la presión tributaria, la pesificación
posconvertibilidad del sistema monetario, el persistente superávit en los pagos
internacionales y la duplicación del PBI desde la salida de la crisis del 2001
Subsiste la necesidad de condiciones propicias para la creación
de instrumentos financieros que retengan el ahorro interno en el circuito
económico del país y eviten la fuga de capitales. En tal sentido,
acontecimientos recientes, como la colocación de bonos de YPF en moneda local,
son pasos positivos.