Actualidad de Marx en un mundo caotico y a la orilla de la barbarie

 Intervención de Miguel Urbano Rodrigues

EN EL CONGRESO INTERNACIONAL MARX EN MAYO EN LISBOA 


Una campaña de ámbito mundial desencadenada por intelectuales de grandes universidades de los Estados Unidos y de Europa, ampliamente divulgada por el sistema mediático controlado por el imperialismo, proclamó desde la disgregación de la URSS el fin del marxismo. Para esos epígonos del capitalismo, el neoliberalismo como ideología definitiva señalaría el fin de la Historia; en el marxismo identificaban un arcaísmo obsoleto.

Esas profecías no tardaron en ser desmentidas por el caminar de la Historia. En lugar de la era de progreso, abundancia y democracia, anunciada por George Bush (padre) después de la desaparición de la URSS, una crisis de civilización se abatió sobre la humanidad. La
concentración de riqueza fue acompañada por un crecimiento de la pobreza. Hambres cíclicas
asolaron y asolan países de África y de Asia. El el inicio del milenio el capitalismo entró en una crisis estructural de proporciones globales.

Por primera vez en la Historia, el capitalismo está siendo debilitado hasta sus cimientos –como señala Istsván Meszaros- como sistema mundial “y la transferencia de autoalienación del trabajo” configura un desafío dramático. Sin soluciones, porque la Acumulación no funciona más de acuerdo con la lógica del capital, los EEUU, presentándose como polo de la democracia y de la libertad, desencadenó agresiones monstruosas contra los pueblos del Tercer Mundo, alegando que defienden la humanidad contra el terrorismo.

UN DEBATE SIEMPRE ACTUAL

El debate sobre el combate al imperialismo como tarea revolucionaria prioritaria debe ser
acompañado de otro complementario sobre las causas y consecuencias de la derrota temporal del socialismo.

Los comunistas (casi todos) coinciden hoy en la conclusión de que la transformación de Rusia en un país capitalista fue una tragedia para la humanidad.

Pero persisten en el movimiento comunista profundas divergencias en cuanto la discusión incide sobre el proceso cuyo desenlace fue la desaparición de la Unión Soviética.

Según algunos partidos comunistas, la ofensiva imperialista fue determinante para contaminar la sociedad soviética, minar al PCUS, y provocar la implosión del régimen. Para otros, una minoría, las raíces de la contrarrevolución son fundamentalmente internas. La perestroika habría sido apenas la espoleta y el instrumento de un complejo proceso contrarrevolucionario cuya evolución acompaño la lucha de clases en la Rusia revolucionaria.

En el primer tomo de su obra “La lucha de clases en la Unión Soviética” Charles Bethelleim
llama la atención para una evidencia al recordar que dentro del propio partido comunista la lucha interna fue permanente en una sucesión de “guerras civiles” atípicas. En otras palabras, la contrarrevolución inició en la cima, en el corazón del PCUS.

Más de tres décadas transcurrieron hasta que la correlación de fuerzas en la dirección del PCUS se alterara, permitiendo que el XX Congreso señalara un viraje que crearía ondiciones para la destrucción gradual del llamado “socialismo real”.

La victoria sobre las hordas hitlerianas que salvo a la humanidad del fascismo y los grandes
éxitos económicos, científicos y sociales que catapultaron al país de Lenin para ser la Segunda potencia mundial y también la solidaridad internacionalista con los pueblos en lucha contra el imperialismo hicieron casi invisible hasta la perestroika el proceso de fermentación de la contrarrevolución.

No cabe en esta intervención el análisis de los errores y desviaciones de la construcción del
socialismo en la URSS, la separación del PCUS de la democracia leninista y las consecuencias
negativas del voluntarismo y del dogmatismo subjetivista.

Pero la ausencia de éxito en el desafío de la transición del capitalismo para el socialismo tal
como Marx concebía este no impidió el surgimiento en la Unión Soviética de una sociedad
mucho menos marcada por la desigualdad y por la injusticia social que cualquiera de las falsas democracias representativas de Occidente, que son, en realidad, dictaduras de la burguesía con fachada democrática. 

EL IMPERIALISMO COLECTIVO

No obstante que las contradicciones de intereses entre los EEUU y los otros países del ex-G7
persisten, esas contradicciones no son como antes antagónicas por lo que hoy es mínima la
probabilidad de guerras inter-imperialistas como aquellas que provocaron decenas de millones de muertos en la primera mitad del siglo XX. Al imperialismo clásico lo sucedió aquello que el economista argentino Claudio Katz llama el imperialismo colectivo.

Bajo la hegemonía de los EEUU, cuya superioridad militar es aplastadora, países como Reino
Unido, Francia, Alemania, Japón y otros aliados menores (Italia, España, Canadá, Australia, etc.) se volvieron cómplices de una estrategia de dominación planetaria. Invocando pretextos falsos como la existencia de armas de extinción masiva o la lucha contra la fantasmal Al Qaeda, los EEUU invadieron, vandalizaron y ocuparon Iraq y Afganistán y sus fuerzas armadas practicaron allí crímenes contra la humanidad que solamente encuentran precedente en el Reich de Hitler.

Goebbels decía que una mentira muy repetida aparece como verdad. No podía imaginar que la perversa propaganda hitleriana fue casi como un juego casi inofensivo comparada con el
siniestro engranaje de desinformación montado hoy por el imperialismo para servir a su
estrategia. En esta era de la información instantánea una gigantesca máquina científicamente

controlada por los laboratorios ideológicos del imperialismo bombardea a los pueblos con un
discurso e imágenes que distorsionan la realidad.

Promover la alienación de las masas y manipular la consciencia social es un objetivo permanente del imperialismo. Esa ofensiva mediática busca anular la combatividad de los pueblos mediante la robotización progresiva del hombre, meta facilitada por la contracultura alienante exportada por los EEUU.

En ese contexto, las actuales guerras coloniales son precedidas de una masacre de las
consciencias concebida para neutralizar eventuales reacciones a las agresiones militares,
presentadas como iniciativas imprescindibles a la defensa de la democracia y la paz.

Las modernas guerras imperiales no serían sin embargo posibles sin la complicidad del Consejo de Seguridad de la ONU, transformado en instrumento de esa estrategia.

La satanización de los líderes transformados en verdugos de sus pueblos se volvió rutina en esas campañas. Paso eso con Khadaffi. El dirigente libio, que hace dos años era recibido con abrazos por Sarkozy, Cameron, Berlusconi y Obama pasó, de repente, a ser calificado de monstruo y acusado de crímenes contra la humanidad. Para apoderarse del petróleo y del gas del país los nuevos cruzados de Occidente fabricaron una rebelión en Benghasi e hicieron aprobar por el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución sobre la “exclusión aérea” –con la complicidad, después de vacilaciones, de Rusia y de China- resolución además no respetada porque inmediatamente comenzaron a explotar bombas y misiles en Trípoli.

Siguieron seis meses de una guerra repugnante, en la cual la OTAN funcionó como instrumento de una agresión definida por la ONU como “intervención humanitaria”.

Expulsar a China de África fue uno de los objetivos de esa agresión, concluida con el asesinato
de Muamar Khadaffi. Más de 35 000 chinos, técnicos y trabajadores, fueron retirados de Libia donde trabajaban. China tenía ahí, como en otros países del Continente, importantes inversiones.

Cabe recordar que Angola es actualmente el segundo abastecedor de petróleo africano a China.

La creación de un ejército permanente de los EEUU en África fue preparada con años de
anticipación. La reciente intervención militar en Uganda, anunciada por Obama con el pretexto de combatir una minúscula secta religiosa súbitamente calificada de “terrorista”, fue una etapa de ese ambicioso proyecto. El presidente norteamericano ya informó, en tanto que los EEUU enviaran tropas para “combatir el terrorismo” en el Congo, Sudán del Sur y la República Centroafricana, si los gobiernos de esos países piden “ayuda”.

En el ámbito de esa escalada, ignorada por los media internacionales, aviones de la USAF, a
partir de la sofisticada base instalada en Djibuti, bombardean periódicamente a Somalia y al
Yemen, para –según afirma Washington “combatir movimientos tribales aliados de Al Qaeda”.

IRAN Y CHINA

¿Cuál será la próxima víctima del sistema de poder hegemonizado por los EEUU?El comportamiento de los EEUU trae a la memoria el del Reich nazi. Primero fue la anexión de
Austria; después Múnich y la posterior destrucción de Checoslovaquia; finalmente la exigencia de la entrega de Dánzig, la invasión de Polonia, la guerra mundial.

No pretendo establecer analogías. Pero el desprecio por los pueblos y por su derecho a la
independencia es el mismo, tal como el cinismo y la hipocresía del discurso.

Primero fue Afganistán, después Iraq, en seguida Libia, ahora fue Uganda. En los intervalos
Israel, con el apoyo de Washington invadió Líbano y promovió la masacre de Gaza.

Siria está en la línea de mira. Irán es, en apariencia, el gran “enemigo de la democracia
occidental” a derrotar. Pero el enemigo real es China. En su discurso sobre el Estado de la Unión, Obama no escondió que en la estrategia norteamericana las prioridades se dislocaron del Medio Oriente para Asía Oriental. Hillary Clinton fue más lejos al final de Febrero. Al calificar al gobierno de China como “ilegitimo” (sic) asumiendo una posición desafiante. 

James Petras vio en ella una “declaración de guerra” a mediano plazo.

La gula imperial es insaciable. En estos días, es imprevisible el rumbo de los acontecimientos en el Golfo.

La decisión de atacar a Irán viene topando con fuerte resistencia en el Pentágono. Los estrategas del sistema no tienen la certeza de que las más potentes bombas convencionales puedan destruir las instalaciones nucleares subterráneas del país en Natanz. Israel no puede intervenir sin el aval de Washington y teme el poder de represalia iraní. La hipótesis del recurso de las armas nucleares tácticas ha sido tema de especulación. Pero el costo de tal opción serian devastador en el plano político.

La situación caótica creada en Afganistán después de la quema del Corán en una base
norteamericana vino además a confirmar el fracaso de la estrategia norteamericana en Asia
Central. ¿Qué credibilidad merecen las fuerzas de seguridad de Afganistán creadas por los
EEUU y la OITAN,si los soldados afganos matan con frecuencia a los oficiales  norteamericanos y europeos que los entrenan?

La escalada de leyes reaccionarias en los EEUU señala el fin del régimen «democrático» en la
República. La llamada Ley de la Autorización de la Seguridad Nacional, promulgada por
Obama, revocó en la práctica la Constitución bicentenaria del país. A partir de ahora, cualquier ciudadano sospechoso de contactos con terroristas puede ser apresado por tiempo indeterminado y eventualmente sometido a tortura en el ámbito de otra ley aprobada por el Congreso.

La fascistización de las Fuerzas Armadas en las guerras asiáticas es ya inocultable. En
Afganistán, elementos del cuerpo de Marines exhibieron públicamente las banderas de las SS nazis y no fueron castigados.

Comentando la promulgación por Obama de la Ley de Autorización de la Seguridad Nacional,
Michel Chossudovsky, definió a los EEUU como “un Estado totalitario con traje civil”.
No exagera. Los EEUU están asumiendo el perfil de un IV Reich.¿QUE HACER?
Frente a la estrategia imperial que amenaza a la humanidad la pregunta de Lenin ¿Qué hacer? adquiere una dramática actualidad.

El rechazo al “nuevo orden mundial” que el imperialismo pretende imponer asumió en los
últimos años proporciones planetarias.

Seattle fue un marco en el rechazo al sistema de dominación que utiliza el FMI, el Banco
Mundial y la OMC como instrumentos de la política del gran capital. De repente, millones de
hombres y mujeres comenzaron a salir a las calles en gigantescas protestas contra la religión del dinero y las guerras imperiales.

El lema del primer Foro Social Mundial “otro mundo es posible” tradujo ese descontento y la
esperanza de un cambio radical. Pero, transcurrida más de una década, el propio Foro –infiltrado por politicos reaccionarios y la CIA- se transformó en una caja de resonancia de discursos inofensivos.

El año pasado, el Movimiento de los Indignados, en España, y Ocupen Wall Street, en los EEUU, movilizaron multitudes, expresando la desesperación de las masas oprimidas. Más esas protestas, positivas, y otras promovidas por diferentes movimientos sociales, no amenazan seriamente el poder del capital. Los jóvenes sobretodo saben lo que rechazan, más se topan con un muro impasable en la formulación de una alternativa. ¿Que quieren, al final?
El espontaneismo es como la marea oceánica; así como sube, desciende.

El capitalismo está condenado a desaparecer. Pero su fin no tiene fecha y la agonía puede ser
muy prolongada.

¿Qué hacer entonces?

No seré yo, ni otros comunistas los que saquemos del bolso la receta mágica.

Es mi convicción que Lenin enuncio una evidencia al señalar que no hay revolución perdurable sin un partido revolucionario que promueva y lidere a las masas. Para mal de la humanidad, la destrucción de la URSS y la implantación en Rusia del capitalismo permitió al imperialismo desencadenar una tempestad contrarrevolucionaria que afectó a los partidos comunistas, sembrando la confusión ideológica. Algunos con grandes tradiciones, como el italiano, desaparecieron después de varias metamorfosis; otros, como el francés y el español, se socialdemocratizaron, asumiendo líneas reformistas.

La creación del Partido de la Izquierda Europea contribuyó para aumentar la confusión. No
obstante la mayoría de los partidos que a él se adhieren, siendo nominalmente comunistas
defienden estrategias reformistas. Actúan sobre todo dentro del sistema parlamentario,
concentrando su lucha en reivindicaciones sobre los problemas inmediatos, sin duda importantes, pero relegan a nivel secundario la lucha por el socialismo como objetivo principal. Neutralizar la combatividad de las masas, orientando las luchas en el cuadro institucional, es el objetivo no confesado del Partido de la Izquierda Europea. Luchan, en la práctica, por el “perfeccionamiento” del sistema.

En el panorama Europeo, el Partido Comunista de Grecia, el KKE, surge hoy como la la gran
excepción a la tendencia mayoritaria que privilegia la línea reformista. Su contribución –más de una docena de huelgas generales en un año- para la lucha de los trabajadores griegos contra las políticas impuestas por los gobernantes de los grandes países de la zona euro, Alemania y Francia, ha sido decisiva.

Juzgo útil afirmar en este Congreso de Mark en Lisboa que acompañar los acontecimientos de Grecia, reflexionar sobre ellos y apoyar el combate de los comunistas de Grecia se volvió hoy un deber revolucionario.

El KKE defiende la creación y el fortalecimiento de un Frente democrático antiimperialista y
antimonopolista, una alianza entre trabajadores y pequeños y medios agricultores, algo
incompatible con el frente del Syriza, amalgama de fuerzas reformistas heterogeneas.
Permítanme que cite un párrafo del artículo de la Secretaria General del KKE, la camarada Aleka Papariga, publicado en el número 2 de la Revista Comunista Internacional:

Desarrollo desigual significa desarrollo político y social desigual,lo que significa que las
condiciones previas para el inicio de la situacion revolucionaria pueden surgir mas temprano en un pais o grupo de países, que bajo condiciones concretas puede constituir“el eslabón débil” en el sistema imperialista.Esto es particularmente importante hoy en condiciones que se llevan a cabo procesos y reorganizaciones en el sistema imperialista y se están agudizando las contradicciones tanto dentro de los países como en el sistema imperialista internacional. 

Así, consideramos como deber nacional de cada Partido Comunista y de la clase obrera de cada país su contribución en la lucha de clases internacional, utilizando la crisis a escala nacional para la desestabilización-derrocamiento del poder burgués y la conquista del poder para la construcción socialista.

Insistiendo en la denuncia del oportunismo, la camarada Aleka Papariga subraya también que las reformas, por más importantes que sean, no pueden conducir al socialismo sin una confrontación final con la burguesía cuyo desenlace sería la destrucción de las instituciones del Estado capitalista.

La cuestión fundamental. La llamada vía pacífica al socialismo fue ensayada en Chile con el
desenlace que ya conocemos. Hoy la tesis es retomada en América Latina por los teóricos del
socialismo del Siglo XXI, destacadamente en Venezuela bolivariana y en Bolivia.
En textos que publiqué el año pasado después de participar en el Foro Internacional de
Maracaibo, critique esas posiciones, reafirmando la convicción de que la destrucción del estado capitalista, en choque con el poder burgués, tendrá que preceder a la construcción de un poder popular estable.

Se trata, insisto, de una cuestión fundamental para el movimiento comunista internacional.

Obviamente que Europa no es América Latina. Y debemos tener siempre presente que Europa es una diversidad.

Más en lo relativo al gran debate ideológico librado en el ámbito del movimiento comunista
internacional una cuestión continúa suscitando un interés absorbente: la transición del
capitalismo al socialismo. Ya Lenin decía que ella sería infinitamente más difícil que la toma del poder en Octubre de 1917. Y hasta hoy no encontramos respuestas satisfactorias.
Lo que es válido para Grecia no es obviamente aplicable para otros países de la zona euro.*
Las condiciones objetivas peculiares se suman allí a las condiciones subjetivas inexistentes en
otros países. La disponibilidad para la lucha de los trabajadores griegos es inseparable de una
herencia histórica de sufrimiento acumulado desde seculares luchas contra la ocupación turca. En 1945 la insurrección griega, después de la expulsión de los alemanes, casi llevó al poder a los trabajadores del país. Fue la bárbara represión del ejército británico la que restableció la monarquía e impidió hace más de sesenta años la construcción en Grecia de un Poder Popular.

PORTUGAL

País periférico, subdesarrollado, semi-colonizado, Portugal está hace mucho mal gobernado por fuerzas políticas que se someten dócilmente a las imposiciones del imperialismo y las aplauden.

Las sanguijuelas del capital, actuando en nombre de la Comisión Europea y del FMI, proclaman que los trabajadores se deben sacrificar, ser comprensivos, apretarse el cinturón y cumplir todas las exigencias de la troika para recuperar la confianza de los “mercados”. Un sistema mediático perverso y corrupto participa en el juego de la mentira. Emite críticas irrelevantes al funcionamiento del engranaje, pero no contesta al diktat del capital.

Frente al aumento de la indignación popular las fuerzas de la reaccion temen que asuma
proporciones torrenciales y repite que somos un pueblo de “lentas costumbres”, diferente del griego, un pueblo que comprende la necesidad de la “austeridad”, consciente de que la
superación de la crisis depende de ella.

Inspirar en las masas un sentimiento de fatalismo es objetivo permanente del bombardeo
mediático. Arrogantes, los sacerdotes del capital pregonan que no hay alternativa a su política Solo por los caminos de la lucha puede ser encontrada la solución para los problemas de nuestro pueblo.

Es necesario combatir con firmeza la alienación que afecta a gran parte de la población. Es
indispensable combatir la falsa idea de que vivimos en una sociedad democrática, porque el
régimen parlamentario fue legitimado por el voto popular. Es necesario desmontar las campañas que condenan las huelgas como anti-patrióticas y las manifestaciones de protesta como iniciativas románticas, inútiles.

Es importante ayudar a millones portugueses a comprender como fue posible que 38 años
después de una Revolución tan bella como la nuestra, el país volviese a ser dominado por la
clase que lo oprimía en la época del fascismo.


¿Cómo fue posible el reflujo? La correlación de fuerzas que permitió las grandes conquistas
revolucionarias durante los gobiernos del general Vasco Gonçalves no se alteró de un día para el otro.

La base social del Partido Sociaslista no es la misma del PSD. Pero al dirección del PS viene
actuando colectivamente al servicio del gran capital. Incluyenhdo el ex presidente Mario
Soares, enmascarado de social democrata. En la casi glorificación de Sócrates en el Congreso de aquel partido, el PS proyectó bien su imagen. El secretario general había conducido al país a la orilla del abismo con su política neoliberal, pero fue allí aclamado como el héroe y salvador. Le renovaron la confianza y el hundió más a Portugal. Después ocurrió lo esperado. 

El funcionamiento de los mecanismos de la dictadura de la burguesía de fachada democrática
colocó a la alianza PSD-CDS de nuevo en el gobierno. Un porcentaje ponderable del lectorado
creyó que votaba por un cambio. En realidad se limitó a accionar el mecanismo de la alternancia en el gobierno de partidos que compiten en la tarea de servir a los intereses del capital.

Hoy, cabe preguntar: ¿cómo puede haber llegado a Primer Ministro una criatura como Passos Coelho? El hombre es un ser de indigencia mental tan evidente que hasta intelectuales de derecha como Pacheco Pereira reconocen lo obvio.

La mayoría del pueblo portugués acompaña con angustia las escenas de la farsa dramática. Su respuesta a la política que está destruyendo el país no para de crecer. Más es aún muy
insuficiente. Las grandes manifestaciones de protesta y las huelgas nacionales y sectoriales
solamente pueden quebrantar el sistema si la lucha de masas adquiere un carácter permanente, intenso y diversificado. En las fabricas, en los transportes, en los puertos, en las escuelas, en la Administración, en las calles.

Es evidente que las condiciones subjetivas no son en Portugal las de Grecia, cuyos trabajadores, calumniados combaten hoy por la humanidad.

¿Qué hacer, entonces? –repito.

El esfuerzo del Partido Comunisdta Portugués en la lucha contra el inmovilismo y la alienación ha sido una importante contribución para la profundización de la consciencia de clase y del nivel ideológico de la clase trabajadora. Esa es una tarea revolucionaria.

No se debe ceder al pesimismo. No se combate a la pobreza, al desempleo, a la supresión de las conquistas sociales bajando los brazos.

La lucha del pueblo portugués es inseparable de la lucha de otros pueblos, victimas de políticas aún más crueles.

La tarea prioritaria es desenmascarar la monstruosidad de las agresiones imperiales a países de Asia, de África, recordar que en las condiciones más adversas, los pueblos de Iraq, de
Afganistán, de Palestina, de Libia, entre otros resisten y combaten contra la barbarie imperialista.

La lucha de los pueblos es hoy planetaria.

Es útil recordar que el pueblo cubano, hostilizado por la más poderosa potencia del mundo,
defiende hace más de medio siglo su revolución con coraje espartano.

Es útil recordar que en América Latina, los trabajadores de Venezuela bolivariana, de Bolivia y de Ecuador apuntan en aquel Continente el camino de la lucha contra el imperialismo
depredador.

Es oportuno recordar que fueron las grandes revoluciones las que contribuyeron decisivamente para el progreso de la humanidad. La burguesía francesa apuñalo en 1792 a la Revolución por ella concebida y dirigida. Una leyenda negra fue forjada para satanizarla y colocarle la imagen de un tiempo de horrores. Pero, transcurridos más de dos siglos, es imposible negar que la Revolución Francesa pasó a señalar un viraje maravilloso en la marcha de la Humanidad hacia el futuro.

Es también oportuno recordar que lo mismo ocurrió con la Revolución Rusa de Octubre de 1917.

El imperialismo celebró como victoria memorable la reimplantación del capitalismo en la patria de Lenin. Falsifica la Historia. No hay calumnia que pueda invertir la realidad; las grandes conquistas de los trabajadores europeos en el siglo XX surgieron como herencia indirecta de la Revolución Socialista Rusa, la más progresista de la historia de la Humanidad. 

Fue el miedo al socialismo y al comunismo lo que forzó a las burguesías europeas a aceptar conquistas como la jornada de ocho horas, las vacaciones pagadas y el aguinaldo.

En Portugal es preciso reasumir la esperanza que empuja para el combate y la victoria.

En 1383 y 1640, cuando el país estaba exhausto y todo parecía hundirse el pueblo portugués
desafío lo imposible aparente y venció, derrotó España, entonces la primera potencia militar de Europa.

Es oportuno no olvidar que, después de casi medio siglo de fascismo, el pueblo portugués fue
sujeto de una gran revolución que en Europa Occidental realizó conquistas más profundas que cualquier otra desde la Comuna de Paris.

Vivimos un tiempo de pesadilla, los enemigos del pueblo están nuevamente encastillados en el poder. Pero las semillas de Abril sobrevivieron a la contrarrevolución y depende de nuestra gente que ellas vuelvan a germinar en los campos y ciudades de Portugal.
El horizonte se presenta sombrío. Más soy optimista.

Las condiciones subjetivas para la lucha están madurando aunque lentamente.

Karl Marx es, cada día, más actual para la comprensión del choque con el engranaje triturador del capital.

La alternativa es entre Socialismo o barbarie. ¡Y el socialismo vencer.
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*Mi firme adesión a las posiciones adoptadas por el KKE contra la politicas neoliberales de sumision al imperialismo,impuestas a Grecia por la Comision Europea y el FMI, no significa que me identifique con algunas de las analises e conclusiones de la Resolucion Politica del XVIII Congreso, en lo que concierne la transicion del capitalismo al socialismo.