Militarización de las Malvinas cortina de humo británica
Vicky Pelaez
RIA Novosti
La razón cambia de dueño, pero no del camino (Anónimo)
Por mucho que transcurra el tiempo, la humanidad no asimila las lecciones que
nos ofrece la historia. Así siglo tras siglo nuestros líderes, repitiendo los
mismos errores en los momentos críticos de la economía, invocan a los dioses de
guerra como si fueran los últimos salvadores ignorando la sangre de inocentes
que podría implicar su presencia.
Solamente así se puede explicar la razón para que el primer ministro
británico David Cameron haya ordenado el desplazamiento de un moderno destructor
al Atlántico Sur para proteger las Islas Malvinas de una posible agresión de
Argentina que desde 1833 no ha dejado nunca de reclamar su soberanía sobre estas
islas, denominadas Falkland Islands por Londres.
Inclusive, el príncipe heredero Guillermo fue despachado a la zona para
reforzar la moral belicosa de la ex potencia colonial Reino Unido. Bueno, con
algo tiene que justificar la corona real los 785 millones de dólares que recibe
anualmente del presupuesto británico, junto con otros 47 millones de dólares que
dan como aguinaldo a la reina.
Actualmente Gran Bretaña está entrando en un nuevo ciclo de recesión. Unos 13
millones de sus habitantes viven bajo la línea de la pobreza y de ellos 1,7
millones son niños. De acuerdo a la estadística oficial, uno de cada cinco
adultos no gana el dinero suficiente para pagar el techo, comida y calefacción y
5,6 millones tienen que elegir entre la comida o calefacción.
La desocupación afectó a 2,6 millones de empleados y otros 7,8 millones
trabajan tiempo parcial. Para una población económicamente activa que es
alrededor de 32 millones estas cifras son alarmantes.
El año pasado el crecimiento económico era de 0.9 por ciento y este año será
de 0.4 por ciento. A la vez la deuda del país en 2015, según The Office of
Budget Responsibility alcanzará 2,12 millones de millones de dólares.
El descontento de la población está en aumento y para colmo las reservas de
petróleo en el Mar Norte, que es principal fuente de crudo del Reino Unido,
están agotándose. Mientras que en 2003 Gran Bretaña producía 2,5 millones de
barriles al día, en 20111 logró extraer 1,4 millones, siendo su demanda interna
diaria de 1,6 millones de barriles. En estas condiciones, el anuncio de la
Rockhopper Exploration Corporation sobre el hallazgo de un depósito de unos
1.300 millones barriles de petróleo en el Mar Argentino en la cuenca norte del
archipiélago que incluye las Islas Georgias del Sur, Islas Sandwich del Sur e
Islas Malvinas, cuya soberanía no es reconocida por Londres, fue percibido por
David Cameron como un pretexto para levantar el ánimo alicaído de sus
ciudadanos.
De allí viene lo que ya conocemos: el desplazamiento del destructor HMS
Dauntless, el envío del príncipe Guillermo y la llegada de un submarino nuclear,
dizque para proteger una plataforma de perforación de la Rockhopper. Y todo esto
se produce cuando la presidenta Argentina Cristina Fernández invocaba al
gobierno británico de sentarse a la mesa de negociaciones para alcanzar una
solución pacífica a esta situación colonial en el Mar Argentino.
Actualmente existen en el mundo 16 territorios que conservan el estatuto de
colonias y 10 de ellos pertenecen a Gran Bretaña, incluyendo las Islas Malvinas
cuya soberanía clama Argentina.
Primero, por su cercanía geográfica. Las Malvinas están a 500 kilómetros del
país gaucho y a 13.000 kilómetros del Reino Unido. Segundo, la historia muestra
que las Malvinas fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, tripulante de la
nave española San Antonio, mucho antes que fueran supuestamente halladas por el
británico John David in 1592.
Argentina y el archipiélago, que incluye las Malvinas, fueron parte del
Virreinato español. Finalmente, en términos legales, la primera ocupación
británica de las Malvinas (1765 – 1774) fue rechazada por España que en 1777
retomó la posesión del archipiélago. En 1820 después de lograr su independencia,
Argentina tomó posesión de las islas sin ninguna objeción de Gran Bretaña.
Los problemas surgieron en 1833 cuando el reino Unido ocupó las islas y
expulsó al gobernador argentino, Barón de Vernet. Desde aquella época el litigio
entre los dos países clamando soberanía de las Islas nunca cesó y todas las
conclusiones de las Naciones Unidas sobre la necesidad de la descolonización de
las Malvinas fueron ignoradas por Gran Bretaña. En 1982 durante la dictadura
militar en Argentina, el general Leopoldo Galtieri, que se sentía el niño
mimado del presidente Ronald Reagan, ordenó la invasión de las Malvinas que
duró del 2 de Abril al 10 de Junio del mismo año y terminó con la derrota
argentina que puso final también a la Junta Militar en medio de una severa
crisis económica. Los que la pagaron aquella guerra eran como de costumbre los
pobres. Argentina sacrificó 649 soldados y 1188 fueron heridos. Los británicos
perdieron 255 militares y 777 regresaron heridos a su tierra.
Desde este punto de vista, David Cameron está iniciando una peligrosa
aventura en condiciones de la crisis económica que sufre su país. En realidad,
el archipiélago que incluye las Islas Malvinas es un estorbo económico para el
reino Unido. Mantener las Malvinas con sus 2.000 habitantes y sus 600.000 ovejas
y mantener una guarnición con 2,000 soldados, le cuesta al fisco británico más
de mil millones de dólares al año.
Hay abundante pescado y las algas marinas pero están a 13.000 km de Londres.
El petróleo que hay en la profundidad del Mar argentino jamás podrán sacar y
comercializar sin colaboración de argentina. La alimentación para los
malvinenses es traída del Brasil, Uruguay y Chile. Sin esta ayuda se acaba la
existencia en las Malvinas.
Es realmente un mal momento el que eligió el primer ministro David Cameron
para mostrar la belicosidad de la ex potencia colonial. No prestó atención al
proceso de cambios en América Latina donde la integración y solidaridad se hacen
cada día más fuertes mientras que el dominio de grandes potencias a base de la
consigna “divide y reina” más débil.Si en la época de la Guerra de las Malvinas
de 1982 Chile ayudaba abiertamente al Reino Unido, ahora su presidente por muy
pro norteamericano o pro británico que sea no se atrevería a oponerse a la
voluntad de los países que conforman el ALBA y el UNASUR que han decidido apoyar
unánimemente a la Argentina en el caso Malvinas.
Entre estos están Brasil que actualmente atiende a los buques de guerra
británicos o Uruguay mandando alimentos a las Malvinas o los tubos a las
petroleras británicas que operan en el Mar Argentino.
Ya es hora que los líderes británicos se den cuenta que el mundo está
cambiando. La fuerza bruta ya no es solución, Iraq y Afganistán lo demuestran.
Malvinas ya no es causa de Argentina sino de toda América Latina. Llegó la hora
para Londres de tomar en serio las enseñanzas de Confucio que decía que “la
sabiduría debe preocuparse en ser lenta en sus discursos y diligente en las
acciones”.