Perón y los nazis

Por Artepolítica 
publicado el 16 de octubre de 2009

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Simon Wiesenthal en 1982
El famoso “cazador de nazis”, Simón Wiesenthal, interrogado en 1992 por Alicia Dujovne Ortiz, declarará con un aire de agotamiento revelador de largos años de búsquedas infructuosas y de vanos esfuerzos: “No tengo ninguna prueba sobre Perón. Ninguna. Y ruego a los argentinos que me dejen tranquilo”


Según se puede observar por algunos comentarios de Artepolítica, el tema del General Perón y el nazismo es bastante recurrente. En general las opiniones están bien orientadas, aunque en algunas se nota el tema del peronismo/antiperonismo como gravitante para la toma de postura frente a nuestro pasado. Entendiendo  que puede ser interesante presentar algunas consideraciones según las últimas investigaciones realizadas, quedan las mismas a disposición de los lectores, sin olvidar que  el nazismo, como todo totalitarismo, deben ser repudiados en forma integral, evitando que nuestro pasado quede gratuitamente ligado a ese régimen de oprobio, debido a lo que fue en su mayor parte propaganda de guerra o secuelas del enfrentamiento originado por la aparición del peronismo.-       
                     
En una primera advertencia sobre esto el historiador canadiense Ronald C. Newton entiende que en vista de las pasiones desatadas por los escándalos y revelaciones de finales de la década de 1930 y los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, y del uso intensivo de la propaganda y la desinformación por parte de los gobiernos británico, alemán, argentino y estadounidense, parecería prudente considerar todas las publicaciones de las décadas de 1930-1940, tanto oficiales como extraoficiales, como parciales y utilizarlas con circunspección. Especial cuidado requieren los informes de la Comisión Parlamentaria de Actividades Anti-argentinas, cuyo presidente recibía financiación estadounidense. (1)

Existen tres hechos íntimamente vinculados a esta historia, que aún en el siglo XXI se utilizan profusamente, obviando quienes los citan que han perdido toda confiabilidad, estos son: la creación de la citada comisión parlamentaria en nuestro Congreso, para investigar actividades antiargentinas (1941), la aparición del libro “Azul”, obra del Departamento de Estado de los EE.UU (1946) y el libro del argentino Silvano Santander “Técnica de una traición” (1953), este último, muy citado, basado en copias fotostáticas de documentos entregados a su autor en Berlín Oriental (en manos soviéticas en esa fecha) carece de toda autenticidad y el gobierno alemán en 1954 confirmó la absoluta falsedad de las mayoría de esos documentos, cuyos originales, por supuesto, nunca se encontraron.- (2)

Durante 1944 y 1945 el Departamento de Estado de los Estados Unidos alertó al mundo sobre el espectro del Cuarto Reich: la Argentina se había convertido en el reducto al que iban siendo evacuados los líderes políticos, militares e industriales, los técnicos y los científicos locos del tercer Reich en desintegración, para continuar allí amenazando la integridad y el progreso de las repúblicas americanas. Esta tesis era un fraude, una falsedad enorme, desarrollada debido a la habilidad de los ingleses para plantar información errónea acerca de la Argentina, por grotesca que fuera, en la mente de sus primos de ultramar (EE.UU). Esto fue idea de un técnico inglés, experto en guerra sicológica, Sefton Delmer, quien por intermedio de la emisora “Radio Atlantic” propagaba las versiones de las fugas para convencer al militar o civil alemán promedio de que sus lideres estaban desertando. Parece que nadie se acordó de avisarle a los norteamericanos y cuando estos lo averiguaron, lo ocultaron, no sólo por el papelón, sino por venir bien para sus planes de presión sobre los argentinos. (3)

Sobre el tema de los famosos submarinos alemanes  que aparecían frente a nuestras costas, con sus contingentes de nazis y oro, no pasó de ser también otro mito, destruido por las investigaciones serias. Hacia 1945  la intercepción aliada de las telecomunicaciones navales alemanas había sido perfeccionada hasta tal punto que era posible rastrear los movimientos de todos los submarinos alemanes, es improbable que uno escapara a esa red. (4). Todas las historias de aparición de submarinos demostraron ser falsas: entre ellos el U-34, U-239, U-547, U-957 y U-1000, habían sido destruidos o retirados de servicio antes de 1945. El famoso U-522 que habría desembarcado personajes y oro en nuestras costas, había sido hundido el 23 de febrero de 1943, al sur de las Azores. (5) 

Frecuentemente se liberan documentos secretos que agitan los viejos fantasma, pero para saber valorarlos hay que tener en cuenta que estos no pueden ser fieles al ciento por ciento, por malas interpretaciones, por inexactitudes, por los prejuicios del escritor o por la simple necesidad del espía de justificar su existencia ante sus jefes enviándoles informes regularmente.- (6)

La llegada del supuesto tesoro nazi a la Argentina, tesoro que algunos autores describen detalladamente, incluyendo una especie de recibo por el cual el general Perón, quien conjuntamente con Eva Duarte habrían recibo esos bienes, hace entrega de la cuarta parte del mismo a Martin Bormann, trae el inconveniente que este último falleció al intentar escapar de la Cancillería del Reich al finalizar la guerra, lo que desde siempre se supo (7)  y últimamente ha sido corroborado mediante pruebas de ADN en los restos que se hallaron en 1945, lo que prueba su imposibilidad.- Estos supuestos documentos fueron falsificaciones del conocido falsario Heinrich Jürgues. En su momento los Estados Unidos solicitaron a su embajador en Buenos Aires que investigara el asunto pero el consejero de la Embajada consideró que el carácter del informante y la posibilidad muy limitada de que lo que sostenga tenga alguna base en la verdad no garantizan ni siquiera considerar semejante proyecto y rechazó hacerlo. (8)   

Que numerosos alemanes o sus aliados obtuvieren refugio en nuestro país, no se explica, como generalmente se lo hace, por simpatías del gobierno argentino. El temprano enfrentamiento entre los anglosajones y los soviéticos al concluir la guerra llevó a los primeros a utilizar a los antiguos enemigos como colaboradores, protegiendo a aquellos que debían perseguir y luego le ayudaron a alcanzar la seguridad en el extranjero por caminos secretos, haciendo la vista gorda al hecho de que nuestro país recibiere a grupos que en realidad no deberían haber abandonado Europa. (9)   
                        
El famoso “cazador de nazis”, Simón Wiesenthal, interrogado en 1992 por Alicia Dujovne Ortiz, declarará con un aire de agotamiento revelador de largos años de búsquedas infructuosas y de vanos esfuerzos: “No tengo ninguna prueba sobre Perón. Ninguna. Y ruego a los argentinos que me dejen tranquilo”.- (10)

En síntesis como muy bien lo ha sabido explicar Tomás Eloy Martínez: “La supuesta ideología nazi de Perón no pasa de ser un prejuicio norteamericano, para la perspectiva simplistas de estos Perón sólo podía ser nazi o comunista. La prensa norteamericana no titubeó en atribuirle a Perón y Evita un pasado de agentes nazis, jamás pudieron encontrarse pruebas que ratificaran esos cargos.” (11) 
                            


Citas:

(l)  Newton, Ronald C. El cuarto lado del triángulo. La “amenaza” nazi en la Argentina. Sudamericana. Bs. As. 1995. Pág. 458.-
(2) Crassweller, Robert. Perón y los enigmas de la Argentina. Emecé. Bs. As. 1988. Págs. 166/167.-
(3) Newton, Ronald C. Op. Cit. Págs. 409/430.-
(4) Newton, Ronald C. Op.Cit. Pág. 430.-
(5) Meding, Holger M. La ruta de los nazis en tiempo de Perón. Emecé. Bs. As. 1999. Págs. 91/102 y 175/176.-
(6) Lebor, Adam. Los banqueros secretos de Hitler. Grijalbo. Barcelona. 1998. Págs. 23/25.-
(7) Trevor Roper, H.R. Los últimos días de Hitler. Círculo de lectores. Bs. As. 1985. Págs. 218/219.-
(8) Newton, Ronald C. Op. Cit. Pág. 210.-
(9) Meding, Holger M. Op.Cit. Pág. 27.-
(10) Dujovne Ortiz, Alicia. Eva Perón. La biografía. Aguilar. Bs. As. 1995. Pág. 102.-
(11) Martínez, Tomás Eloy. Las memorias del general. Planeta. Bs. As. 1996. Págs. 167/194.-

Fuente