Días grises para el desarrollo

Bodo EllmersJeroen Kwakkenbos
Economia Critica


Las Reuniones de Primavera (boreal) del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) llegaron a su fin en Washington DC dejando pocas esperanzas para el futuro del desarrollo.
Los distintos comunicados publicados durante las reuniones se quedan en meras palabras y no incluyen compromisos prácticos. Además, proponen opiniones no vinculantes, cuando en realidad lo que se necesita son acciones urgentes.
La reforma de gobernanza del FMI continúa estancada; los nuevos objetivos de desarrollo del Banco Mundial no tienen en cuenta la desigualdad; dada la falta de financiación pública al desarrollo en tiempos de austeridad se ha optado por una solución parche: el apalancamiento de financiación privada; y, a pesar de que las Reuniones de Primavera supusieron un cambio de la retórica basada en el dogma de la austeridad, todavía son pocos los medios existentes para hacer realidad este cambio.
FMI: mucho ruido y pocas nueces
Pocos días antes del comienzo de las Reuniones de Primavera, las Perspectivas de la economía mundial del FMI volvieron a revisar a la baja las previsiones de crecimiento de la eurozona y con ello también las proyecciones mundiales.
Esto supone el reconocimiento implícito de que las recomendaciones políticas del FMI en 2010 (pasar de la expansión fiscal a las políticas de austeridad) fueron prematuras e inadecuadas. En lugar de recuperarse, la eurozona volvió a entrar en recesión, contagiando sus efectos negativos a sus socios comerciales, incluyendo el Sur.
En declaraciones realizadas durante las Reuniones de Primavera, Christine Lagarde, Directora Gerente del FMI, y funcionarios del FMI animaron a los países que pudieran permitírselo, a retomar políticas fiscales menos restrictivas para estimular el crecimiento.
Sin embargo, la diplomacia con que se ha formulado el Comunicado del Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI) |1|
, que afirma que “las economías con superávit deben estimular las fuentes internas de crecimiento”, demuestra cuán escasa es su intención de cumplir con sus recomendaciones.
Por otro lado, el FMI no dispone de ningún medio, más allá de la retórica, para ejercer presión sobre las economías con superávit que no dependen de sus préstamos. Para los países en crisis sigue prefiriéndose una cura de austeridad: “los países con déficits deben continuar incrementando el ahorro nacional”, lo que implica una reducción aún mayor del consumo y las inversiones.
Los acuerdos sobre la reforma de la gobernanza no contienen novedades. La puesta en práctica de la reforma del régimen de cuotas que se había acordado ha quedado bloqueada a la espera de aprobación por parte del Congreso de los Estados Unidos. Se espera que la futura reforma del régimen de cuotas fortalezca las “economías dinámicas”, lo que significa que el FMI continuará estando dominado por países ricos y marginando a los pobres. Lo único que podría cambiar sería la composición de estos grupos de países.
El nuevo movimiento contra la evasión fiscal trae consigo noticias más positivas: ha llegado también a las instituciones financieras internacionales (IFI), lo que queda reflejado en la declaración del Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI) que afirma que “la lucha contra la evasión fiscal es esencial”.
Sin embargo, la recomendación política que viene a continuación se limita a “promover la transparencia dentro de los sistemas fiscales, contra el blanqueo de capitales y contra la financiación del terrorismo”.
Esto no es suficiente, dado que el CMFI todavía ignora la necesidad de sistemas impositivos progresivos o el cierre de los paraísos fiscales como forma de luchar contra la pobreza y conseguir un crecimiento equitativo.
Este problema no se compensará con la ampliación temporal de la tasa de interés cero para los instrumentos del FMI para los países de bajo ingreso, de la que “toma nota” el CMFI.
Promesas vacías del Banco
Esta situación constituyó un desafío evidente como punto de partida para la sección del Banco Mundial en las Reuniones de Primavera, lo que se manifestó mediante un enorme cartel colgado de su fachada en que reclamaba “acabar con la pobreza”.
El Banco Mundial publicó sus nuevos objetivos de desarrollo adelantándose en cierta medida a los resultados del proceso post-2015 de las Naciones Unidas (es decir, el nuevo compromiso de reducir el porcentaje de personas que viven en la extrema pobreza al 3 por ciento de la población mundial y aumentar los ingresos del 40 por ciento más pobre).
No queda claro el papel y el apoyo a políticas nacionales más allá de responder a los problemas de gobernanza y la creación de un “entorno favorable” para los negocios
Sin embargo, no se hace referencia alguna a la reducción de la pobreza relativa, culpable tanto de promover la miseria como la pobreza absoluta. Si no se promueven los mecanismos de redistribución tales como los sistemas impositivos progresivos ni se apoya la gestión de finanzas públicas para que se introduzcan dichos sistemas fiscales no será posible garantizar que se hace frente a los problemas de desigualdad.
Los grupos de la sociedad civil presentes en Washington defendieron que los nuevos objetivos se beneficiarían mucho de una interpretación clara y acciones concretas sobre prosperidad compartida y reducción de la desigualdad.
El Comunicado del Comité de Desarrollo del Banco Mundial abordó los desafíos que conllevan la inestabilidad macroeconómica, el desempleo y la volatilidad de los precios de los alimentos.
Además, alabó el documento de opinión del Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, sobre el futuro de la organización y la concentración en una prosperidad compartida. Por desgracia, sin embargo, no se han propuesto soluciones claras a los desafíos y los principios enunciados en el documento de opinión en lo que respecta a la prosperidad compartida están envueltos en complacencia y ambigüedad.
Con respecto al desempleo, el Banco Mundial ensalzó la contribución del sector privado al crecimiento y la generación de empleo. El Comunicado argumenta que “con las condiciones y la infraestructura adecuadas, y con políticas que promuevan la competencia, el espíritu empresarial y la creación de empleo, el sector privado puede respaldar la prosperidad compartida y brindar oportunidades reales a todos los ciudadanos”.
Hizo un llamamiento a sus miembros dedicados al sector privado (la Corporación Financiera Internacional y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones, OMGI) para que aumentaran su apoyo al sector privado de cara a alcanzar los objetivos de crecimiento inclusivo.
No quedó claro si se aumentaría la financiación para promover un marco regulador adecuado que proteja los derechos de los trabajadores o para asegurarse de que la financiación se dirige a los socios adecuados dentro del sector privado, aquellos que pueden acercarnos a los objetivos de desarrollo.
Parece sugerirse que todos los actores del sector privado son iguales, sin tener en cuenta el periodo actual de crecimiento sin empleo o el papel de cómplices representado por una parte importante del sector privado en la evasión fiscal, que ha contribuido a reducir la capacidad de los países en desarrollo de recaudar impuestos que podrían haber financiado muchas de sus necesidades sociales y de infraestructuras.
Además, una auditoría reciente del uso de los intermediarios financieros del FMI por parte de su ombudsman determinó que muchas de estas inversiones del sector privado derivaban en resultados dudosos para el desarrollo.
Tampoco se reconoce que, de no existir una supervisión y orientación públicas, el crecimiento económico puede destruir empleo, dado que la transferencia de tecnologías y el aumento de la producción reduce la necesidad de mano de obra no cualificada.Esto es particularmente preocupante si se tiene en cuenta su solicitud de que se aumente la inversión en los sectores agrícola y de infraestructura en una época en que cada vez existe un menor apoyo a los recursos públicos necesarios para gestionar actividades de índole tan compleja y mitigar sus efectos negativos.
No queda claro el papel y el apoyo a políticas nacionales más allá de responder a los problemas de gobernanza y la creación de un “entorno favorable” para los negocios.
Notas:
|1| “El CMFI tiene la función de asesorar e informar a la Junta de Gobernadores del FMI, conforme conduce y da forma al sistema monetario y financiero internacional. También observa la evolución de la liquidez mundial y la transferencia de recursos a los países en desarrollo; considera propuestas de enmienda del Convenio Constitutivo presentadas por el Directorio Ejecutivo, y hace frente al desarrollo de los acontecimientos que puedan perturbar el sistema monetario y financiero mundial.” Ver más en: http://www.imf.org/external/np/exr/...
Bodo Ellmers y Jeroen Kwakkenbos Analistas de la Red Europea sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (Eurodad).