Antes de que muera: Ernesto Sábato
Por Domingo Arcomano
para El escarmiento
Año II volumen 9, agosto de 2009


Sin bien los pujos antiperonistas de Sábato son anteriores al golpe militar de 1955, el resumen de su esquizofrenia política es su folleto "El otro rostro del peronismo- Carta abierta a Mario Amadeo" (1956) donde simula polemizar con este último -un personaje menor de la política - con ademanes de intelectual civilizado, pero en realidad formula en sus primeras 40 páginas una catarsis de su odio visceral contra los trabajadores; para matizar el resto de las páginas, con apelaciones a la "culpa colectiva". Ésta, en manos de Jaspers y Croce fue una avivada para exculpar a todos los alemanes e italianos, respectivamente. En la "pluma" de Sábato fue la inauguración de una payasada con larga descendencia. Ya un adelanto ("La patria de nuestra infancia", incorporado luego al folleto) lo había dado en el número 237 de SUR (nov./1955), rejunte paradigmático de la mediocridad gorila.
En "El otro rostro..." Perón es caracterizado como "demagogo", "resentido" (en esta no se salva ni el Martín Fierro), "resentido social -hijo natural como era-"(¿existen los hijos artificiales?) "simpatizante de Hitler y Mussolini", "epígono de la doctrina nazi", "tirano aborigen", "aventurero", "falto de escrúpulos éticos y filosóficos" (sic) (¿cuáles serían los escrúpulos filosóficos, según el filósofo Sábato?). También sienta la tesis de que las masas son "femeninas" y que "... como en la Alemania hipercivilizada de los Einstein y los Heidegger, las fuerzas irracionales irrumpieron con el hitlerismo..." Parece que nuestro "filósofo" no conocía quien era Heiddeger (que ya había pasado por la desnazificación) aunque sí a Francisco Romero al que alaba y quien, como Sábato, fue funcionario de la Dictadura en 1955; además de tropa de asalto de la Universidad junto con la otra "flor de romero", su hermanito José Luís. A don Ernesto se lo premia con la Dirección de "Mundo Argentino", la célebre publicación que fuera de la Editorial Haynes. Si en "El otro rostro..." se auto-publicita como un hombre con "experiencia política" porque estuvo en el "comunismo" (!) y en el "anarquismo" (!!), esa "experiencia" no le permitió saber de antemano que cualquier dictadura militar (o civil, o gobierno democrático disfuncional, es decir, todos) tortura. Y el hombre "ético", colaboracionista de asaltantes del poder (como los "colabó" franceses con don Adolfo), presenta su renuncia al funcionariado militar porque el gobierno de Aramburu, torturaba. Cuando en 1956 publica su "carta abierta" (1era ed. Julio/56 y 2da. ed. en Agosto/56) se le "olvida" el asesinato de Juan José Valle, de sus compañeros de intento de golpe y de los masacrados en José León Suárez, todos entre el 9 y 12 de junio de 1956). El umbral de dolor del hombre "ético" admitía el asesinato, pero no la tortura. (1)
La crítica de este período, más letal incluso que la de J. J. Hernández Arregui en "Imperialismo y Cultura", a nuestra Maria Magdalena de cabotaje, la realizó un ensayista de primera línea poco conocido: Agustín Ferraris en "Pido la palabra-contestando a Ezequiel Martínez Estrada, Mario Amadeo y Ernesto Sábato" (Bs. As. Ed. Capricornio, 1957) (2).
Poco después nuestro exiliado de Santos Lugares paso a ser funcionario frondizista, de la mano de su viejo amigo Rogelio Frigerio; asiduo colaborador de la Revista "Gente" y polemista con la "izquierda exquisita" de "El Ornitorrinco". Sábato, como el pobre Cortázar involucrado en las discusiones del "caso Padilla" (3), era vapuleado por ex-estalinistas y otros retoños del mismo palo: la muchachada "contornista" (Rozitchner, Ismael Viñas, Masotta, Sebreli, Prieto, Troiani, etc.).
Cuando en 1973 el peronismo rompió las compuertas nuestro hombre y su descendencia, cual hijos de Drácula, olieron la sangre del paraíso: las masas peronistas estarían preparadas para el liderazgo de este progresismo, un tanto afrancesado es cierto, pero revolucionario y post-estalinista. Una muestra del descalabro intelectual que imperaba lo dió el propio Cortázar cuando visitó la Argentina en esa época: se había ido (auto-exiliado) con el peronismo en el poder en 1949 y volvía (sin que lo reclamaran) con el peronismo... en el poder. Pocos de estos "intelectuales" acertaban a explicárselo; no fue una causa menor de su deriva hacia la "izquierda revolucionaria".
Sábato: apologista de la dictadura militar
El 19 de mayo de 1976 Sábato, Borges, el cura Castellani y (¿el escritor?) Ratti (a la sazón Presidente -gracias a una alianza con el PC- de la SADE, "gremio" tradicionalmente gorila y ridículo patrocinador de Juegos Florales) se entrevistaron con Jorge Rafael Videla, acto solemne que tuvo una amplia cobertura en los medios y acusaciones recíprocas entre Sábato y quienes lo criticaron por este hecho.
Sábato siempre se amparó en la publicación del diario golpista "La Opinión", y en "La Razón" y desestimó todas las otras publicaciones que lo incriminaban. Lo cierto que este maestro de juventudes hizo la apología de Videla, de la dictadura de la Junta Militar, reflotando su -a esta altura- genético antiperonismo, mientras se mostraba preocupado por la "cultura". Hacia el final del Proceso pasó a ser uno de sus críticos, sobre todo de la censura (de los muertos ni hablar), lo mismo que su compañera de la CoNaDep, Magdalena Ruiz Guiñazú, quien no tenía problema en departir amablemente con Albano Harguindeguy.
Y llegó la CONADEP

El resto, es el esfuerzo de los libreros de viejo en Buenos Aires por transformar las primeras ediciones de los libros de Sábato en artículos vendibles a precios europeos, a raíz de que los de Borges se van terminando, los de Cortázar no levantan vuelo y los de Bioy Casares no los compra ni la familia.

Solo nos resta como pago del crédito que tenemos contra su agitada existencia, que nos ilumine la cara con una sonrisa, esta vez desde la literatura aunque sea periodística: poder leer en el diario "Clarín" que, finalmente, ha muerto.
Notas:
(1) Un subproducto de lo que denominaron el "caso Sábato" fue el folleto que resume las idas y vueltas de nuestro escritor por los despachos de la dictadura en 1956 y del cual reproducimos algunas páginas (ver EL CASO SABATO: Documento N°1 y Documento N°8).
(2) En breve estará disponible en formato digital en el Proyecto Perón en curso (en www.ambasamericas.net)
(3) Heberto Padilla fue un poeta menor que protagonizó un escándalo político-literario a raíz del premio de la Unión de Escritores y Autores de Cuba, a su libro "Fuera de Juego", junto con "Los siete contra Tebas" de Antón Arrufat. La polémica sobre la "libertad del escritor en el socialismo" dice más de sus detractores que del régimen cubano, el que mantuvo prácticamente sin fisuras sus directivas generales en la materia, máxime después del famoso "Discurso a los intelectuales" de Fidel Castro. De golpe los intelectuales vinculados al mercado editorial europeo "descubrieron" a través de Padilla que no había libertad para escribir en Cuba, en un momento en que las críticas al proceso en la isla arreciaban y ya no era de buen tono apoyar sin más a la revolución (se ponía en peligro la venta de libros: el caso más notorio y patético de este grupo de tránsfugas lo encarna Mario Vargas Llosa).
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