La ley de enfiteusis y su secreto*
Por Jorge Abelardo Ramos**

Los campesinos colonizadores europeos que debían venir a trabajar las tierras públicas, según la letra de la ley, o fueron atemorizados y expulsados por los terratenientes y ganaderos de la época, o prefirieron llegar al país seis décadas más tarde, pues los prudentes gobiernos europeos no veían utilidad momentánea en emprender semejante aventura colonizadora que tampoco era exigida por la situación económico social de esos países. Eran mucho más convenientes, en ese momento, la intriga diplomática, la balcanización, el empréstito tramposo.
La Ley de Enfiteusis amplió el asalto de la tierra pública y marcó en realidad el nacimiento de nuestra oligarquía terrateniente. La distribución a voleo de la tierra encontró una causa accesoria en la obreza fiscal, incapaz de sufragar los abultados presupuestos de sueldos militares creados por la guerra de la Independencia y los conflictos civiles. A falta de dinero, los militares obtuvieron tierras, casi nmediatamente enajenadas en manos especuladoras.
Bajo el gobierno de Rosas este sistema alcanzó gran desarrollo. En 1840, cincuenta familias bonaerenses poseían 160 estancias con un total de 2.093 leguas.
La Sociedad Rural Argentina (nos referimos a la predecesora histórica y política de la actual, acerca de cuya existencia ésta última guarda un decoroso silencio), fue una de las más activas participantes en esa operación de saqueo sin precedentes a una tierra que la ley destinaba a la colonización. La tentativa de la burguesía mercantil porteña de crear una agricultura capitalista estrechamente ligada a sus
protectores británicos se habría desvanecido en la inmensidad pampeana13. En realidad, su política había fortalecido a esos «apacentadores de vacas empeñados en apacentar hombres y pueblos», según la vigorosa expresión de Sarmiento.
Tal es la versión externa y las consecuencias de la famosa ley de enfiteusis. Su verdadero móvil obedecía a causas mucho más inmediatas. Cuando el gobierno porteño realizaba gestiones para obtener un préstamo de Inglaterra, se publicó un decreto misterioso que no era otro que la ley de enfiteusis. En sus estudios sobre las tierras públicas, Avellaneda afirma:
El decreto del 17 de abril de 1822 marca una de las fechas ás importantes en nuestra legislación agraria. –Rompe inopinadamente con la tradición, lanzándose por un camino desconocido: decreta la inmovilidad de las tierras públicas bajo el dominio del Estado, prohibiendo que se extendiera título alguno de propiedad a favor de particular. ¿Con qué objeto se introducía una innovación tan trascendental? El Decreto no lo dice... El Decreto del 21 de julio del mismo año reiteró la prohibición en términos más explícitos. Uno y otro decreto guardaban silencio sobre el designio que los había inspirado pero éste no tardó en ser revelado. Un mes más tarde, el Gobierno solicitaba la autorización de la Legislatura para negociar un empréstito en Londres. Al proscribir la enajenaciónde las tierras, se había tenido por objeto el ofrecimiento en garantía a los prestamistas. Se inmovilizaba la tierra bajo el dominio del Estado, para que sirviera de base al crédito público***.
La famosa Ley de Enfiteusis, que erigió la fama de Rivadavia como estadista era la cobertura legal de una garantía para un préstamo de los usureros ingleses.
¿Cuáles fueron las ventajas de esta operación?
Notas:
*Revolución y contrarevolución en La Argentina 1. Las masa y las lanzas (1810-1862) Peña Lillo 2013 Págs. 78 y 79
**Jorge Abelardo Ramos político, historiador, publicista, editor y escritor; creador de la corriente política e ideológica llamada la Izquierda Nacional. Sus ideas continúan teniendo influencia en el continente latinoamericano. Es considerado uno de los intelectuales más destacados de su país y América Latina.Wikipedia
*** Nicolás Avellaneda. "estudios sobre la tierra pública. La Facultad, bibilioteca Argentina, Buenos Aires 1915, pág. 58