El dictador Jorge Rafael Videla se explayó en sus apreciaciones contra el gobierno kirchnerista

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La revista española Cambio 16 publicó la segunda parte de la entrevista al represor preso en Campo de Mayo, en la que se lo consulta como si fuera un dirigente opositor. “Si el país cambia hacia otro rumbo, seguramente no estaríamos presos”. dijo.

El dictador Jorge Rafael Videla está seguro de que si los tiempos políticos cambian podría salir en libertad: “La suerte nuestra, la de los militares detenidos, está en que el país se encamine por otra dirección. Si el país cambia hacia otro rumbo, seguramente no estaríamos presos”. La revista española Cambio 16 publicó ayer la segunda parte de la amistosa entrevista al ex jefe del gobierno de facto. El sociólogo y periodista Ricardo Angoso, vinculado con organismos que defienden como presos políticos a los detenidos por crímenes de lesa humanidad, nuevamente lo muestra interpelado como a un dirigente político. Distinto de aquella primera vez, en la que el dictador explicó con toda claridad la “excelente” relación que los militares mantuvieron con la Iglesia católica o la “colaboración” que dieron los sectores empresarios, ahora abunda en las críticas sobre el presente. Habla del espacio de la oposición y convoca a la necesidad de generar “un cambio” en el que deja asomar cierta idea de un golpe de Estado: “Hablo de un cambio –dijo–, claro, por la vía democrática, ya no es el tiempo de los golpes de Estado, aunque tampoco habría Fuerzas Armadas para darlo ni vocación para hacerlo”.
La primera parte de la entrevista salió publicada a mediados de febrero en la revista española. Videla se mostró entonces como ahora: hace su reconstrucción histórica, va del gobierno de Héctor Cámpora al de Isabel Perón; se mete en las internas de la Junta Militar y reconoce que aquello que en la primera parte mencionó como “licencia para matar” se hizo a base de órdenes que “fueron precisas” y “existieron”.
“¿Por qué la Junta no dio instrucciones más precisas, incluso por escrito, de lo que estaba haciendo y de las órdenes que impartía?”, preguntó Angoso. “Creo que órdenes existieron y fueron precisas, no puedo entrar en detalle ahora en todas ellas. Las órdenes estaban y los que las impartieron, que fueron asumidas por cada uno de los miembros de la cadena de mando que las dieron.”
La nueva parte de la entrevista está dividida en dos. La primera histórica. La segunda, más abundante en la revisión sobre el presente. A lo largo del texto, el periodista le otorga el status de un dirigente político. “¿Cómo ve la Argentina de hoy, tiene esperanzas de que haya algún cambio?”, le pregunta. O: “¿En qué ha fallado este gobierno, qué les diría a los argentinos sobre el mismo?”.
Ya la primera vez, el tono del reportaje recibió críticas de los organismos de derechos humanos, entre otros sectores. Se dijo que era complaciente y muchos se sorprendieron por las preguntas que no estaban, como el robo de bebés. El contenido del reportaje, en cambio, siguió distintas derivas. Se pidió que algunos de sus dichos fueran introducidos como prueba en los juicios de lesa humanidad, entre otras cosas por el reconocimiento explícito que Videla hizo, por ejemplo, de la alianza con la Iglesia. Las agrupaciónes Hijos y Abuelas de Plaza de Mayo criticaron el lugar en el que aún se instala el dictador, como parte del espacio de los perseguidos políticos y de la venganza. Hijos respondió: “Venganza, por definición, sería robarles sus hijos, secuestrarlos, torturarlos, violarlos, tenerlos en cautiverio, tirarlos vivos al mar, robarles sus bienes, fusilarlos. Nunca hicimos nada de eso ni lo haremos”.
También la presidenta Cristina Kirchner se hizo eco de ese reportaje. Aquella vez, Videla reconoció que el “peor momento” de los represores les llegó con los Kirchner. La semana pasada, en el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, la Presidenta contó lo que le pasó cuando leyó esa frase sobre los Kirchner que Página/12 reprodujo en su tapa. En esa ocasión recordó a Néstor Kirchner y el acto de recuperación del edificio de la Escuela Mecánica de la Armada: “La gran pena es que él no haya podido leer eso porque yo fui con él, lo peleé mucho el 24 de marzo de 2004 cuando en la ESMA tuvo un discurso muy fuerte. Yo le había dicho que lo escribiera porque se iba a poner nervioso y después lo peleé por algunas cosas. Y la verdad que cuando leí el reportaje lo único que lamenté es no tenerlo cerca para pedirle perdón”. Entonces, dijo, “llevé el diario allá a Río Gallegos y se lo metí debajo de la bandera porque ese diario era de él”.
Angoso consiguió la entrevista después de entre “siete y ocho meses” de gestiones, según explicó semanas atrás a un diario argentino. Llegó a Videla, según dijo, a través de unos “contactos en el Ejército argentino. Una fuente militar, digamos, me facilitó el acceso a Campo de Mayo”. La entrevista duró tres horas, sobre una guía de veinticinco preguntas que el dictador respondió sentado en su habitación de la prisión de Campo de Mayo, acompañado de su mujer y sus hijos. El bruto de la entrevista tenía veinticinco páginas de desgrabación.
“La República está desaparecida”, dice Videla en el texto. Y cuando Angoso le pregunta si tiene esperanzas de que en el futuro haya algún cambio, advierte aquello de que con otro gobierno ellos no estarían presos. “Yo digo que estamos en una situación hoy muy negativa, totalmente negativa, hemos perdido una gran oportunidad en las últimas elecciones de sentar puntos de apoyo a una oposición sólida y que actuara responsablemente para cambiar este estado de cosas al que me refería antes. Hablo de un cambio, claro, por la vía democrática, ya no es el tiempo de los golpes de Estado, aunque tampoco habría Fuerzas Armadas para darlo ni vocación para hacerlo. Esta situación de inmediato no va a cambiar, lamentablemente, porque no veo el actor, el líder, y no creo en los iluminados.”
Luego se queja de “la pretensión permanente de seguir escarbando en el pasado”, y como si no recordara su intervención en el asunto, sugiere que los desaparecidos son un invento. “Por ejemplo, hay que encontrar una solución para resolver el famoso problema de los desaparecidos y ofrecérsela a la sociedad argentina. ¿Son una realidad, son un invento, son una especulación política o económica? ¿Qué son realmente los desaparecidos?”
Más tarde, el periodista vuelve a intervenir como si actuara ante el líder de la oposición. En forma más supina, Videla aquí también advierte que la “única vía es sacarlos del gobierno”, aunque ¿aclara? que “no a través de un golpe”. “¿En qué ha fallado este gobierno, qué les diría a los argentinos sobre el mismo?”, le pregunta. “Este gobierno ha asociado el campo con la oligarquía y como enemigo de ese socialismo que ellos pregonan, no podemos esperar de esta gente una solución, la única vía es sacarlos del gobierno y no a través de un golpe de Estado, sino a través de los cauces democráticos. Yo, en las últimas elecciones habidas en el país, esperaba que apareciera un líder o un movimiento para hacer frente a lo que vivimos, que todos los dirigentes de la oposición se unieran para combatir esta lacra y salir hacia adelante, pero bueno, no apareció y no fue así. Quisiera ser optimista, pero no puedo, aunque siga peleando desde la cárcel, desde aquí. Quiero dar a conocer al mundo lo que pasa. La consigna del prisionero de guerra es la evasión, mientras que para el preso político la lucha es otra, que es el campo de la política y que es antipático quizá para los militares. Hoy hay que ganar la guerra política a través de los mensajes y los medios de comunicación, y ésa es nuestra función: no quedarnos de brazos cruzados.”

Otras respuestas del ex dictador

“Las órdenes existieron”

En otros tramos publicados por la revista Cambio 16, el genocida Jorge Rafael Videla planteó que hubo “órdenes precisas” de la Junta Militar en la represión ilegal.
- ¿Por qué la Junta no dio instrucciones más precisas, incluso por escrito, de lo que estaba haciendo y de las órdenes que impartía?
Creo que órdenes existieron y fueron precisas, no puedo entrar en detalle ahora en todas ellas. Las órdenes estaban y los que las impartieron, que fueron asumidas por cada uno de los miembros de la cadena de mando que las dieron. Creo, sinceramente, que fue así.
- ¿Qué mensaje les daría a los soldados que están detenidos actualmente y a sus familias, que también sufren en sus carnes esta situación?
Yo creo que el mensaje explícito y tácito, que es al que yo me atengo, que es la conducta, el ejemplo y el modo de vida, que siempre han sido mis guías, en los buenos y en los malos momentos.
- ¿Por qué renunció su abogado defensor cuando iba tan avanzado su proceso?
Entrábamos en otra etapa, pasábamos de la etapa instructora a la de los juicios orales y públicos. Era más de lo mismo, con público y publicidad, más de lo mismo, un circo, en definitiva. Entonces, llamé a mis abogados y les dije: ustedes cumplieron su tarea y ahora se trataría de que dejaran para la historia, por escrito, todas las irregularidades y arbitrariedades de las que hemos sido objeto. Que quede escrito y haya constancia de todo lo sucedido para que la gente, en el futuro, conozca lo que realmente sucedió. El abogado soportaba un enorme sacrificio por el desempeño de sus funciones y casi tenía que dejar su trabajo. La real motivación por la que se fue, para que no quedara duda, era que no se prestaba gratuitamente a esa parodia de juicio sin justicia y sin derecho.
- ¿Recibiría a algún líder montonero en aras de llegar a la concordia?
Tal como están las cosas, en estos momentos, definitivamente no. En un proceso final, llegado el caso, no aceptaría un diálogo de igual entre unos militares que luchamos por defender a las instituciones de la Nación con los cabecillas de una organización armada formada por subversivos, creo que ése no es el punto de partida. No creo que se puedan equiparar las dos partes, no se puede establecer una concordia desde un punto de partida en que todos somos iguales. Yo hablo, además, de un diálogo entre las partes que sea representativo en la sociedad, pero no de establecer una concordia sin justicia.

Textuales de terror

A continuación, los fragmentos de la entrevista a Jorge Videla en los que se refiere a la actualidad argentina, el gobierno de Cristina Kirchner, la oposición y la “oportunidad” perdida de las últimas elecciones.
- La Argentina hoy. “La suerte nuestra, la de los militares detenidos, está en que el país se encamine por otra dirección. Si el país cambia hacia otro rumbo, seguramente no estaríamos presos. Yo digo que estamos en una situación hoy muy negativa, totalmente negativa, hemos perdido una gran oportunidad en las últimas elecciones de sentar puntos de apoyo a una oposición sólida y que actuara responsablemente para cambiar este estado de cosas al que me refería antes. Hablo de un cambio, claro, por la vía democrática, ya no es el tiempo de los golpes de Estado, aunque tampoco habría Fuerzas Armadas para darlo ni vocación para hacerlo. Esta situación de inmediato no va a cambiar, lamentablemente, porque no veo el actor, el líder, y no creo en los iluminados. La política se hace con hombres e ideas y ahora no los hay, ahora Argentina no los tiene. No hay tampoco movimientos de opinión sistemáticos contra este gobierno, todos viven bajo el temor del qué dirán, de que les dejen hacer, en definitiva. Todo es miedo y temor, y vivimos permanentemente bajo ese miedo. Y cuando una sociedad vive bajo el miedo no puede esperar que esté en un actitud de coraje para enfrentar un gobierno que de por sí no tiene reparos y no se detiene ante nada. Un gobierno arbitrario, con espíritu totalitario, y que no se detiene ante nada y ante nadie, que ha perdido la vergüenza y etcétera, etcétera, etcétera. Este es el panorama de la Argentina de hoy y de seguir, que todo parece que seguirá igual, permanecerá en el futuro inmediato. No hay solución en el corto plazo.
Luego está la pretensión permanente de seguir escarbando en el pasado, colocándonos a los militares en la vereda de enfrente como unos indeseables. Hay que comenzar a pensar en el futuro, pero sin concordia no hay futuro. En consecuencia, creo que tiene que haber un diálogo amplio y superador de todos los sectores de la opinión pública para lograr abandonar esos puntos de fricción que están impidiendo en este momento esa concordia. Por ejemplo, hay que encontrar una solución para resolver el famoso problema de los desaparecidos y ofrecérsela a la sociedad argentina. Son una realidad, son un invento, son una especulación política o económica, ¿qué son realmente los desaparecidos? Así sucede con otras cosas más que no han sido cerradas y siguen presentes en nuestra vida. Repito: ese diálogo tiene que blanquear esa situación conflictiva que vivimos hoy, superar a través de la concordia nuestras diferencias y tirar hacia adelante con un proyecto de nación basado en un proyecto de vida en común, algo que le falta a la Argentina de hoy. Lo que decía Ortega y Gasset: un proyecto de nación y de vida en común. ¿Qué político ha dicho lo que quiere para la Argentina de hoy? Nadie. Estamos en el puesto que ganamos sin ansias de cambiar nada. Tenemos que despertar, apagar las pasiones y mirar hacia el futuro con otras miras, pensando en los próximos diez años cuando menos. Y en ese encuentro que debe de buscar un punto en común para el diálogo hay que dejar de lado todas tensiones y rigideces que nos han paralizado. A punto está de que en Argentina estamos sin oposición y un país no puede vivir sin oposición. Los que ejercen el gobierno lo hacen con pretensiones de crear un caudillato sin que nadie los critique y todo el mundo asienta. ¿Se saldrán con la suya?”
- El Gobierno. “Si algo tiene Argentina es su riqueza agropecuaria, somos o éramos el granero del mundo, y el agro ha sido borrado de la estructura nacional. Este gobierno ha asociado el campo con la oligarquía y como enemigo de ese socialismo que ellos pregonan, no podemos esperar de esta gente una solución, la única vía es sacarlos del gobierno y no a través de un golpe de Estado, sino a través de los cauces democráticos. Yo, en las últimas elecciones habidas en el país, esperaba a que apareciera un líder o un movimiento para hacer frente a lo que vivimos, que todos los dirigentes de la oposición se unieran para combatir esta lacra y salir hacia adelante, pero bueno, no apareció y no fue así. Quisiera ser optimista, pero no puedo, aunque siga peleando desde la cárcel, desde aquí. Quiero dar a conocer al mundo lo que pasa. La consigna del prisionero de guerra es la evasión, mientras que para el preso político la lucha es otra, que es el campo de la política y que es antipático quizá para los militares. Hoy hay que ganar la guerra política a través de los mensajes y los medios de comunicación, y ésa es nuestra función: no quedarnos de brazos cruzados.”
–Desde que está en prisión, ¿le visitan sus antiguos aliados y amigos o lo han olvidado desde entonces?
–Algunos, algunos, pero no pasan de cinco. Nuestra sociedad, que la componen también mis amigos, la argentina, fue la protagonista de la tremenda guerra que vivimos, porque era un combate contra la sociedad argentina y cambiarla a través del modelo marxista que preconizaban esos grupos alzados en armas. Ese proyecto estaba en plena expansión en América latina y la sociedad argentina fue objeto y sujeto de ese proyecto totalitario. Esa sociedad se defendió a través de su brazo armado de esa agresión que sufría de unos grupos armados bien conocidos. Luego está la figura del chivo expiatorio, que han sido los militares, y la sociedad argentina actuó de una forma cobarde y dejando abandonado a su Ejército, que fue el principal actor en ese conflicto defendiendo a su país de esa verdadera agresión.
–¿Cómo se explica ese proceso de destrucción de las Fuerzas Armadas y de indefensión de la Argentina que denuncian algunos militares?
–Porque es la revancha de los derrotados, de los “jóvenes idealistas” de Perón, que no lograron sus objetivos, que pasaban por tomar el poder. Con Cámpora lo habían conseguido, en parte. Como ese proyecto revolucionario que tenían de hacerse con el poder se vio frustrado por las Fuerzas Armadas (que, cumpliendo órdenes de un gobierno constitucional, salieron a reprimirlos y a enfrentarlos), fuimos los ejecutores de parar ese proyecto. Nos preguntaron qué hacer ante la amenaza armada que tenía el Estado y dimos la respuesta que había que dar, que era que nos sacaran a nosotros a hacer frente a esa amenaza. No queda otra vía, claro. Y los derrotamos con las armas en la mano, claramente, y eso los actuales gobernantes, que son herederos de aquellos grupos subversivos, no nos lo perdonan.
–¿Por qué, en definitiva, en ninguna parte de América latina se da esta situación de más de un millar de militares detenidos, procesados y condenados?
–Es cierto, esta situación no se da en otras partes del continente. Así es, como usted dice. La explicación es el espíritu de revancha y venganza que anima a este gobierno.
–¿Cómo es posible entender actitudes como la del general Martín Balza sobre las fuerzas armadas, e incluso las tareas en las que él participó entonces?
–La sensación es que es un canalla, un hombre que se vendió al enemigo para escalar posiciones. Pregunto: ¿cuántos años lleva de embajador? Siete u ocho años. Un trepador vendido por poder y dinero. El me envió tres cartas en el pasado y muestra su subordinación, afecto y aprecio hacia mí. No eran unas cartas burocráticas, sino escritas sinceramente y algunas incluso a mano deseando mi libertad, solidarizándose conmigo y esperando un “nuevo amanecer”. Ahora se vende por ansias de poder y denigra a sus antiguos compañeros, ¡qué miserable!