El 21 de febrero de 1953 muere Miguel Miranda; "El mago de las finanzas peronistas"

Por Daniel Chiarenza 
publicado el 21 de febrero de 2013

Una minoría de industriales se decidió a apoyar al naciente peronismo. Su representante más característico fue Miguel Miranda, quien encarnó los intereses de la industria liviana. Era el intelectual orgánico de la burguesía nacional más capaz. Perón dejó en sus manos el manejo de la política económica. La gestión de Miranda señaló el completo predominio de la industria liviana en los primeros años del peronismo, pero también fue la causa del colapso final.


Los empresarios nacionales y "las inversiones de riesgo".

Los tres años que duró la influencia de Miranda fueron los más florecientes de la economía argentina –sin tomar en cuenta el actual sistema de inclusión con justicia social inaugurado por el kirchnerismo, que es superior a aquél, teniendo en cuenta la ciencia, la tecnología y la industrialización-; don Miguel fue simplemente un tesorero de divisas originadas en las exportaciones argentinas durante la guerra, que no habían sido pagadas por los acreedores. Miranda dirigió la economía defendiendo los intereses de su clase, que era por supuesto más progresista que la oligarquía terrateniente, pero la cual tenía poco interés en el afincamiento de una industria pesada.

La debilidad de Perón consistió en otorgarle a Miranda la organización integral de la economía. El trienio 1946-1949 fue el desperdicio de la gran oportunidad para echar las bases de industria pesada argentina, por la crisis desesperante que sacudía a Europa. La burguesía industrial europea vivía aterrorizada y desorganizada por la guerra y el espectro comunista. Esa era la hora apropiada, pero Miranda, y Perón con él, la dejaron ir. No se crea que este error fue debido a una ineptitud individual. El país salía del estado pastoril y la revolución llevaba en su primer intento a un jefe militar como conductor político y a un hombre de la industria liviana para dirigir la economía.

Los buques eran embajadas flotantes. 

Miranda comprendió que la industria pesada no podía levantarse de un día para otro. Exigía grandes capitales que sólo podían provenir del exterior. Estados Unidos ejercía sobre la Argentina un bloqueo inflexible y una guerra económica sistemática. Para la industria liviana era un acto aventurero volcar el peso del país en los altos hornos. Prefería adquirir en el exterior las maquinarias y herramientas para fabricar botones, tejidos o lápices, es decir, llegar a un acuerdo con el imperialismo a costa del desarrollo costoso y lleno de obstáculos del otro camino. Por esa razón Miranda se trabó en una áspera lucha con el Ejército. El conflicto político entablado entre el diario nacionalista “Tribuna” y el ala mirandista, no reflejaba sino el choque de dos concepciones diferentes: la industria política liviana y la industria pesada, ésta última representaba por la tendencia más esclarecida de las fuerzas armadas.

Evolución de los obreros industriales durante el primer peronismo.

El insuficiente desarrollo nacional, deformado por el imperialismo durante un siglo, había impedido obtener capitales nacionales para construir la siderurgia. La elaboración de aceros en cantidad y calidad suficientes es indispensable para alimentar a la industria constructora de máquinas; esta última proporciona a las industrias ligeras la maquinaria y los útiles para la producción de artículos de consumo.

SOMISA y sus barrios de trabajadores en el partido de San Nicolás.

La caída de Miranda en 1949 pareció dar más influencia a la tendencia nacionalista del Ejército, que comenzó a preparar sus líneas para la realización del plan del General Savio. La más importante expresión de esta nueva política sería la Siderurgia de San Nicolás.

Hecho significativo, el obeso y risueño Miranda dejó la administración económica cuando el crecimiento industrial se detiene, al mismo tiempo que bajan los valores de las exportaciones argentinas y se disipan las divisas de la posguerra. Con esto venía a demostrarse la fragilidad de todos los planes fundados en un crecimiento económico promovido por las exportaciones agrarias en el marco del viejo orden. O el país convertía la pampa ganadera privilegiada en la base de la capitalización industrial mediante la expropiación de la oligarquía, o el programa industrializador peligraba.