24 de octubre de 1970; Salvador Allende es confirmado por el Congreso como Presidente de Chile
Por Daniel Alberto Chiarenza
Faltaba aún superar el último escollo. El Congreso Nacional de Chile debía decidir en definitiva la elección del presidente. Así lo establecía la Constitución al no haber obtenido ningún candidato mayoría absoluta. Lo que en circunstancias anteriores había sido una mera formalidad ahora se transformaba en un campo decisivo de lucha política. La sesión del Congreso habría de realizarse el 24 de octubre. La derecha lanzó abiertamente su propuesta de impedir el acceso de Allende al gobierno. La democracia cristiana (DC), que había proclamado su decisión de apoyar al candidato triunfante, parecía retroceder. Finalmente condicionó su apoyo a Allende. Exigía un pacto “pacto de garantías democráticas”: compromiso de la Unidad Popular (UP) de respetar la autonomía universitaria; que las fuerzas armadas siguieran siendo un cuerpo profesional; absoluta libertad de prensa y respeto a la expresión popular mediante el voto en elecciones libres.
El Comando de la UP, con la participación y acuerdo de Salvador allende, manifestó su conformidad ante el planteo de la DC. La decisión allanaba indudablemente el camino hacia el gobierno. “La determinación se tomó –dice una declaración de la UP- porque ella corresponde a nuestras permanentes concepciones y propósitos de velar por los principios democráticos más amplios, así como la de cumplir con el programa planteado al pueblo”. Sobre esta base, la DC acordó su pleno apoyo al resultado de la elección del 4 de septiembre de 1970. Estos eran los aspectos formales de la cuestión, sin embargo. Por abajo, oscuros intereses se movían con un plan para impedir el acceso al gobierno de la UP.
La gestación de un golpe era notoria. Una ola de atentados terroristas sacudía al país. La respuesta de la UP fue agresiva. Allende amenazó con “paralizar el país, desde Arica hasta Magallanes, con una huelga general”, si el Congreso lo desplazaba, “los campesinos ocuparán las tierras, los obreros las fábricas, los maestros las escuelas, los empleados públicos sus oficinas”, manifestó a fines de septiembre en una concentración popular en Concepción, al sur del país.
El 22 de octubre, dos días antes de la sesión del Congreso Nacional, la reacción apelaba a un recurso desesperado e inútil. El general René Schneider, comandante en jefe del Ejército, era baleado a mansalva.
El Siglo, diario del Partido Comunista, denunció inmediatamente a la CIA como responsable del atentado. Era evidente el propósito de precipitar un golpe militar que anulara el proceso electoral. La Junta de comandantes en jefe, tras una prolongada reunión, dio a conocer una declaración: “La Junta de comandantes en jefe, reunida extraordinariamente hoy y presidida por el señor ministro de Defensa Nacional, acuerda condenar y repudiar con la máxima energía el cobarde atentado de que ha sido víctima el comandante en jefe del Ejército, general René Schneider”. Más adelante: “Advierte a toda la ciudadanía que acciones tan viles como ésta no harán variar su reiterada y permanente actitud de cumplimiento cabal de su misión”.
La situación era realmente dramática, y el fantasma del golpe de Estado era algo más que un “fantasma”, como habría de poner en descubierto la investigación posterior. El general Viaux y varios oficiales retirados (y algunos en actividad) habían participado directamente en la preparación del atentado. Pero el intento desesperado fue inútil. La avalancha de la voluntad popular era imparable.
El 24 de octubre el Congreso consagró presidente a Salvador Allende: 135 votos a favor y 35 en contra. El anuncio del resultado fue celebrado estruendosamente. La sala del Congreso escuchó el grito del diputado socialista Mario Palestro: “¡Viva Chile, mierda!”, coreado con entusiasmo por los presentes. Allende, informado oficialmente de su victoria, declaró a la prensa: Tengo que agradecer el sacrificio enorme de tantas mujeres y hombres que hicieron posible mi elección. Tenemos ahora la obligación de crear una nueva sociedad, una nueva conciencia… Esta fue una victoria del pueblo”.
Documental: Salvador Allende (Parte 1/3)
Documental: Salvador Allende (Parte 2/3)
Documental: Salvador Allende (Parte 3/3)