Una torturadora que no se arrepiente de nada

Richard Hall
The Independent

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Un prisionero encapuchado atacado
 por un perro en Abu Ghraib

Las granuladas fotografías de una joven mujer con una cara fresca posando con una sonrisa frente a prisioneros iraquíes desnudos y ensangrentados causaron indignación en el mundo cuando se revelaron. Pero ocho años después, la ex soldado estadounidense en el centro del escándalo de la prisión de Abu Ghraib no muestra ningún remordimiento por sus acciones.
Lynndie England fue uno de los varios miembros de la policía militar que aparece en las imágenes que mostraban la tortura y el abuso de los prisioneros en la prisión en 2004. Entre las fotografías había imágenes de prisioneros desnudos siendo intimidados por perros, arrastrados con una correa, apilados en una pirámide humana y encapuchados y atados con alambres.
El escándalo produjo un aumento del sentimiento antiestadounidense en Irak y el presidente George W. Bush admitió que había desacreditado a los Estados Unidos y dijo que constituía el peor error de Estados Unidos en Irak.
Pero en una entrevista, esta semana, la ex soldado de 28 años de West Vriginia no estaba arrepentida. “Sus vidas son mejores”, le dijo a The Daily. “Obtuvieron la mejor parte del trato. No eran inocentes. Estaban tratando de matarnos, ¿y usted quiere que me disculpe con ellos? Es como pedirle perdón al enemigo.”
Unos pocos meses después de que aparecieran las imágenes, un contratista estadounidense llamado Nick Berg fue capturado y decapitado como represalia. Esto, dijo England, era algo que ella lamentaba. “Pienso en eso todo el tiempo, las muertes indirectas fueron culpa mía. Perder a nuestra gente porque yo salí en la fotografía”, dijo.
England, que tenía 21 años en la época del abuso, fue dada de baja con deshonor después de la publicación de las fotografías y cumplió una sentencia de tres años por maltratar a prisioneros. England habló de sus temores de que la gente se vengara por el abuso. “Es por eso que siempre estoy mirando por encima de mi hombro”, dijo.

Traducción: Celita Doyhambéhère