Cuando un "ingles honorario" fue ministro de defensa de Argentina
Por Roberto Bardini
En su libro Contra la Ocupación Extranjera, publicado en 1968, el
En su libro Contra la Ocupación Extranjera, publicado en 1968, el periodista Rogelio García Lupo enumera funcionarios del régimen del general Juan Carlos Onganía (1966-1970), y comenta un detalle curioso:
"Son hombres que casi nadie conocía, salvo en los círculos financieros, y han teñido las nóminas gubernamentales con la dificultosa pronunciación de sus nombres".
Además de los apellidos impronunciables, la característica común de los civiles cercanos a Onganía es su concepción liberal de la economía. Y todos están vinculados a empresas de capital británico y estadounidense.
Quien se destaca es Emilio van Peborgh, el ministro de Defensa. Ex presidente del Banco Industrial, exhibía orígenes holandeses, vacaciones infantiles en Suiza y estudios de Economía en Harvard. Era, además, presidente de la fábrica de cristales Rigolleau y director de la Sociedad Minera Argentina (Sominar), que en realidad era estadounidense.
Lo singular de Van Peborgh es que durante la Segunda Guerra Mundial se enroló como voluntario en el ejército británico, donde alcanzó el grado de capitán en la Royal Air Force (RAF).
Aquel servicio al Reino Unido, sin embargo, no fue suficiente para descollar en su país. La revista Primera Plana lo definió el 18 de junio de 1968 como "el funcionario oficial menos enterado de la intimidad militar".
"En el caso de Van Peborgh, uno no puede menos que preguntarse sobre los problemas éticos que el nuevo ministro deberá enfrentar para litigar con la reina de Inglaterra sobre las Islas Malvinas o con los importadores británicos de carnes argentinas", escribe García Lupo.
El periódico CGT de los Argentinos también lo menciona en agosto de 1969. Describe "su entusiasmo por pasear con el uniforme de la Reina por las calles de Buenos Aires, su placer por retratarse con las insignias de capitán británico, su predilección por hablar solamente en inglés con su familia".
La publicación propone una adivinanza. "Si la banca Morgan Guaranty Trust de Nueva York compra el Banco Francés del Río de la Plata y el ministro Van Peborgh es director de dicho Banco, su presencia en el mismo, ¿es como ciudadano argentino, como ciudadano inglés, como ciudadano norteamericano o como capitalista internacional sin nacionalidad fija?".
La revista Empresa, de la Asociación Cristiana de Empresarios (ACDE) lo entrevista en 2008. En su número de octubre-noviembre 2008 cita declaraciones del ex ministro: "Tuve una formación universitaria ‘norteamericana’ que me ayudó a entender las implicancias de la modernidad en el trabajo y la economía".
El entrevistado se queja porque al término de la Segunda Guerra Mundial, "al regresar al país, asumiendo responsabilidades empresarias, conviví con el peronismo y con todo el sacudón económico y social de entonces. Se percibía a partir de 1950 una fuerte orientación económica cerrada, con una gran influencia estatista y mucha presión sindical".
Por suerte, aclara, después del derrocamiento de Perón “surge entre el empresariado serio la necesidad de reorientar la política hacia una economía de mercado que ahora llamamos neoliberal".
Pero esta suerte, al parecer, duró poco. Y Van Peborgh vuelve a quejarse, ahora del gobierno de Néstor Kirchner: "Lamentablemente, reaparecieron los fantasmas con ideas de encerrarnos en una mentalidad estatista: un nacionalismo equivocado".
El ex empresario rememora: "Hace muchos años, inversores extranjeros emprendedores abrieron el camino. Pensemos en los años cercanos a 1890 [¡SIC!], a los que se sumaron más argentinos y extranjeros con visión de futuro".
Sin embargo, agrega, "con el correr de los años, a la política primero, y al populismo después, se agregaron la inflación, la inseguridad de las reglas y cierta envidia o resentimiento a partir del peronismo del 45".
Emilio van Peborgh murió en 2012, a loa 86 años. El actual ministro de Defensa, Luis Petri, que no es aviador pero le gusta disfrazarse de piloto, quizás tenga en común con él aquello de ser "el funcionario oficial menos enterado de la intimidad militar".