La pesadilla de Ohio (y otras claves de las elecciones de EEUU)

 Iñigo Sáenz de Ugarte
Gerra Eterna



–Vivir en Ohio y ver la televisión es una experiencia aterradora. Las imágenes de arriba proceden de los 22 anuncios emitidos en un solo informativo de una cadena de Columbus, Ohio. Todos los habitantes del Estado deberían ser declarados presos de conciencia por Amnistía Internacional.
–¿Por qué hay una sensación de confusión en muchos análisis periodísticos sobre el ganador? Porque se da una situación curiosa: muchos creen que o las encuestas nacionales están horriblemente mal hechas o bien son los sondeos realizados en estados clave los que ofrecen resultados equivocados.

Los primeros ofrecen en líneas generales un empate técnico: diferencias a favor de uno u otro muy pequeñas como para ser significativas. Obviamente, cualquiera podría ganar en ese escenario.
Eso no es lo que dicen las encuestas en lugares como Ohio, Michigan, Pennsylvania, Colorado, Iowa y unos cuantos sitios más. Dan a Obama resultados tan buenos –lo que no quiere decir que vaya a ganar en todos– que parece difícil creer que se le pueda escapar la presidencia.
La cosa funciona así. Romney no puede perder Ohio. Obama puede perder Ohio (y Florida) e incluso así ganar (aunque por una diferencia mínima en votos electorales) si obtiene la victoria en varios estados en los que los sondeos le son favorables.
Ohio es un Estado permanentemente castigado por la crisis industrial. Nunca se recuperará, si entendemos por ello recuperar la pujanza económica que tuvo durante décadas. Es un sitio en el que la crisis económica y el mensaje de Romney deberían haber formado una combinación ante la que Obama tendría dificultades para responder.
No ha sido así. ¿Las razones? Quizá haya que recordar que la antigua experiencia empresarial de Romney consistía en hacerse con empresas en crisis y liquidarlas sin piedad en el caso de que fuera imposible dar la vuelta a sus números rojos. Igual que cierto fondo de inversión que cuenta con una importante posición accionarial en el periódico más importante de España.
–Ahora bien, si todo depende de Ohio, lo mismo estamos como en 2000, y los que deciden las elecciones son un ejército de abogados y los tribunales. Parece que tienen algunos problemillas con el voto de los residentes fuera del Estado.
–Romney pasó todo el miércoles en Florida. Es decir, en un Estado en el que la mayoría de los sondeos de las últimas dos semanas le colocaban por delante, si bien con diferencias cercanas al margen de error de esas estimaciones. Mal augurio.
–Obama ganó en Virginia en 2008, un Estado al que la evolución de la política norteamericana en la última década parecía colocar fuera de las posibilidades de los candidatos demócratas a la presidencia. Pudo ser una excepción favorecida por el carisma que le impulsó a lo largo de toda la campaña y, por tanto, algo muy difícil de repetir. No lo parece ahora, con los sondeos ofreciendo un empate técnico entre ambos políticos.
–The Economist apoya a Obama sin mucho entusiasmo. Da para unos cuantos titulares despistados, pero nada más. Los norteamericanos de cuyo voto depende la elección no leen esa revista. Si acaso, es indicativo de que Romney no ha sabido culminar lo que se suponía que era el principal aval de su candidatura: ofrecer una alternativa económica sólida, conservadora y realista al primer mandato de Obama.
–Inmensa portada de Bloomberg Businessweek. Pero no, el cambio climático tampoco será decisivo en estas elecciones.
–El gordo y el flaco. Es la portada más divertida con la imagen de Obama y el inmenso gobernador de New Jersey, Chris Christie. Dudo de que Christie, del que se habló como posible candidato en las primarias republicanas y que estará muy posiblemente en las siguientes, haya pretendido vengarse de Romney por hipotéticas ofensas anteriores. Y no es que le convenga la derrota del republicano en las urnas. Lo único que le ocurre es que él también quiere ser reelegido.
–Todo eso no impide que haya titulares majestuosamente dramáticos. La gestión de lacatástrofe del Sandy ¿le ha dado a Obama el impulso que necesitaba para ganar? Poco probable. Pero es un dato el hecho de que los norteamericanos han aprobado su conducta y es otro dato el que afrontaba una situación de máximo riesgo. Y es una impresión la idea de que si es cierto que la contienda se decidirá por escaso margen (al menos, eso es lo que dicen las encuestas nacionales), cualquier pequeño bonus puede ser decisivo en algún Estado en el que la diferencia vaya a ser escasa.
En Ohio se lo toman con sentido del humor.