Mary Terán: el costo de ser peronista

Por José Luis Ponsico*
para Revista Peronistas
publicado en agosto de 2008









Ahora que el tenis argentino vuelve a estar en los primeros planos, como ocurriera en los ’70 y ’80 con Guillermo Vilas y José Luis Clerc y en los ’90 con otro prodigio, Gabriela Sabatini, es interesante hacer un poco de historia para saber de dónde venimos, aun cuando la política y el deporte no siempre coinciden.
 



En los años ’50, pleno apogeo del Peronismo y el deporte argentino – con fuerte apoyo estatal – alcanzaba la cima una de las tenistas más destacadas de todos los tiempos: la rosarina Mary Terán de Weiss.  



Nacida en 1918 con el nombre de María Luisa Beatriz Terán, hija del bufetero del Rowing Club de Rosario, vivió el deporte como una niña dotada por naturaleza.  



En 1953 asombraba a todos. 



Esa muchacha de lindas facciones, escasa talla, piernas fuertes y unadestreza natural pudo ser –si cabe una comparación a través del tiempo – una especie de Maradona del tenis femenino: participó en 1.100 competencias internacionales, de las que ganó, entre singles, dobles damas y dobles mixtos, 832 primeros puestos y el Plate de Wimbledon.  


Una campeona. 

Pero el destino le tenía reservada una trampa: su afinidad con la política deportiva puesta en marcha por el gobierno la hizo peronista.  

Con la añadidura de una agravante para lo que vendría después del ’55: se decía que para Juan Perón la única mujer capaz de reemplazar a Evitaen su corazón era la ascendente tenista. 

Algo terrible para ella por loque ocurriría años más tarde. 

Después del golpe revolucionario y con la caída del gobierno de Perón,Mary Terán de Weiss fue discriminada en el deporte, virtualmenteperseguida como una eventual militante – condición que nunca asumió – y debió emigrar porque aquí la Federación de Tenis le prohibió que representara al país.Increíble, pero real, como titulaba la serietelevisiva. 

 Padeció el resentimiento y un destierro para siempre. 

La periodista y escritora Liliana Morelli, santafesina e historiadora, reivindicó en 1990 a Mary Terán con una impecable semblanza en su libro Mujeres deportistas.  

Hacía seis años que la notable tenista había puesto fin a su vida, arrojándose al vacío, en la ciudad de Mar del Plata.  

En efecto, sola y olvidada, muy absorbida al final por su madre, Mary Terán, viuda de Weiss, se suicidaba en 1984.  

Tenía 66 años. 

Treinta años antes, el 4 de julio de 1953, el influyente diario europeo dela época, France Dimanche, publicaba una foto con un epígrafe inolvidable para sus detractores: Mary Terán, una de las mejores jugadoras del mundo y gran amiga del presidente Perón.  En su momento de gloria no imaginaba cómo pagaría el revanchismo político de ese tiempo, evocaba hace poco Víctor Lupo, un lúcido dirigente y ex subsecretario de Deportes de la Nación, entre 1989 y 1992. 

Su sugerente atuendo descubriendo el culotte de encaje con puntillacausó sensación en el court de Wimbledon, describía la biógrafa. 

Mary había impuesto una auténtica moda: polleritas de organza doble, spolverinos ribeteados de puntillas y blusas escotadas con pantaloncitos muy breves que innovaron la clásica indumentaria de aquellas tenistas de los 50. escribió Morelli.  

Entretanto, la Argentina avanzaba hacia la justicia social.  

Para un periodista reconocido de ese tiempo, Roberto Andersen, eljuego de Mary Terán era la base; largo y de gran movilidad. Con buenrevés y drive.  

El decano de los especializados en tenis añadiría: No voleaba mucho, pero desde su campaña europea después del ’55 llegó a volear muy bien.  

Una crónica de la época la tenía como una tenista de largo aliento, que planeaba tácticas con un juego muy ofensivo.  

El propio tucumano Lupo diría en los ’80: Mary era imbatible en la Argentina. 

En marzo de 1956, con el Decreto Ley 4161 quedaba prohibida en todoel territorio de la Nación la utilización de propaganda peronista al tiempo que se consideraba violatoria de esa disposición la difusión de imágenes, símbolos y signos creados o por crearse.  

Fue el principio del fin para la entonces viuda de Heraldo Weiss, profesor de Educación Física, en el Belgrano Athletic. 

El matrimonio no tuvo hijos y Heraldo resultó víctima de una enfermedad incurable que impactó psicológicamente en Mary, según un testimonio recogido en la colección dirigida por Félix Luna, Mujeres Argentinas.  

En 1952, luego de perder a su esposo, empiezan las entrevistas con Perón. Ambos eran viudos.  

Ese mismo año es designada jefa de los Campos Deportivos Municipales. 

En ese momento, la miopía de algunos dirigentes –amanuenses delGobierno – transforma a la mejor raqueta de ese tiempo en un instrumento político: desde el gobierno de la ciudad se interviene a los clubes de tenis en la búsqueda de una pretendida popularización del llamado – en ese entonces – deporte blanco. 

Los burócratas de turno usaron la figura de Mary Terán para revertirla tendencia elitista de esos clubes. Enrique Morea, el otro gran tenista de la época, fue la antítesis de esapolítica y privilegió la elite del Lawn Tennis Club.  

En 1960, el presidente de River Plate, Antonio Liberti, la repatrió y Mary Terán volvió a los courts. O pretendió hacerlo.  

El odio todavía estaba a flor de piel y sus rivales, algunas de ellas ya famosas – Norma Baylon, por ejemplo – rehusaron enfrentarla.  

Venía de residir en Madrid como ciudadana española y había ganado en Turquía, Suecia, Pakistán, India, Filipinas, Irlanda, Alemania, Escocia, Austria e Italia. 

A fines de la década del ’50, solamente una tenista le ganaba a Mary: la extraordinaria negra norteamericana Althea Gibson, quien la derrotó en Wimbledon.  

La rivalidad era parecida a la vivida 40 años después entre la alemana Steffi Graff y Sabatini.  

Ni la vuelta de Perón «al Poder» en el ’73 sirvió para torcer el destino.  

Estaba derrotada por tanta indiferencia e ingratitud. 

Vivía en un departamento de la zona de Belgrano, sobre la calle Virrey del Pino y acompañada solamente de su madre. 

Cuando falleció la anciana, se refugió en un grupo de amigos y el comercio de ropa deportiva que compartía con dos socios.  

Le gustaba vestir bien y hacer – cada tanto – algún viaje a Europa donde era reconocida en todos lados. 

 La relación con su madre –muy fuerte–, su fe católica y las costumbres de la época la aislaron de los hombres.  A los 65 años no se veía envejecida pero estaba muy delgada y abatida. 

-Triste, solitaria y final, parafraseando al escritor y periodista OsvaldoSoriano, el sábado 8 de diciembre de 1984, alrededor de las diez de lamañana –investigó Morelli– Mary Terán se arrojó al vacío desde unséptimo piso de un edificio marplatense.  

Curiosamente, la única figura que despidió sus restos fue Enrique Morea, otro grande de la época, atrapado, en aquel tiempo del absurdo debate, por un antiperonismo irreversible. 


*Jose Luis Ponsico es un periodista que integra el Directorio de la Agencia estatal TELAM. Es tambien asesor de prensa en el Senado de la Nación. 

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